Simoníaco

La simonía es la acción de comercializar artículos, cosas, objetos espirituales o religiosos.

16 de enero, 2017

La simonía es la acción de comercializar artículos, cosas, objetos espirituales o religiosos. El simoníaco es una persona mercenaria que los comercializa. Alguien cuyos intereses se encuentran en la ganancia material que va a obtener con la venta del bien, del artículo o con la situación que exponga y no con el beneficio que les proporcionen a quienes los adquiera. Esto no solo no es secundario, sino que realmente no interesa.

El término Simoníaco se origina debido a un hombre de la antigua Samaria, allá en el Medio Oriente, llamado Simón. Un “mago” o hechicero que pretende comprar de Pedro y Juan, dos de los apóstoles de Jesucristo, el Don del Espíritu Santo. Que con evidencias palpables y visibles venían sobre sobre la gente al imponerles éstos las manos. (Hch. 8:14-25). De ahí nace el adjetivo simonía y su derivado, simoníaco.

La actividad simoníaca ha contado con grandes simoníacos a través de la historia. Esto es una desgracia mayúscula.

Entre las características principales de la persona simoníaca se podría decir: es gente que sabe mover masas, expertas en el uso de la retórica. La que usan para lograr incondicionales que se beneficiarán de la simonía. Son personas expertas en cautivar o hipnotizar a otras para desarrollar sus propósitos más allá del beneficio colectivo. Solo les interesa lo suyo, su causa.

La persona que comercializa con la fe religiosa manipula a la gente dando a sus actividades un tono o toque espiritual. Ése también es un simoníaco. Y no necesariamente es un sacerdote, un pastor o un clérigo. Es cualquiera.

Se pueden manejar un sinfín de premisas espirituales sin ser un ministro de culto, un clérigo, un sacerdote, un pastor, etc. Las premisas o conceptos espirituales pueden ser sentimientos como el amor, la alegría, la felicidad, o estados como la paz, la maldad, la corrupción, etc. Intangibles que son el común deseo o rechazo de toda la gente.

Unos son los dogmas religiosos que conocemos de los que sabemos contienen las doctrinas de los credos de La Fe. Son manejados por personas religiosas que difunden su religión con base en ellos. “Ayúdate que yo te ayudaré”.

Otros rezan: “Tú eres excelente”. “Piensa como un campeón y lo serás”; “no existe sexo, sino género”, etc. Axiomas que se convertirán en lo que son, verdaderos paralogismos con los que engañarán tarde o temprano a sus adeptos o seguidores.

El simoníaco -y la simoníaca- es un mercenario que siempre obtendrá ganancia económica, política, moral, religiosa o de algún tipo. Nada hace sino hay una ganancia. Hay de todos estos tipos. Incluyendo los políticos y de Género. Se distinguen por su gran capacidad de comunicación, por su magnífica retórica. La que moverá las masas.

Es parte importante en la labor del simoníaco atraerlas para lograr sus propósitos. Éste, no iniciará -necesariamente- desde una posición de gran poder y visibilidad. Va creciendo poco a poco, generando historias que avalen su efectividad dando lugar a mitos. Los que pueden ser auto-creados o generados por los seguidores del simoníaco.

Uno de los más grandes simoníacos conocidos en la historia reciente sería el señor Paul Joseph Goebbels, un antisemita radical y predicador de la doctrina “hitleriana”. Que movió toda la maquinaria nazi convenciendo a Alemania que eran la raza superior. Que estaba destinada a gobernar al mundo por un milenio de paz y prosperidad, felicidad y amor. Que Adolfo Hitler era su “mesías”.

Algo sumamente parecido ha sucedido en México con el llamado gasolinazo. No solo ha provocado fuertes protestas por la forma de llevarlo a cabo y por el aumento mismo del precio en las gasolinas, sino que movió gente a realizar saqueos. Lo que no comparto y sí repruebo totalmente.

La masas salieron a las calles a hacer desmanes movidos por simoníacos que lo único que pretenden es obtener “raja política” de la situación. Pues no les importa la economía de la gente.

El gobierno federal tiene sus simoníacos. Otros grupos afirman que los saqueos los ordenó el mismo gobierno para crear una “cortina de humo” al gasolinazo. Pero también hay simoníacos entre la gente que afirman Andrés Manuel López Obrador es el gran simoníaco atrás de los saqueos a comercios y las protestas porque se beneficia con todo ello.

Ni uno ni otro grupo aportan pruebas contundentes en uno u otro sentido. Quedando todo en el terreno de la especulación, que es la que más daño hace. No generan certidumbre como la que se requiere para sacar al país adelante. ¿Entonces? Se genera división. Que es un subproducto que persigue el simoníaco. Porque sabe que la casa dividida, no se sostiene. Siendo este, El Meollo del Asunto.

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