Es un hecho que todo lo que uno hace o deja de hacer, que todo lo que uno dice o dejar de decir, tiene que ver con el marco de pensamiento que uno tiene en la mente, es decir, con lo que uno piensa.
Es un hecho que como uno piensa dentro de uno mismo, así es como uno es.
El pensamiento actual cada vez tiene menos de “freudiano” y más del pensamiento de Young, de Peterson, así como de otros hombres y mujeres que han hecho muy importante la ciencia de la Sicología y de la Siquiatría para la vida actual.
Se ha desarrollado una actividad importante desde hace unos 40 años que se conoce como “la Cura de Almas”, donde por medio de diferentes técnicas científicas se ayuda al bienestar de las personas que sufren por estrés, pánico, fobias, traumas que tienen que ver con enfermedades reales, pero que su origen no es patógeno. Son las llamadas enfermedades sicosomáticas. Las que son reales.
La sicología sabe y lo sabe bien, que cuando uno piensa de manera diferente, actúa de forma diferente. Este maravilloso descubrimiento ha servido como base para una nueva forma de tratamiento sicológico llamado Terapia del Comportamiento Cognoscitivo.
Los sicólogos han descubierto que en la “cura de almas” o en la cura de enfermedades del pensamiento es más efectivo ayudar a una persona a cambiar su manera de pensar que otra cosa. Es mejor ayudarle a modificar los marcos de referencia que tiene y que rigen su conducta, que hurgar en su pasado y culpar a sus padres o abuelos por ello, es decir, a dejar los paradigmas freudianos.
Un paradigma es precisamente eso, un conjunto de pensamientos. Un marco de referencia, de reglas, valores, principios. También se componen éstos por algún conjunto de cosas que asumimos que son como son, no obstante, no estén comprobadas. Las asumimos porque lo escuchamos de cualquiera que sea la fuente.
Si se trata de una que respetamos o admiramos, la aceptamos como cierta. Aunque no lo sea. De ahí viene aquello de: “lo dijeron en la radio. Lo vi en la “tele”. Ese marco de referencia ya cambió. Ahora es: lo publicaron en el “feis”. De ahí la gran confusión que generan las noticias falsas o “fake news”, como popularmente se conocen. Se dice que: “no todo lo que brilla es oro y no todo lo que blanquea es talco”. Así:
La Secretaría de Gobernación vuelve a la carga en contra de lo que se ha dado en llamar; El Pin Parental. Una especie de autorización para que los padres de familia de menores de edad, puedan ejercer su autoridad en la forma de la Patria Potestas o Patria Potestad, para que sus hijos, hijas y adolescentes no asistan a clases de tipo sexual que conlleve, implique o incluya conceptos con base en la llamada “Ideología de género”, básicamente.
Algo que la Secretaria de Gobernación cree, vive y promueve a diario desde la secretaría a su cargo. La señora Olga Sánchez Cordero bien puede creer lo que quiera, “que la luna es queso”, si eso le place. Eso no significa que pueda imponer su marco de referencia personal a todas las familias del país a través de la educación que es proporcionada por el Estado.
Que es lo que de nuevo trata de hacer cuando envía una carta, que en palabras de alguna diputada, la amenazan para que no promueva la iniciativa sobre el Pin Parental (La declaración la tengo en mi bitácora).
¿Por qué la controversia? Por varias razones.
La gran mayoría de padres de familia no están de acuerdo que a sus hijos les enseñen algo más allá de que entre las personas existen más de dos sexos: hombre y mujer.
La ideología de la Secretaria de Gobernación sostiene que existen más de 120 identidades de género, más las que se acumulen hoy. La base de los padres de familia es científica, la que se ha sostenido por siglos.
La secretaria de Gobernación dirá lo contrario. Pero igual diferencia sostienen los seguidores de la astrología contra la ciencia de la astronomía. Así es exactamente esto del sexo y el género.
La cosa es que la secretaria de Gobernación tiene no solo un compromiso con el feminismo misándrico de género, el que doña Olga promueve porque cree firmemente en sus postulados y busca imponerlo en la educación, siguiendo los acuerdos firmados por el gobierno mexicano (El protocolo de la CEDAW, por sus siglas en inglés).
Estos acuerdos los firma el entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, en el período 1996-97 y entran en vigor. A quien le toca iniciar la promoción es a Vicente Fox, quien a manera de “chunga”, como era su estilo, lanza aquello de “chiquillos y chiquillas”. Ahora todo México cree que eso se le ocurrió por “ligero” que era. Pero no. Fue por el Protocolo de la CEDAW.
Lo que la señora Cordero pretende, nada tiene de chunga, sino de otra cosa que lleva una “i”, enseguida de la “h”, para las familias de México.
Pretender poner la autoridad del estado sobre la “Patria Potestas” o Patria Potestad de los padres de familia, para que los niños mexicanos sean no educados, sino reeducados en cuanto al concepto de la sexualidad humana.
Pretende negarles a los padres de familia el derecho que les asiste por ser los padres de los menores, de oponerse a esta ideología, la de género, que de ciencia tiene lo mismo que tiene la astrología.
La lucha en los congresos será fiera. Los padres de familia están pagando el costo de no haber estado presentes desde hace décadas, desde 1997, cuando por primera vez se discutió este tema en el libro de quinto año y algunos nos opusimos no a la forma, sino al fondo.
Por eso en la siguiente entrega continuaré. Porque ahí es donde está, el Meollo del Asunto.
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