“Al César lo que es del César y a DIOS lo que es de DIOS”.
La frase es de Jesús de Nazareth. Quienes la citan para defender al Estado laico, harían bien en citar al autor y dejar de pirateársela.
El Estado laico beneficia más a las Iglesias, que a los particulares. Que al gobierno. Que a las empresas.
Los jacobinos y jacobinas mexicanas se han rasgado las vestiduras, antes de ponérselas. Es decir, han protestado una iniciativa presentada por la senadora morenista por Zacatecas, Soledad Luévano Cantú, para modificar el Estado laico.
Hay personas que odian todo lo que huela o sepa a religión con un odio mayor, al que le tiene José Ramón Fernández al América. El que comparte con poco menos de la mitad del país.
Jacobinos y jacobinas tienen un odio contra las religiones. En especial contra toda forma de cristianismo. Y ayer por todos los medios de comunicación posibles, expresaron su animadversión en contra de la iniciativa de la senadora. Algunas sin conocerla siquiera.
La iniciativa, en opinión de los más coherentes, tiene claro oscuros. Pero todas las iniciativas los tienen y no hacen tanto escándalo por ello. En esta sí. Porque atenta contra la manera de pensar de tales personas. Contra estilos de vida que patrocinan y están de acuerdo o los viven de manera personal. No desean que se los recuerden.
A esto le llamo el “síndrome del rey Herodes”.
El que mandó cortar la cabeza de Juan el Bautista.
De acuerdo al relato en los evangelios de Mateo 14 y Marcos 6, el rey Herodes recibía diariamente el reclamo de Juan, por hacer vida marital con Herodías, la esposa de su hermano al que se la arrebató. Lo que le gritaba en las calles. Esto enardecía a la mujer que hostigaba al Rey por la iniciativa de Juan.
Una noche durante una fiesta, la hija de Herodías bailó sensualmente frente al Rey. Que preso de pasión por la joven, le prometió darle hasta la mitad de su reino a cambio de sus favores.
Lo que Herodías aprovechó para decirle a su hija que correspondiera a la lujuria del rey y pidiera la cabeza de Juan el Bautista en un plato. Lo que consternó al Rey, pero que cumplió.
Así, Juan Bautista perdió la cabeza.
Lo mismo ha sucedido con la iniciativa de la senadora Luévano Cantú. Ha sido pedida la cabeza de la iniciativa.
¿Con qué razón o base?
Atenta contra la separación del Estado laico. Lo que puede ser, en la opinión de algunos y puede no ser así, en la opinión de otros.
Por el espacio limitado es imposible presentar las dos posturas. Pero sí es posible decir que la iniciativa cuenta con un alto grado de tecnicismos y preparación jurídica, como pocas iniciativas.
Que la senadora preside la Comisión de Administración del senado. Es decir, mueve y sabe a dónde van “los dineros”.
“No es una senadora más. Está empoderada”; dijo la senadora Kenia López Rabadán, del PAN.
La iniciativa en sí propone varios puntos importantes. Transcribo solo algunos. Pero de entrada, el que más ruido debe de haber causado y con razón, es el primero. Dice:
* Cambio al primer artículo de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para eliminar la separación del Estado e Iglesias.
* Podrán transmitir mensajes para su promoción y actos de culto religioso a través de cualquier tipo de medio de comunicación. (Esto ya se hace)
* No podrán poseer o administrar concesiones para la explotación de los medios. (No poseen)
* Propone que se pueda justificar objeción de conciencia para abstenerse de actuar en aquello contrario a convicciones éticas (un derecho que tiende a desaparecer por razones políticas y que Morena impulsa).
Estos entre los más importantes para quien escribe.
Pero algunas de estas situaciones ya se dan. ¿O no tenemos todas las noches a los de “Pare de Sufrir” en las pantallas de TV de toda la República y en TV abierta? A los de las religiones babilónicas leyendo el Tarot, etc.
Nuestro “querido presidente” tiró línea desde su “bunquer” mañanero. “La iniciativa no es impulsada por el Ejecutivo”, dijo.
La presidenta de Morena Yeidckol Polensky, asegura que la iniciativa “nació muerta”. Ricardo Monreal, diplomáticamente expresó que habría que escuchar la iniciativa en el pleno. Y así por el estilo.
Pero hay quienes están medio a favor, porque regularían situaciones que a diario viven las iglesias y sus fieles y no lo están.
Insisto; a quienes más beneficia que no transite la iniciativa son a las Iglesias, porque el fin del Estado laico permitiría que se instalara una religión oficial. Lo que terminaría con la libertad que ahora gozan.
¿Será por eso que nuestro “querido presidente” tira línea y Arturo Farela, presidente de una parte de las iglesias evangélicas, como Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, se alinearon con el presidente?
Esto no termina aquí. Seguro habrá cambios, pero leves. Pues apenas se asoma; El Meollo del Asunto.
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