Actualmente, la economía rentista mexicana conduce a la rigidez de la oferta eléctrica y, en el probable futuro de un incremento substancial de la demanda causada por el Nearshoring, encarrilará un desabasto capaz de invalidar a todo el proceso de las deslocalizaciones cercanas en México.
La oferta rígida proviene fundamentalmente de las centrales termoeléctricas e hidroeléctricas, por lo que representan rezago tecnológico y organizativo. Recordemos que la energía termoeléctrica es la generada a partir del calor. Las centrales termoeléctricas convencionales utilizan combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural para generar electricidad.
El funcionamiento de las centrales termoeléctricas es el siguiente. (1) Se quema el combustible fósil (carbón, petróleo o gas natural) en una caldera, para liberar calor. (2) El calor generado convierte el agua en vapor. (3) El vapor activa una turbina que gira un eje conectado a un alternador. (4) El alternador convierte la energía mecánica en corriente eléctrica trifásica y alterna.
A su vez, el de las hidroeléctricas, encadena: (5) al potencial energético del agua. (6) El agua baja a presión y genera el movimiento de una turbina. (7) El generador transforma la energía potencial en electricidad. (8) La energía eléctrica es enviada a la red eléctrica nacional. (9) El agua vuelve al río.
Sin considerar deslocalizaciones cercanas, es previsible (PRODESEN) un incremento promedio anual hasta 2037 cercano al 3%; por lo que la rigidez de la oferta eléctrica deberá transformarse para ser flexible con respecto a la variación del ingreso. Los sectores de actividades económicas en los que se pronostica un mayor incremento en consumo son: la empresa mediana 3%, gran industria 2.8% y agrícola 2.8%; al mismo tiempo que, en el reverso de la moneda, 30% de los hogares cohabitan con la pobreza energética. La misma idea con otras palabras: aún sin Near-Shoring, la CFE deberá cambiar en 180° su desempeño ineficaz e ineficiente registrado en la secuencia histórica de una economía rentista donde la misma CFE es un ejemplo proverbial del capitalismo de connivencia.
El rezago artefactual es manifiesto no solo en la rigidez de la oferta eléctrica, sino también en la distribución del fluido energético, donde se refuerza la precariedad infraestructural por nuevas construcciones; las cuales representan una parte mínima de lo planeado, de por sí con cifras muy modestas. Nuestras economías latinoamericanas escriben muchos, demasiados, planes; pero tienen muy poca capacidad de ejecución de lo planeado; por lo que todo análisis realista de los escenarios eléctricos debe leer al PRODESEN 2018/2037 como una colección de buenos deseos destinada a la publicidad política.
En 2013, el sector energético dio un empujón a la modernización competitiva mediante una especie de privatización en la CFE.
- Tal reforma habilitaba a cualquier agente para generar electricidad y venderla a la red nacional controlada por la CFE; lo cual hizo posible que las energías limpias crecieran continuamente entre 2000 y 2018 y que, a partir del mismo 2018 su curva se dibujara por arriba de la energía hidroeléctrica (Schettino); es decir que, si bien la energía verde no es desdeñable, no resuelve la satisfacción del consumo, aunque el crecimiento del PIB sea muy escaso y hasta negativo.
- No se privatizó a la CFE como un todo, sino que se abrió a la participación de los agentes privados en la generación de electricidad.
- Se buscó incrementar la inversión privada y se logró hacerlo de acuerdo con lo anotado en 1.; por lo que debutó la transformación del Estado gobierno en Estado Acompañante en lugar de Estado Propietario.
- Desde 2013 hasta el presente, no se combatió a los usuarios clandestinos, sino que se facturó su consumo eléctrico a los subsidios gubernamentales y a los consumidores registrados. Cualquier reforma necesita de una vigilancia con dientes apta para combatir con toda la fuerza pública al oportunismo de los clandestinos; los cuales son verdaderos rentistas ubicados en cualquier nivel de ingresos.
La administración López Obrador instalada en 2018, realizó una reforma estatalista opuesta a la de 2013.
- A partir de 2019, la IED cayó abruptamente (Ibidem), por lo que son previsibles apagones y caídas de voltaje, con mayor razón si el Near-Shoring incrementa proporcionalmente a la demanda de electricidad.
- En línea con 5.; AMLO desalentó a la IED en electricidad concordando con su modelo regresivo a los 1930; el cual redunda en el auto refuerzo de la rigidez de la oferta. Solo el empecinamiento negacionista de las propias limitaciones permite despreciar la IED al mismo tiempo que fomentar el monopolio excluyente de la CFE.
- Las deslocalizaciones cercanas posteriores a 2024, tomarán como dato fundamental la disponibilidad de electricidad en los posibles sitios de localización y cualquiera sea la caracterización de la administración Sheinbaum: dictadura casi perfecta, dictablanda, democracia muy imperfecta, democracia desgastada, populismo de segunda vuelta, populismo con faldas, o cualquier otra. Los inversores externos evalúan ex ante los rendimientos y sus riesgos en ambientes de negocios donde prevalece un estado de derecho excelente o mediocre o pésimo. Ex post, realizan la inversión en cualquiera de los tres. En este último sentido y, por ejemplo, recordemos que en Colombia hubo inversiones de las firmas transnacionales (Chiquita Brand Co. y Drummond Co. y otras), en paralelo al financiamiento de grupos violentos.
- De reforzarse el carácter monopólico y excluyente de la CFE, en vez de relanzar la concurrencia monopólica o atomística; son previsibles aumentos tarifarios tanto para la ciudadanía como para los tres grandes sectores de actividad económica, particularmente el de servicios especialmente gravitante en la economía numérica y los mercados virtuales.
- Hemos dicho monopolio excluyente, porque la regulación morenista no admite la concurrencia inter monopólica, ni; mucho menos; la atomística. Si alguien quisiera justificar esta restricción al mercado energético en nombre de los monopolios naturales, cabe recordar que estos son tales porque tienen la capacidad competitiva de ofrecer la energía eléctrica al precio más barato y de mejor calidad que los de sus congéneres; por lo que la CFE no es, ni de lejos, ningún monopolio natural, sino un organismo institucionalizado por la política estatalista de los gobiernos: en primer lugar, la fundación de la CFE por parte de Lázaro Cárdenas en 1937 y, en segundo lugar, el encuadre de la misma mediante la nacionalización de la industria eléctrica en 1960 según lo dispuesto por López Mateos.
- De todas maneras, si la administración Sheinbaum liberaliza el mercado energético; a término podrá aparecer un concurrente privado más competitivo en términos de precio y calidad. Arribado a México vía Near-Shoring, este concurrente privado tendrá derecho a reivindicar su carácter de monopolio natural beneficiándose de todo el proteccionismo establecido por la política de bloque. El futuro es de competencia imperfecta, pero no de campos de juego parejos.
- Con respecto a la microeconomía de la CFE y desde 2017, cayó el balance operativo de la misma y, aún peor, se hizo deficitario a partir de 2019 (Ibidem).
- Dado que Morena contará con una verdadera aplanadora en el poder legislativo (los 2/3), es previsible una nueva reforma eléctrica estatalista aconsejada por el teléfono rojo y ejecutada por el nuevo o renovado patrón de la CFE; la cual estará filtrada por el conflicto de intereses entre los propios morenistas; por ejemplo: los de los gobernadores de provincias.
Sin Near-Shoring o con Near-Shoring, construir una artefactualidad eficiente y eficaz requiere indispensablemente de la reconversión energética apuntando a las fuentes renovables y a la fusión nuclear. Este proceso puede resumirse en cuatro objetivos básicos.
- En cualquier economía, no hay crecimiento sin inversión, pero en una sumergida como la mexicana, se debe lograr mucho mayor dinamismo en la inversión pública y privada, particularmente para incrementar rápido y lo suficiente a la generación de electricidad sin falsas ilusiones, porque esto es el principio; y solo el principio; de la reconversión energética siglo XXI.
- Modernizar competitivamente; pero no reciclar trastos obsoletos; para seguirle el paso a la reconversión verde de la economía numérica en el presente; pero sin dejarse influenciar por los neo fisiócratas ecologistas paralizados intelectualmente en la teoría de Quesnay circunstanciada en el siglo XVIII.
- Apelar a todas las fuentes de financiamiento disponibles o potenciales, empezando por ampliar rápida y eficientemente la base fiscal a fin de apoyar firmemente la reconversión energética del siglo XXI, pero no la reorganización de los 1930.
Desechar el espérame tantito e implementar urgentemente un modelo energético adaptativamente eficiente y eficaz a fin de configurar una estructura artefactual continente de un núcleo interno de dinamización tecnológica administrado por empresarios públicos o privados.
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