En la presente administración federal los mexicanos perciben menos corrupción porque no pueden, no quieren, no saben o no les conviene identificarla. Pero de que existe y es igual o más que antes, es un hecho.
La empresa Productiva y Subsidiaria CFE, Suministrador de Servicios Básicos, alertó del incremento de este delito, al que le ha dado por llamar “tomas clandestinas de electricidad”. Más conocidos por “Diablitos”.
Se prevé que al cierre del año las pérdidas por este concepto alcanzan los 8 mil 772.4 millones de pesos, sin incluir las que se originan en el propio sistema debido a errores de facturación, fallas de medición u otros usos ilícitos.
CFE declara que existen casi 70 mil tomas clandestinas. Las que producen un grave daño no sólo a la paraestatal, sino al país entero. Eso es corrupción.
En el dato no se ha incluido a los hogares que CFE no ha detectado con “arreglos” en los medidores para no registrar el consumo real. Eso también es corrupción. Y no es del gobierno. Es de la gente en general.
La que podría haber contestado falsamente la encuesta de Transparencia Mexicana acerca de la Percepción de la Corrupción, que asegura percibe menos corrupción que el año pasado.
Es la gente que condena la corrupción en el gobierno y las empresas, pero es omisa al señalar la corrupción personal. La que forma parte de su vida diaria. Mide con doble resero.
Por lo mismo le comentaba que los resultados del Barómetro Global de la Corrupción dado a conocer apenas el día de ayer, deben de tomarse con las reservas del caso.
No reflejan la realidad que vive el país y que muestra este estudio de CFE. Que la corrupción en México es parte de la cultura y una práctica recurrente de muchas personas.
La CFE detectó en 2013, 13 mil tomas clandestinas. Para 2018 detectó más de 61 mil. Prevé para este año casi 70 mil tomas clandestinas. Es decir, hogares, en su mayoría que están robando electricidad. Eso es corrupción.
Este robo representó en 2013, 1,173 mdp. En 2018, casi 4 mil 200 mdp. En lo que va de 2019 casi 3 mil 700 mdp y estiman que al final del año, es decir, en tres meses, las pérdidas para CFE estarán en el orden de los 8 mil 800 mdp.
Las cantidades de las pérdidas las pagamos todos los consumidores. En otras palabras, las pérdidas que CFE sufren por robos de electricidad vía “diablitos”, nos cuestan a todos. Lo queramos o no. Lo sepamos o no. La corrupción nos cuesta a todos. ¿Cuánto?
La última vez que pregunté, nos costaba ya más de 14 mil pesos al año. Lo que suma el total del monto estimado que se pierde por corrupción en el país. 10% del PIB. Algo así como 500 mmdp.
Los datos de los “diablitos”, son sólo una fracción de la gran corrupción que se da entre la población. Una que es tolerada. Ya que si CFE sabe de las tomas y puede hacer un cálculo en pesos y centavos.
Alega que no le alcanza el personal para combatir la práctica. Lo que me parece inverosímil.
Sé que para que la corrupción se dé, se requiere de al menos dos entidades participativas.
Y este caso no es diferente a los que se detectan o se sabe que existen en otras esferas de la población.
Jordan Peterson señala que: “el engaño y la falsedad individual es la precursora del totalitarismo social”.
Afirmo que éste totalitarismo social se vive en México por la práctica de la corrupción social y de algunas entidades de gobierno. Pero también de algunas empresas e instituciones diversas.
La corrupción es como el aire. Está presente en todas partes y es por lo mismo que en todas partes tiene que combatirse. No sólo en el gobierno.
No sólo la gente que se desempeña en el gobierno. Que es a la única que se señala y a la que se reprueba. Hay que combatir la de la gente en general. Pero de esa no se habla o se señala, porque a la gente no le conviene.
Octavio Paz, en su El Laberinto de la Soledad, señalaba una forma de corrupción arraigada en la cultura y que le mencioné ayer. La mentira.
Paz afirmaba que; “el mexicano miente porque le encanta la fantasía, o porque está desesperado y porque quiere elevarse por encima de los hechos sórdidos de su vida”.
Esta es una razón por la que no creo mucho en encuestas del tipo que se ha levantado para conformar el llamado Barómetro de la Corrupción 2019. Porque no son reales.
Porque no se consideran diferentes tipos de corrupción. Que si bien menores, inician el itinerario del crimen.
También porque cada año o cada que quieren, en TI o TM aumentan el catálogo de acciones que consideran como corruptas, cuando la misma definición de corrupción las ha señalado desde siempre. Como el chantaje sexual.
Por ilógico que parezca, no ha sido hasta este año en que el acoso o el chantaje sexual sean penalizados como una forma de corrupción. Esto de acuerdo a Eduardo Bohórquez; que es el director de Transparencia Mexicana y que en entrevista periodística declaraba en este sentido a principios de esta semana, la última de septiembre.
¿Cuántos ilícitos más están en esta misma situación?
Es por estas razones que nuestro “querido presidente” debe de guardar su pañuelo blanco con el que señaló el fin de la corrupción tolerada. Sea ésta arriba. Sea ésta abajo.
El hecho es que mientras en CFE se toleren los “diablitos”, no se podrá afirmar categóricamente que la corrupción no existe más en las esferas del gobierno. Y lo afirmado por nuestro querido presidente estará entre dicho. Pues aquí le he presentado no sólo el porqué, sino El Meollo del Asunto.
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