Este fin de semana que pasó fue de mucha actividad de la gente. Las personas como que sintieron que la pandemia había o terminado o que no es tan amenazante como en abril. En ese mes, el silencio que se escuchaba era de llamar la atención y hasta asustaba, de lo tétrico. Pero este fin de semana pasado, ya se sintió otra cosa.
Será porque se anunciaba desde hacer cosa de ocho días, que “nuestro ya no tan querido presidente” iniciaría sus giras de trabajo por el país, haciendo caso omiso de las instrucciones que su subsecretario de salud, el dr. Hugo López-Gatell, nos da a todos los mortales diariamente en sus conferencias.
“Al diablo las instituciones”. Ese ha sido el modo. Entonces, a la gira, sin importar el contra ejemplo que se envía y que el semáforo en la república es rojo. Hace unas semanas preguntaba qué era más importante, si la economía o la vida. La respuesta ha sido obviada por “nuestro ya no tan querido presidente”.
El que sale por los 50, más menos, puntos que ha perdido en su popularidad. El próximo año hay elecciones y no se puede dar el lujo de andar abajo en las encuestas. Lo que creo que ya no va a ser así. Salvo en aquellas encuestadoras afines al régimen. Las de Epigmenio Ibarra y alguna otra.
Sin embargo, el sábado próximo pasado, se dio una manifestación nacional en la que la protesta expresaba: “AMLO renuncia”. Se mencionan 70 ciudades en las que la gente saldría en sus autos a tocar la bocina y protestar ante el desatino, el desacierto y embrollo en el que don Andrés tiene metido al país. Y no se refieren al coronavirus. Aunque ni en este rubro andarían bien.
No importa cuántos autos asistieron en las ciudades que hayan sido. Y si los manifestantes iban en autos de lujo o no. Esos son comentarios que se hacen para tratar de minimizar el efecto político que una manifestación así tiene. No es poca cosa.
Esta es una manifestación que no se había dado contra presidente alguno en la historia reciente de nuestro país. Ni siquiera con el “Memo” (Así llamo a Vicente Fox desde 2005, que le escribí un artículo de 15 caracteres donde le dije por qué le llamaría así. Lo que hago desde entonces. Esto lo menciono por dos razones: una, para que la gente de hoy sepa a quién me refiero; dos, para que todas aquellas personas que se la pasan diciendo que dónde estaba cuando otros eran presidentes y por qué no dije nada, sepan o recuerden que siempre he señalado lo que se tenga que señalar, sin importar el color del partido o la persona en el gobierno. Ese ha sido siempre el color de El Meollo del Asunto, desde que el señor Zedillo era presidente de la República. Ahí están las hemerotecas de los periódicos donde he escrito desde 1995).
Esa manifestación del pasado fin de semana repercute y ha animado a los protestantes. Que nada van a lograr en cuanto a una renuncia del presidente. Sí podrán influir en el ambiente para las elecciones del próximo año. No es poca cosa, el presidente lo sabe y por eso, ya andan en Quintana Roo, provocando al coronavirus. Pero le vale.
Un hecho que pasó casi desapercibido para la mayoría de la gente en el país, fue un suceso que se da en el congreso de Nuevo León. El diputado de Partido Encuentro Social, Juan Carlos Leal, presentó hace unas semanas una propuesta que se conoce como el “PIN Parental”.
Se trata de una especie de permiso o clave como la que se usan en las tarjetas de crédito o débito para acceder a los fondos o disposiciones. Una aprobación. Este PIN Parental se refiere a la autorización que darían los padres de familia de niños de primaria para recibir educación sexual. Pero por favor, no cualquier tipo de educación, sino una que va, en opinión del diputado, cargada de la ideología de género.
La iniciativa fue votada la semana pasada. No sin antes recibir los diputados una línea que fue tirada desde la Secretaría de Gobernación, y por la titular de la misma, la honorable Olga Sánchez Cordero, gran apoyadora de los movimientos feministas misándricos en la República y portadora de esa pañoleta verde. La secretaria dijo textual: “que los padres de familia no tienen el derecho de ver por la educación de sus hijos. Que es facultad del Estado, el decidir qué se les enseña en la materia de sexualidad”.
Esto levantó gran controversia porque los padres de familia que no estén de acuerdo con que a sus hijos se les enseñe con base en una teoría: la de género. La que promueve conceptos que no están de acuerdo a su ética, a su moral y a su religión. Estos padres son señalados como conservadores y como opositores al Estado Laico. Cosa que dista mucho de ser cierta.
La votación de los diputados no alcanzó los 28 votos necesarios para que la propuesta del diputado Juan Carlos Leal, fuera aprobada. Se rechazó. Pues solo obtuvo 20 votos. Esto ha sentado un precedente. Pues ahora sabemos, de manera pública, cómo piensa la secretaria de gobernación. También los planes que sobre la educación tiene la 4T.
Su premisa es que es el Estado y no los padres de familia, los que tienen el derecho de educar, entiéndase adoctrinar a los niños, con la ideología que quieran. Aunque lo nieguen y digan lo contrario, de nueva cuenta, la secretaria de gobernación “se fue de la boca”, como cuando fue el caso de la “Ley Bonilla”. Ah de ser la edad y también es El Meollo del Asunto.
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