Voto por enojo

Hay razones en México para incurrir en el “voto por enojo”.

6 de junio, 2018

Hay razones en México para incurrir en el “voto por enojo”. Alguna gente está enojada con la vida, con el sistema, consigo mismas. Algunas personas tienen un gran enojo, pero no tiene el valor de matarse. Por eso matan a otros.

Análogamente, ahora en la elección, votarán para “matar” lo que creen es la fuente de su enojo, de su rabia y de su situación personal. Votarán contra el PRI y contra el PAN. ¿Para qué? Para desafiarlos y mostrarles quién ya no manda.

“Votar por enojo, no es inteligente,” dijo Aristóteles Núñez en reciente entrevista con un periodista en la Ciudad de México. Y tiene razón. El voto del próximo primero de julio no es inteligente, es por enojo.

Tanto el PRI como el PAN son partidos que se han ganado a cabalidad el repudio y el resentimiento por parte de la gente. Sobre todo el primero, pues tiene más años gobernando. Ese repudio lo mostró claramente el electorado de Chihuahua en la pasada elección que vivió.

Ambos partidos han ofendido a la gente hasta el cansancio con su retórica, con sus campañas costosas y con sus mentiras y promesas baratas. Ninguno de los dos partidos se pueden quejar: el repudio que la gente siente hacia ellos se lo han ganado a pulso.

Lo que produce un grave problema: el voto por enojo.

El voto por enojo en las elecciones presidenciales mexicanas del 2018

Por quien la gente votará en la próxima elección no goza de sus simpatías. Es solamente votar porque no tienen más por quién hacerlo. Es por coraje, ira o impotencia. Caemos entonces en una verdadera caquistocracia (es decir, el gobierno por o de los peores).

Lo mismo daría votar por “Juana que por Chana”. Entonces votarán, pero para ejercer su “poder”. El poder de la venganza.

Votarán porque sienten que ahora están “protegidos” y tal vez porque quieren llegar a creer que hay quién de verdad les ofrece algo real. Porque se sienten fuertes. Porque no perdonarán una vez mas a esos partidos que tanto los han defraudado.

Hay personas que creen que perdonar a quienes les agredieron es demostrar debilidad. Por esto mismo, deciden no perdonar. Mal por esas personas. Es como si se dispararan en el pie. El hecho mismo de no perdonar les amargará, se envilecerán. Podrán llegar a padecer un tipo mortal de cáncer: el cáncer del alma. El del ser.

Sin embargo, se puede perdonar y aún así no votar por quien perdonamos.

El Voto por Enojo

Votar por enojo o coraje no es sano. Entonces, voten por quien quieran, pero háganlo de manera razonada. Tomando en cuenta lo que creen que los candidatos tienen a favor o contra. Eso es sano. Pero no hay que votar por coraje. Por ira. No hay que votar solo porque no hay más.

La acumulación de ira y coraje en el alma se da por la continua exposición o sufrimiento personal a la maldad. Todos los mexicanos hemos sido expuestos a un abuso de corrupción el que ya no aguantamos más. Por eso se desbordaron el coraje e ira acumulados en la gente.

El desbordamiento ha sido provocado por el acto mismo. Pero más por la impunidad exhibida. Por el descaro y desvergüenza de tanto pillo y tanta ladrona, que con desfachatez se exhiben, se muestran, se pasean y se ríen en nuestras caras ante la evidencia de lo realizado. ¡Como si fuera un chiste!

Esto ocasiona en quienes lo vemos una acción que poco a poco, sin darnos cuenta nos afecta y nos enferma el alma: produce que nos vayamos corrompiendo. Y entonces, también sin darnos cuenta, cedemos por completo a la corrupción. Esto traerá como consecuencia más maldad, como la que vemos por todas partes a dónde vamos.

No solo los políticos son los corruptos. También la sociedad y la cultura lo son. Se dan mordidas, se aceptan mordidas. Se hace trampa, se engaña al pedir empleo, al pagar impuestos.

Se engaña al expedir facturas. Se le echa agua a la leche, a la pintura. Se venden productos caducos. Se “Huachicolean” la gasolina.

Ya lo diría el clásico, “la corrupción somos todos”.

¿Pero hay solución? Claro que la hay. Pero esa solución no vendrá por el voto por enojo, sino por el voto razonado. No es la descalificación, sino la orquestación.

Siempre es posible hacer lo bueno después de haber experimentado el mal. Además, la maldad siempre es restringida o detenida debido a las buenas acciones de la mayoría de la gente y por la gente que decide hacer el bien y no el mal.

¿Por qué lo hacen? Porque actuaron sin enojo.

¿Cómo lo hacen? Sin ira ni contienda en el corazón.

“Los buenos somos más.”

Ahí está, El Meollo del Asunto.

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