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Empresa…o empresario

30 de septiembre, 2025

La economía mexicana necesita una absoluta y total recomposición, es consabido, pero eso no va a suceder en algún tiempo, no en tanto impere el discurso que día a día plantea un empecinamiento en las formas que retrasan la concepción de la apertura de nuestra economía y que a la vez resaltan herencia retardataria y metas de mira interna. La presidente desboca un pronunciamiento exaltado en valores por demás proscritos para intencionadamente abandonar labores de estado y encubrir huellas imborrables de un despojo descubierto, denunciado y vergonzoso. La intención es clara y revela nexos inconfesables que afloran por día y que la sociedad percibe. De la percepción a la sanción existe un solo paso inevitable ante el agravio de cuatro individuos de la misma familia, lazo que estrecha una podredumbre viva y latente. Apostar a su término en referentes de justicia, con la punibilidad deseada, es un tanto osado; las correrías iniciadas con intentos muy menores de tráfico de hidrocarburos se convirtieron en una logística que ha devastado las finanzas nacionales. Es una trampa para la presidencia en turno pero lo es también para el tiempo decadente de un movimiemto que lanza sus efemérides rumbo a un estertor ya dictado por la sociedad.

Se confrontan las dádivas de los programas sociales con el juicio de una sociedad lastimada y enterada del abuso inusitado e histórico de siete años de presencia. Se dirimen circunstancias nunca contempladas del poder oculto y agazapado en una trinchera de un mando cuestionado por los suyos; no ha bastado la orden de cubrir los nexos criminales como no ha bastado la exhibición de riqueza inocultable de miembros cercanos al poder que no se va de la imposición flagrante, con figuras que decidieron cierta rebeldía al régimen actual. Otra confrontación, pero de casa. Así transita esta administración, con confrontaciones y con todo en contra, con un discurso agotado en la credibilidad y en pronunciamiento que pasea propaganda los fines de semana y que no logra cimentar las bases de la disculpa del fracaso acumulado de siete años. Resulta imposible transitar mintiendo, desde lo “rentable” de una petrolera en quiebra hasta la infranqueable ruptura que provoca Cuba con la sociedad mexicana y con un tratado vigente con las potencias del norte.

Con estas premisas que envían un mensaje de tozudez y franca interrupción de diálogo, no se darán las bases de recomposición de nuestra economía. Nos encontramos en un proceso de desgaste del propio régimen y un desgaste de costo de oportunidad de inversión productiva. No sabría equiparar la pérdida de uno y otros, porque la caída de un régimen en un corto plazo es improbable, pero el costo real es para la nación. Se abre un compás de espera en tanto el tratado comercial vigente se renueva en su clausulado, pero existen afrentas claras con visión de un nacionalismo obtuso y confundido con preceptos de un legado reciente y perverso, que desvelaría anexiones no convenientes para un movimiento totalitario y absolutista en esencia.

Queda la verdadera esencia del progreso: la empresa, el agente productivo por excelencia, revivir los conceptos fundacionales de las finanzas corporativas del capital, de su estructura y costo de la misma. Revivir la incursión de mercados, de nichos no explorados, revivir el riesgo y la excelencia en la producción. Revivir también, los preceptos que la política percibe como coadyuvante del andar económico. Ya existen grupos que esto impulsan, se encuentran en formación, se perciben como congruentes y firmes en las grandes tareas pendientes en la nación. Surgen como voces retadoras del pensamieto anquilosado y retrógrada del populismo inserto en nuestro medio desde el 2018. Van por buen camino, con respaldo ciudadano con verdadera conciencia.

Surge, si no en paralelo, una voz empresarial, con marcado éxito en su gestión y con una gran confianza en su expresión; une la sencillez de la libertad con una preocupación que inunda el país entero: el orden moral. El tiempo de la política tradicional, por así mencionar presencia de los mismos rostros y perfiles que se repiten una y otra vez en la escena nacional, está agotado. La frescura de un liderazgo que conjugue ideales de grupos nuevos en gestación con preceptos fundamentales en la creación de riqueza y empleo, que sepulte la visión de un ingreso disfrazado en la verdadera precariedad y retención de voluntades, como hace el populismo, da un vuelco en la concepción de economía ganadora en todos los frentes.

Con esta visión, la unidad de empresa, agente productivo de cualquier tamaño, desde el pequeño negocio familiar hasta las grandes corporaciones, tendrían el respaldo de una ampliación natural de su acción y mercados. Es el pensamiento de progreso el que cuenta, el que añade, el que suma. El populismo resta por definición, por su afán centralista y por su natural inclinación de control y supresión de libertades. En la medida en que la seudo transformación que padecemos se demerite, proceso inevitable, en esa misma medida irrumpe el pensamiento libertario de un empresario comprometido. Tal vez se convierta en juego de inercias, tal vez de convencimiento de las clases hasta este momento dominadas por el temor de perder su precaria dádiva. El tiempo afianzará la concepción de programas sociales ya ganados por la sociedad y reglamentados por nuestra Carta Magna; será diseminado en mensaje de contundencia en su oportunidad, pero con un sostén diferente que no grave la renta ni la deuda de la nación para sus servicios, abandonados en gran parte, como la salud y la seguridad. Esto sería otra visión de estado.

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