El término es brutal, lo sé. Pero los efectos que la violencia ocasiona en el país nuevamente son igualmente brutales. Una cosa es hablar de corrupción y otra de violencia. Están emparentadas, claro.
De la primera la gente hace chistes, juega con ella y mucha participa en diversos hechos corruptos. Por desgracia es como un elemento más de la vida diaria con el que “contamos”. Con el que convivimos.
No así la violencia, a la que nos hemos referido de muchas formas, como “olas”, “tsunami”, etc.
De la violencia la gente no hace bromas o chistes. Sí se lamenta. Se consterna. El país entero clama por la disminución de la violencia.
No hay estado de la república, salvo Yucatán, donde la violencia no haya “asentado sus reales”. La violencia cada día que pasa es más evidente. Es más sanguinaria. Por lo mismo, es “Luciferiana”.
“La vida es desagradable, brutal y corta”. Afirmó el filósofo inglés Thomas Hobbes. (Westport, Inglaterra, 1588 – Hardwick Hall, id., 1679), refiriéndose a un elemento que da origen a la violencia que nosotros vemos seis siglos después. ¿Cuál sería este elemento? Ninguno otro que El Mal y su efecto en el alma del ser humano.
La maldad vuelve a crecer en el país. Y no son hechos aislados. Es maldad Luciferiana.
Esta semana que transcurre en Reynosa, Tamaulipas, un joven es alcanzado por una bala perdida y muere dentro de su escuela, cuando estaba con su novia en el receso.
Una balacera se había suscitado a unas cuadras de ahí y las balas llegaron a la escuela. Una llevaba su nombre, “Jesús Antonio”, escribirían en las novelas de vaqueros de hace décadas.
En Ciudad Juárez, solo en lo que va del mes de junio, la cifra de ejecutados llega a 58. Seguro que para cuando usted lea este artículo, la misma habrá subido.
Tijuana, donde me encuentro, con 1.000 y Chihuahua con 900 asesinatos en lo que va del año, señala algo que hemos visto llegar lentamente: una nueva época de violencia, la que estoy seguro que ni los “malos” la desean.
Pareciera que simplemente no hay forma de controlar o de evitar que estos hechos sucedan. Ésto, por lo que se ve y a pesar de los esfuerzos de las autoridades, las que solo reaccionan. No pueden hacer más.
¿La causa? Es un misterio. No saben, no quieren, no pueden, están sobrepasados, no tienen equipo, no tienen entrenamiento. Es un misterio. Afirmo que es el tipo “Luciferiana”.
El gasto del gobierno federal se ha incrementado en los últimos ocho años en un 60%. (Fuente: Ethos, Laboratorio de Políticas Públicas, Descifrando el Gasto Público en Seguridad).
De acuerdo al mismo reporte, de los países de la OCDE, la tasa de homicidios es 10 veces superior a los países que conforman la organización y la impunidad es peor, 99 de 100 delitos quedan impunes. (Fuente: Animal Político)
Astrid González, de la “Mesa de Seguridad” de Chihuahua, anunciaba con una gran sonrisa y afirmaba con tal seguridad que ella tenía los “poderes” suficientes para que la violencia amainara. Ver: El Meollo el Asunto. Declaraciones van, declaraciones vienen. Marzo 27 2018 http://danielvallesperiodista.
Como si el que un delincuente esté pendiente de lo que Astrid dice o como si llevaran sus agendas de acuerdo a lo que la señora declara.
Y es que no llegan a entender que el problema de la maldad no se puede resolver como se resuelven los problemas de la producción en la industria, en el campo o en las empresas. La naturaleza del problema es diferente. Totalmente diferente. Y ni la conocen, ni la entienden.
Desde los años noventa, todos los jefes policíacos, sean directores, secretarios, comisionados o como se llamen, han dicho lo mismo. Que van a terminar con la violencia. ¿Y qué ha sucedido? Los hechos delictivos no terminan. Se hacen más violentos y han aumentado.
Cierto que los años más trágicos en el país han sido los de la “Guerra de Calderón”, que es el “pico” de la estadística que tenemos, se afirma que se controló. Lo que sí, en cierto modo fue cierto.
Las razones van desde acciones que se atribuyen los cuerpos de seguridad, a las oraciones de las comunidades cristianas de la ciudad, a los empresarios, a una feria, a conferencias con “eminencias mundiales”, como Gulliani, y Leo Luca Orlando, etc., y a infinidad de cosas.
Cada grupo u organización dice lo que desea. Entonces, ¿qué esperan para volverse a activar? ¿A que lleguemos a dónde?
Hace unos meses que venimos viendo cómo se va incrementando la violencia. Reconocemos las señales de la época que ya vivimos. Pero ni el gobierno federal, ni los estatales ni municipales parecen saber qué hacer para que el orden, la paz y la tranquilidad regresen al estado.
Entonces, las autoridades tienen un doble problema. Ya no saben qué hacer, menos decir. Tienen frente a ellas un problema grave. La Violencia Luciferiana, de la que son víctimas.
Necesitan ayuda. ¿De dónde vendrá su ayuda? ¿De quién(es)? De todos nosotros. Ahí está pues, El Meollo del Asunto.
Animal Político: https://www.animalpolitico.
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