Sal sin sabor

La religión ha estado presente en la vida del ser humano desde su origen. En la cosmovisión de las personas. Sea cual sea el concepto...

6 de abril, 2018

La religión ha estado presente en la vida del ser humano desde su origen. En la cosmovisión de las personas.

Sea cual sea el concepto de la vida que uno tenga, sea como sea que se conciba la vida, la teología estará presente o ausente. Como en el ateísmo, que es la descreencia de la deidad(es).

Cuando se habla o se escribe en español de Religión, siempre hago una aclaración: se debería de escribir la palabra Credo y no Religión. Ya que una cosa es la Religión y otra cosa es la Fe o Credo. Pues implica creencia. Religión, no. La gente se confunde.

Escribir de lo mismo en inglés no demanda tal aclaración. Ya que la palabra Fe, “Faith”, denota inmediatamente una creencia o credo. Es decir, al hablar o escribir de la fe cristiana, “Christian faith”, inmediatamente se entiende la creencia en el movimiento que nace en Jerusalén, hace 20 siglos y que mantiene como eje fundamental la persona de Jesús de Nazareth, llamado el Cristo.

La Fe cristiana sostiene y se basa en la resurrección corpórea de Jesús, “en el tiempo de Poncio Pilato”. Evento que se acaba de celebrar hace apenas una semana en todo el mundo cristiano.

Este tipo de fe da origen a diverso tipo de religiones “cristianas”. A saber tres principales. Católico romana Evangélica y Ortodoxa, con múltiples expresiones, todas con la misma base. Jesús de Nazareth.

Sin embargo, religiones existen muchas diferentes en el mundo. Son las llamadas paganas. Que son politeístas.

La Religión es diferente a la Fe. ¿En qué? Para no confundir mucho al lector lo describiré de la siguiente forma.

La religión es el esfuerzo del ser humano por acercarse a DIOS, cuando DIOS no le ha dado consentimiento.

Fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no se ven. No hay necesidad de esforzarse en nada más. Ya que La Fe es una creencia en algo o en alguien cuyas verdades se aceptan o rechazan.

Los jóvenes y la religión.

El INEGI indica que hay 4.5 millones de jóvenes que no profesan alguna religión.  Que son poco más del 10% de la población entre los 12 y 29 años de edad.

Que 84 millones de la población en general son católicos, 8 millones son evangélicos y 2 millones de algún otro credo.

También muestra el crecimiento de la población que se dice atea. Nos da un porcentaje del 10% de la población.

Jorge Traslosheros, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, indica que: “los jóvenes sí creen en Dios, pero no se identifica con ninguna religión, no son ajenos, pero no están dispuestos a afiliarse a ninguna religión”.

Por su parte, Elio Masferrer, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), indica que; “la falta de fe en alguna religión es una tendencia a nivel mundial”.

Cosa que es cierta, solo que Masferr apunta hacia una falta de fe en la religión. Lo que dificulta establecer si los jóvenes creen en DIOS o no. Si tienen un credo o no lo tienen.

No así Traslosheros, quien va más allá e indica que la falta de “fe” de los jóvenes, es también en las instituciones. Incluyendo instituciones políticas, no solo las religiosas o propagadoras de la “Fe”.

Esto demuestra las diferentes interpretaciones que se pueden dar a un mismo estudio. Conclusiones diferentes que parten de diferentes premisas: una cosa es la Fe o Credo, otra la Religión.

El estudio del INEGI indica que los jóvenes sí creen en DIOS, pero no se identifican con alguna religiosa. Además, los jóvenes no se identifican con los partidos políticos. Por ello no asisten a votar el día de las elecciones.

Los jóvenes definirán la elección del 2018. Son 14 millones de ellos. El dato es importante para las instituciones políticas por lo obvio. Pero más aún para las religiosas. ¿Por qué?

Porque éstas han perdido su influencia con las nuevas generaciones debido a la inconsistencia de su conducta con su mensaje. No hay congruencia entre lo que hacen con lo que predican.

 Se rechaza la Fe debido a que la evidencia que están presentando ambas instituciones es insuficiente. No porque los jóvenes  quieran rechazarlas.

Concluyo que lo que indica el estudio del INEGI se debe a ello. A la falta de evidencia cristiana en la vida diaria. Igual que en los problemas vivenciales que vemos a diario. Inclusive a la diferencia de interpretación de los investigadores.

O como lo diría Jesucristo en su analogía sobre la sal: “Cuando la sal pierde su sabor deja de servir y entonces solo sirve para ser pisoteada”.

El estudio del INEGI indica que la sal ha perdido su sabor. Lo que es muy grave y también, el Meollo del Asunto.

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