Gozando de un día esplendoroso ─pues no llovió─, el Hipódromo de las Américas atrajo a cientos de “aficionados” que gozaron de la función. En el Restaurant 1943 la comida era cara, mala y con un servicio de quinta, según lo que me comentaron. Los grupos musicales que amenizaron eran cada vez más ridículos. La pregunta es: ¿eso es un Hipódromo o una feria de pueblo? ¡No hubo sorpresas en ese renglón!
El programa de las carreras de caballos sí presentó una sorpresa mayúscula en el Hándicap de las Américas cuando Chocolate Bar, propiedad del magnate minero Germán Larrea, quien sostiene tres cuadras en el recinto y aventaja por mucho a los demás competidores, les ganó. (Al interesado en conocer quién es ese caballo solo tiene que apretar el vínculo que está en azul).
Muy pocas personas creían que el caballo del licenciado pudiera triunfar, cerró 23 a 1. En mi artículo anterior, pronostiqué que podría ganar y cuando lo fui a apostar no pude; pues el Book de Codere, de Santa Fe, no daba servicio. Eso sí, las “tragamonedas” y las mesas de póker a todo galope. Me informan que hay varios “casinos” de Codere que también están cerrados. Así se demuestra que la permisionaria está empeñada en acabar con las carreras de caballos Pura Sangre, ¡No les interesa la apuesta, ni crear afición!
Y lo pronostiqué, no de churro, pues fui entrenador y he aprendido, Chocolate Bar es un caballo muy superior a los competidores y su entrenador, Emmanuel Rivera Valdez, quien tiene un buen porcentaje de caballos ganadores y en el dinero, por lo que presumo conoce su oficio. Me dicen que también ha sido sancionado en el pasado por positivos. ¡No lo sé!
Mi análisis fue el siguiente. Conociendo que Fausto Gutierrez reclamó ese caballo en EEUU y ganó algunas carreras importantes con él, lo embarcó en un avión para competir en el Hándicap del año pasado. Mis maestros hípicos ─principalmente el gran Melodías─ me enseñaron que los caballos son muy sensibles a la altura y su conteo globular se les altera fácilmente. Hay que darles un tiempo de aclimatación prolongada y probablemente por ello fracasó el año pasado.
Después de correr una pésima carrera en el Hándicap Gay Dalton, el 17 de junio pasado, en una pista lodosa, en la cual ni arrancó, el entrenador tuvo casi dos meses y medio para prepararlo, pues seguramente su meta era el Hándicap de las Américas. Sí, Emmanuel Rivera conocía cómo el célebre Lázaro Barrera ganó, hace mucho tiempo (1976), con Bold Forbes el Belmont Stakes (milla y media); dándole “galopones” muy largos pues el mismo Lázaro me lo platicó, hizo lo correcto.
Chocolate Bar reapareció el 8 de septiembre dando una buena carrera en donde mostró su velocidad endemoniada. Con eso quedó listo. Tuvo la “suerte” que nadie le peleó la punta y cómodo se fue, se fue y se fue. Por todo ello, era un serio contendiente.
Por supuesto, hubo conmoción entre los otros participantes. “Me podía ganar cualquier otro caballo, menos ese”, me comentó un caballista participante; es imposible que ese caballo ganara; otro rival expresó, quien tuvo la osadía de inscribir dos caballos cuando no tenía ningún chance, lo que también insinué en mi artículo anterior, pero confiaron en su entrenador que no tiene la experiencia y capacidad de su entrenador anterior. El virus y la vanidad gigante de los caballistas los enloquece. Solo son 150 mil pesos lo que perdieron y don Germán, sonriendo, seguramente se los agradece.
La estadística es parte importante en este negocio, y dándole un rápido análisis de lo que “pesan” las cuadras de don Germán en la planta hípica, éstos son los resultados. Sus dos cuadras más importantes han participado, hasta el momento, 745 veces, mientras que las otras importantes como son Los Agaves, AMC, Soledad de Álvarez, JA y Santa Rita han corrido 728 veces, todas juntas. Y es por lo que los caballistas infundadamente ─algunos me lo han sugerido, casi asegurado─ que el Chocolate Bar pudo haber ido “supercargado” en la carrera y por eso ganó y temen, que a don Germán no le va a salir un positivo, sobre todo porque el presidente del Comité, Mr. Mauricio Ayala Rosique se retrata en el círculo de ganadores, sin el menor rubor, con los caballos de don Germán. Digo… el sospechosismo da qué pensar, ¿no creen?
Los caballistas deben exigir que las pruebas del antidoping de todos los caballos que participaron los haga públicos el Comité (sí es que en verdad los hicieron). La transparencia y buenos premios es la única manera en que se va a poder rescatar el Hipódromo. Solo contando con un Órgano Técnico de Consulta imparcial y dos buenos interventores de parte de la autoridad reguladora; la Dirección de Juegos y Sorteos de la SEGOB, se puede lograr pues esa es su función.
Otro asunto que llama la atención fue el resultado de los pagos. Un amigo mío ─también es un buen handicapper─ tuvo la suerte de jugar el Pick Four (P4). De acuerdo con el chart de la carrera solo se apostaron 20 750 pesos y solo hubo un solo boleto ganador, el suyo, pues le pagaron 14 200 pesos… ¿Y la diferencia del 30%? ¿Es la retención autorizada? ¿Alguien me puede explicar?
En fin… ¿Qué opinan, estimados lectores?
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