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Proyectos Culturales en Familia: saber conocer para saber ser, saber hacer y saber convivir

Aprovechemos pues este tiempo vacacional para realizar pequeños Proyectos Culturales en Familia, enriquecer nuestra visión del mundo y alimentar los lazos.

28 de diciembre, 2022

Alejandra Ruiz Sanchez

El escenario educativo siempre ha estado lleno de premisas sobre las cuales se fundamentan los diversos modelos educativos o las corrientes pedagógicas. De entre todos ellas, hay algunas que se destacan, ya sea por su aparente “simpleza” (que en realidad engloba la esencia completa del aprendizaje que un ser humano debe adquirir) o bien, por la importancia que han adquirido dentro del contexto educativo mundial.

Desde un enfoque humanista, los cinco (anteriormente cuatro) Pilares de la Educación propuestos por la UNESCO (Aprender a CONOCER, aprender a HACER, aprender a VIVIR JUNTOS, aprender a SER y aprender a TRANSFORMAR) cobran una vital importancia para niños y jóvenes (y en general los seres humanos) del siglo XXI.

Hasta aquí todo suena muy académico. Pero… ¿Qué pasaría si alguien nos dijera que las bases de todo esto se aprenden primero en la familia y no en la escuela?

¿O que todos ellos pueden enseñarse, desarrollarse y fortalecerse, a un mismo tiempo, con simples “proyectos familiares”, que tienen más que ver con el ámbito familiar que con el escolar?

Proyectos Culturales en Familia

Actualmente, casi cualquier persona, aún sin tener nada que ver con el entorno educativo, sabe que la mejor forma de aprender es experimentando, haciendo, viviendo, explorando, tocando, oliendo, sintiendo… ¿Qué mejor manera, entonces, de ofrecer a niños y jóvenes un aprendizaje significativo, que integre experiencias “vivenciales” con la convivencia familiar, que un “Proyecto Cultural en Familia”?

La premisa es simple: plantear una visita cultural y/o de esparcimiento a la que pueda acudir toda la familia, en la que todos conozcan, aprendan, se diviertan y compartan experiencias, pensamientos y emociones y con el objetivo de crear un producto tangible (trabajo, presentación, video, etc.) al final de la misma, que permita la reflexión, el intercambio de ideas y una recopilación conjunta de lo aprendido.

Las opciones son muchas (tanto en la Ciudad de México, como en el resto de los estados de nuestro país) y podemos adaptarlas a las necesidades de los colegios o de las familias tanto como sea necesario, ya que pueden servir como el “pretexto” perfecto para consolidar conceptos académicos, artísticos o tecnológicos o bien, como una magnífica oportunidad de aprovechar el tiempo vacacional en familia, por ejemplo.

¿Cómo llevar a cabo un “Proyecto Cultural en Familia”?

Para que estos proyectos cumplan su objetivo, es necesario apegarse a un método que comprende una serie de sencillos pasos, especialmente cuando se plantee como un trabajo bilateral colegio-familia, sin embargo, cuando se trate de una actividad puramente familiar, éste pueden adaptarse.

Los pasos a seguir, para asegurarnos de lograr una experiencia de aprendizaje exitosa son:

Elegir un lugar de interés. Museos, zonas arqueológicas, salas de concierto, pueblos mágicos, teatros, atracciones turísticas en general… ¡Todo puede convertirse en grandes posibilidades de conocer para aprender!
Acudir previamente al lugar o realizar una investigación en línea que nos permita enfocar la visita posterior de nuestros hijos o alumnos.
Determinar qué es lo que queremos que nuestros niños y jóvenes (y sus familias) aprendan, desde una perspectiva lúdica y motivadora que promueva, además, su pensamiento crítico.
Establecer las actividades que deben realizarse al llegar al lugar,además de la visita misma, por supuesto. Aquí la gama de opciones es tan amplia como lo sea la imaginación de los interesados: desde contestar alguna serie de preguntas, realizar un rally o búsqueda de tesoro, hacer entrevistas, crear un programa de radio, un video o una película, dibujar sobre la experiencia, etc. La idea es aprovechar al máximo las posibilidades que el lugar nos ofrezca para “absorberlo” todo.
Proponer una rúbrica de evaluación que indique a los alumnos (o integrantes de la familia) lo que se espera de ellos al final del proyecto, incluyendo indicadores precisos sobre los elementos de los proyectos finales: fechas de entrega, presentación, contenido, creatividad, duración o extensión, etc.
Terminar y presentar los proyectos finales y realizar una retroalimentación conjunta de los mismos.

20 ideas de lugares que podemos visitar

Aunque, como ya lo mencionamos, las alternativas, dentro de nuestra ciudad y del país, son casi interminables, algunas ideas, con las que ya hemos trabajo y sabemos que funcionan de maravilla, son:

En la CDMX

Palacio de Bellas Artes
Museo Nacional de Arte
Castillo de Chapultepec
Xochimilco
San Ángel (convento y plaza central)
Museo de Economía
Espacio escultórico de la UNAM y Museo UNIVERSUM • Museo Memoria y Tolerancia
Sala Nezahualcóyotl
Museo Anahuacalli
Museo Frida Kahlo y alrededores de Coyoacán

En el Interior de la República (cercanos a CDMX):

Teotihuacan
Tepoztlán
Taxco y grutas de Cacahuamilpa
Centro Ceremonial Otomí
Museo del Barroco y alrededores de Puebla • Tepotzotlán
Jardín Botanico y Cosmovitral de Toluca
Tula
Jardines de México

“Quien regresa de un viaje no es la misma persona que partió”… Bien dicen por ahí que “los viajes ilustran”… pero, cuando además, estas experiencias se convierten en parte de la convivencia familiar, adquieren un significado mucho más profundo para el aprendizaje real de niños y jóvenes.

Aprender en familia, descubrir cosas nuevas y reflexionar juntos en torno a lo que vemos y vivimos, es la mejor manera de crear conocimientos que, lejos de quedarse sólo en el terreno académico o, peor aún, en el olvido, se quedan guardados para siempre en sus mentes y corazones y tienen el poder de transformarlos verdaderamente como seres humanos.

Aprovechemos pues este tiempo vacacional para realizar pequeños Proyectos Culturales en Familia, enriquecer nuestra visión del mundo y alimentar los lazos que nos ayudan a construir los valores que nuestros hijos y nuestra sociedad tanto necesitan.

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