La filosofía del “as if”. A veces sí hay que fingirlo

Una de las cosas que mis maestros repetían hasta el cansancio, y que siempre me cayó gordísimo...

22 de febrero, 2016

Una de las cosas que mis maestros repetían hasta el cansancio, y que siempre me cayó gordísimo, era que nos la teníamos que creer; “créansela, jóvenes, créansela” decían como si fuera la cosa más obvia del mundo. En mi tiempo como estudiante de música mi futuro académico dependía en gran medida de un parámetro completamente arbitrario y subjetivo, y a decir verdad nunca supe bien a qué se referían ni qué determinaba que no me la estuviera creyendo. ¿Quién decía que no lo estaba haciendo de manera sutil y recatada? Ese fue uno de los conflictos que yo encontré, que según ellos yo no lo hacía. Evidentemente estar ahí pagando colegiatura y todo no era creencia suficiente.  

Ahora resulta que la idea que mis maestros tenían cuando decían eso no distaba mucho de la filosofía de “as if” del alemán Hans Vaihinger. Con esto Vaihinger definía el pensamiento como “una función orgánica útil” que permite adaptarnos a diferentes situaciones y la psique como una “fuerza orgánica formativa” la cual puede cambiar lo que se sabe en el momento para asimilar la nueva información.

Hans Vaihinger observó que la mente no sólo tiende a apropiarse, sino también a asimilar y construir ideas. Con esta filosofía Vaihinger proponía un sistema de pensamiento en el cual resultaba conveniente ver con un enfoque hipotético todos los asuntos que el hombre enfrentaba. Aquí es donde entra la parte de “creérsela”, o sea, actuar como si nuestras construcciones fueran verdaderas. En otras palabras, podemos sentirnos libres de actuar “como si” fuéramos las personas más inteligentes, carismáticas, agradables, sensuales y fregonas del mundo.

El psicólogo gringo George Kelly, cuyo trabajo tenía muchas coincidencias con la filosofía de Vaihinger, opinaba que la mayoría de las veces resulta más conveniente ver nuestras construcciones como hipótesis útiles en lugar de representaciones objetivas de la realidad. Hace algunos años escuché que actuar es “fingir que finges que estás fingiendo”, quisiera darle el crédito pertinente a la persona que dijo esta belleza pero la verdad es que no tengo idea de quién fue; el punto es que algo parecido era lo que yo quería lograr, hacer creer a los maestros que me la estaba creyendo. Número uno, no me la quería creer porque no tenía motivos y, número dos, algunas de las personas que caen víctimas de la autocreencia son verdaderamente odiosas.

Pero a final de cuentas, tengamos la ocupación que tengamos, si algo es cierto es que siempre estamos vendiendo algo, una idea, una imagen o a nosotros mismos, la cosa es que todo el tiempo estamos convenciendo a alguien de algo. Supongo que la mayoría nos sentiríamos más vulnerables si para conseguir algo tuviéramos que creernos los hijosdeperra más inteligentes, carismáticos y sensuales, o al menos yo sí. Pero también pienso si Niurka y Cuauhtémoc Blanco han actuado, que uno no lo haga…

A continuación seis minutos de su vida que nunca van a recuperar si quieren ver este video de Edith González y compañía creyéndosela o haciendo algo muy parecido. Advertencia: Uso de la frase “diosa de tentación”. Y todo lo demás.

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