Un equipo de personas nombrado por el presidente electo de México prepara documento que habrá de presentarse para que quien quiera, se acople al mismo. Una Constitución Moral. ¡Lo celebro!
La base, un documento existente y en desuso. La Cartilla Moral de Alfonso Reyes. Un gran documento de mediados del siglo XX.
¿Por qué lo celebro?
En el combate a la corrupción se requiere de elementos que transformen la conciencia del ser humano. Sus marcos de referencia y pensamientos.
Estos elementos no podrán ser solo leyes emanadas de los congresos. Tampoco programas “novedosos” que no provoquen una transformación interior comprobable en la persona.
Que estén con base en paralogismos de moda con los que traten de convencer a funcionarios públicos de que son excelentes o que todas son unas campeonas.
No lo han logrado antes, no lo lograrán ahora.
¿Por qué? Porque las leyes, los programas y las “novedades” del momento son elementos de segundo grado o de segundo nivel.
Porque son “herramientas” que no están diseñadas para hacer ese tipo de trabajo o para realizar tal función.
La de transformar una conciencia para que la persona logre hacer una decisión libre, meditada, consciente, voluntaria que le genere hábitos para no involucrarse en actos o hechos de corrupción.
Que es lo que busca el Programa Nacional Pro Integridad, Avanza Sin Tranza.
El presidente electo de México pretende, como plan de gobierno prioritario, realizar lo que él llama “La Cuarta Transformación”.
Para estar en posición de lograrla, AMLO necesita de elementos de mayor alcance que las leyes, las normas jurídicas y las “novedades” del momento.
Requiere de elementos de primer grado o primer nivel.
De herramientas que sí logran transformar la conciencia del individuo. De la persona. Porque están diseñadas para ellos.
Son elementos que modifican los marcos de referencia y de pensamiento en los que la persona basa sus decisiones diarias de vida.
Se requiere de elementos que son capaces de tocar el ser interior de la personas. De su alma, de su corazón, de su espíritu y de personas que con autoridad las expongan y las enseñen.
Estos elementos son la Moral, la Ética y la Teología.
Los que por siglos se enseñaron en las principales universidades del mundo. Como Harvard, Yale, Princeton, Cambridge y otras más.
Que se ostenten en sus valores como lo hizo la UNAM, en cuyo lema original se leía: “Por mi raza hablará el Espíritu Santo”.
Que luego sería modificado por su mismo autor, el maestro de América, José Vasconcelos. El maestro, que era un gran creyente católico y de “derecha”, afirmaba que a ésta persona, la Tercera de la Trinidad se refería el artífice del lema de la llamada “Máxima Casa De Estudios” de México.
Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, al igual que el maestro Vasconcelos, sabe que son estos elementos o herramientas los que se necesitan para transformar a los ciudadanos del país.
Lo ha manifestado así desde que planteó hace años ya, la República Amorosa.
La que de acuerdo a sus palabras pretende: “regenerar la vida pública del país con un nuevo modo de hacer política, con base en tres ideas fundamentales: la honestidad, la justicia y el amor.
Tales condiciones, permitirán mejorar la situación de los ciudadanos, alcanzar la tranquilidad, la paz pública, el amor, el bien y la felicidad”.
Claro está que la triada de ideas fundamentales de AMLO no se genera por legislar leyes en los congresos, ni por decreto presidencial. Son principios “espirituales” universales. Son elementos de primer nivel.
Se requiere de la Ética. Que es el estudio filosófico del bien y del mal en relación a La Moral. Tal estudio nos puede hacer más sofisticados en nuestras decisiones. Y también tomar mejores.
“El ser humano da un salto gigante hacia la madurez cuando se percata de que ciertas obligaciones que en un principio parecen sernos impuestas desde el exterior y nos vienen dictadas por nuestra misma interioridad, es decir, por nuestra conciencia. Actuamos con libertad interior cuando ajustamos nuestra conducta a los cauces trazados por la ley moral”. (El Libro de los Valores. A. Villapalos, P-79)
El estudio de la Teología, que no de la religión o religiones, siempre ha demostrado que nutre el espíritu del ser humano. Que lo agranda en su visión de la vida y le otorga perspectivas inimaginables.
Por ejemplo. Cristóbal Colón leería, como era costumbre en su época, al profeta Isaías. Que habla de un concepto nuevo y que transformaría el entendimiento de la vida. La “redondez” de la tierra.
“Dios se sienta sobre el círculo de la tierra; la gente que hay abajo le parecen saltamontes. Él despliega los cielos como una cortina, y hace con ellos su carpa”. Isaías 40:22 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Se cree que la Teología y la Ciencia están en conflicto y que no se puede combinar. Esto es un supino error.
Cuando es claro que es todo lo contrario. Newton, Kepler, Bacon, Galilei, Lise Meitner, todos eran creyentes. Por nombrar solo a algunos.
Celebro que el presidente electo haya designado ya a un equipo de trabajo para elaborar la Constitución Moral.
El mismo está conformado por José Agustín Ortiz Pinchetti, Enrique Galván, Verónica Velasco y Jesús Ramírez. Tres hombres y una mujer que prepararán un documento que habrá de presentarse para que quien quiera en el país se acople.
La base será un documento existente y en desuso, “La Cartilla Moral de Alfonso Reyes”.
Documento al que me he referido a lo largo de mi carrera periodística como un elemento que se usaba en el país en la primera mitad del siglo XX.
Un gran documento en desuso por razones obvias. Remarca y señala cómo debe ser el actuar moral y ético de las personas. Señala al uso de elementos de primer nivel.
Al secularizarse la sociedad ésta opta por retirarse de los principios que hoy AMLO desea que voluntariamente la gente opte por ellos y se retomen.
Lo que no sucederá si no hay quién los enseñe.
Estos ofenderán a muchas personas. Lastimarán a otras. Provocarán risa, burla. Y esto es lamentable.
Es lamentable porque quienes se ofendan se lastimen, se rían y se burlen, son las mismas personas que a diario hablan de buscar que México cambie. Que sea igualitario y deje de ser corrupto.
Que el país mejore en los índices de percepción de la corrupción. Actualmente está(mos) en el lugar 135 de Transparencia Internacional.
La Transformación moral y personal, o “La Cuarta”, como la llama el presidente electo, no es algo que llega tan solo por un ejercicio de la voluntad, sino por poner atención al mundo que nos rodea. A la patria, al prójimo, a la familia.
La voluntad controla solo unos movimientos de algunos músculos.
La atención es algo un tanto diferente. Nos lleva a un nivel superior. Es igual que la oración. La que demanda absoluta atención. Misma que está ligada al deseo de la persona que ora. Que tiene fe.
El presidente electo de México tiene fe. Lo ha expresado. Por lo mismo se lanza en la formación de la Constitución Moral. La que espero que llegue para que transforme, el Meollo del Asunto.
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