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El meollo del asunto: México no es una isla

¿Es México un país independiente? La pregunta parecería una estulticia. Habría que acotar el contexto de ella. Se puede hacer desde el punto de vista...

11 de diciembre, 2018

Daniel Valles

¿Es México un país independiente? La pregunta parecería una estulticia. Habría que acotar el contexto de ella.

Se puede hacer desde el punto de vista de la autodeterminación de los pueblos. La famosa “Doctrina Estrada”. Claro.

México es independiente. Pero México, como todos los demás países, vive “dependiendo” de todos los demás países para obtener los recursos, alimentos e inversiones que procuren el bienestar general interno.

Desde el Medievo el mundo empezó a unirse en una red, en una comunidad de países a través del comercio, la política y la religión.

En la actualidad a esto se le conoce o se le llama “Globalización” debido al concepto que tienen los estadounidenses de que el mundo es un globo. Porque son los que han dominado los mercados y la política.

Desde aquélla época, la del Medievo, no se puede decir que las naciones vivan solo de lo que internamente producen y que no necesitan de las demás naciones. Bueno, esto nunca ha sucedido así.

Las importaciones y exportaciones entre las naciones siempre han ocurrido. La autosuficiencia en todo no existe como tal.

Sin embargo, sí existieron naciones que “controlaban” el tiempo y las actividades de manera local. Solo para ellos.

Ya que las acciones y decisiones que tomaban en el plano político y religioso venían jalonadas por los movimientos de la luna, el sol y las estrellas que regían su vida y su actividad en general.

La vida se organizaba en torno a la agricultura, la recolección de alimentos y la caza. Esto ha cambiado de manera drástica.

Las declaraciones del presidente de la república referente a México, son semejantes o similares a las que los gobernantes políticos como los gobernantes religiosos hacían para sus países o para sus templos antes del Medievo. ¿Por qué?

Porque tenían un concepto de la vida y del tiempo localista.

Porque sus acciones no tenían implicaciones para algún tipo de futuro y porque no afectaban a alguien o a algo fuera de sus jurisdicciones. Es decir, todo lo que hacían era válido o tenía efecto solo para su país. Pero eso ya no es válido.

México no es autosuficiente en cuanto a todos los insumos y a todas las necesidades que como país tiene. (O tenemos).

Requerimos de los demás países. Por lo mismo, las decisiones que se tomen tienen que tener un enfoque y una visión “global” y nacional.

Se ha de tomar en cuenta cómo una decisión local afectaría a la comunidad internacional. Las que sean necesarias deben de tomarse si son necesarias y esto se sustenta. No solo porque se puede.

Y como gobierno, las decisiones que se tomen deben de ir encaminadas a beneficiar al país entero.

Hacerlo de manera que satisfaga la agenda política del partido en el poder o su ideología, es ir en contra del país. Del Bien Común.

El presidente de la república no ha dado muestra de entender que ya no es candidato de su partido, MORENA.

Ganó con todas las de la ley. Tiene mayoría en el Congreso. Puede en verdad hacer que las cosas para los mexicanos mejoren. Pero para todos. No solo para los que simpaticen con su visión y con su partido.

La etapa electoral en la mente de quienes ganaron debe de amainar, cesar. Al menos por los siguientes dos años. Ya que tendremos elecciones de nueva cuenta en menos de tres años.

Pero esto parece que no está en el panorama del presidente. Mucho menos en quienes tienen mayoría en el Congreso.

Y ni qué decir de algunas personas que ganaron y no se miden para demostrar su odio hacia todo lo que no comulgue con sus ideas. Como Taibo II y Félix Salgado Macedonio, senador.

El primero, una persona letrada. Brillante escritor. El segundo, un señor que se ha esforzado por parecer todo, menos una persona responsable y humilde.

Estas tres personas están a la cabeza o serían responsables, o las más vistas del divisionismo exacerbado que tenemos y se vive en el país.

Donde a casi seis meses de la elección que ganaron no han cesado de abonar para que esta situación de división persista y aumente.

Las declaraciones de ambos son execrables y fuera de lugar por la ideología que destilan. Y su nueva función debería de acotarles. Pero no.

Los casos de pleitos, discusiones, insultos y epítetos lanzados entre la gente se notan, se leen a diario en las redes sociales. Se escuchan en las mesas de café. En todo tipo de reunión social. ¿Habrán de atemperarse?

No lo creo. Más bien, por las declaraciones y por las acciones que se ven de uno y otro lado parece que se van a intensificar.

Acusar de corruptos a los Ministros de la Corte del poder judicial.

La cancelación del NICM. La elección de Puebla. Los exabruptos de Taibo II.

Las amenazas de Félix Salgado Macedonio. El anuncio de los cambios en la política petrolera. La construcción de refinerías. Y hasta el viajar en aerolíneas comerciales por parte del presidente son pequeñas y grandes declaraciones. Hechos que han contribuido a la división que tenemos en el país.

La labor de reconciliación y de unidad interna, al menos sería labor del ejecutivo.

El generar confianza hacia el exterior, también. Pero hasta el momento ni lo uno, ni lo otro. Y México no es una isla.

Se respeta la figura del presidente. Las instituciones sociales tratan de trabajar con el congreso. Pero esto no va a durar mucho tiempo si se sigue demostrando algo que es bien sabido, pero no por todos. ¿Qué?

Que las instituciones de la república ahora ya no valen y ya no cuentan como antaño en su rol internacional y local.

Que esto es notorio por las decisiones que se toman. El Bien Común no está presente.

¿Será porque desde antes fueron mandadas al diablo por quienes ahora las detentan?

Ahí el Meollo del Asunto.

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