Quitarse la vida es una decisión individual, personal, meditada y libre.
Nadie obliga a la persona que así lo ha decidido a suicidarse. Los familiares y amigos y hasta los que no lo son, pueden pensar y decir lo que sea. Culpar a quién crean pudiera ser culpable de la muerte de su familiar. Pero es todo lo que pueden hacer.
Si traspasan ese umbral, no solo vivirán amargados el resto de su vida, sino que pudieran llegar a cometer actos de venganza que les cuesten la libertad.
La persona que decidió poner fin a su vida está determinada y decidida. Solo le falta llegar al momento crucial.
¿Dónde? ¿Con qué? ¿Cuándo? Son las respuestas que el suicida ha de responder para llevar a cabo su cometido. En mi casa, con pistola si es hombre, con pastillas si es mujer. Mañana, después de despedirme de todos.
Si esto es una decisión que requiere de mucha valentía o es una cobardía, no lo sé. No puedo calificarla. Porque es una decisión que obedece a subjetividades. Las que de seguro le están presentando al suicida una realidad que ya no tolera. De la que cree no hay solución. Pero la hay, siempre la hay, solo que no la ve. Siente que no tiene esperanza. El sentimiento lo ahoga. Es intolerable.
El suicidio es una solución permanente a un problema temporal. Todo problema que enfrente, tiene solución. Tal vez sea una que no guste, pero la tiene.
Y ésta, en mi opinión, es mejor que la muerte. De ésa sí que no hay solución.
La desesperanza hace presa a la víctima. Este es el sentimiento más oscuro que ser humano puede experimentar. Es como diabólico.
Es contraria a la esperanza, todos lo sabemos. También que es la que muere al último. ¿Cuándo el suicida se ha quitado la vida? No, mucho antes. El suicidio es la manifestación de tal pérdida. La que se va mostrando por etapas que la persona pasa y de las que da señales, solo que no se saben reconocer.
En lo que va de este año 2017, hasta mayo 23, se han presentado 22 suicidios en Ciudad Juárez, dijo Arturo Valenzuela, director regional de Salud en la zona norte. Cada año, en promedio, 80 personas se quitan la vida, dijo Valenzuela.
El suicidio es devastador para quienes quedan con vida. Para los familiares de la persona que se suicidó. Los amigos, la mayoría de ellos, no entenderán la razón por la que esto sucedió.
La culpa embargará a más de uno. El esposo, la esposa, el padre, la madre, el amigo, la novia, el novio, etc. Todos se preguntarán: ¿acaso fui yo el motivo para que se matará?
La duda permanecerá por mucho tiempo. Tal vez para siempre. No así en quien se suicidó, para quien terminan los problemas de este mundo.
Los que dejó atrás casi siempre son mayores que los que existían antes de su muerte, porque son diferentes a los que creyó no tenían solución posible. La que sí existía. Siempre existe una. La que es El Meollo del Asunto.
Cubrebocas VS COVID-19
Países como España y Australia, que habían controlado el brote de Coronavirus, experimentan en este momento un rebrote de...
julio 20, 2020El Meollo del Asunto | Federación, Estados y CNDH contra el PIN Parental
La semana que recién terminó, comenté en mi espacio sobre la iniciativa presentada en el Congreso del Estado por...
julio 13, 2020El Meollo del Asunto | El Viaje y la Madame
Es cierto que los viajes ilustran. Espero y nuestro “ya no tan querido presidente” haya regresado como el Larousse,...
julio 10, 2020Reeducados en cuestiones de sexualidad
Es un hecho que todo lo que uno hace o deja de hacer, que todo lo que uno dice...
julio 6, 2020