CARTAS A TORA: 336

Querida Tora: No te imaginas cómo están los chavos ahora. Sobre todo, las chavas. Espero que no salgan así los nuestros, porque de verdad que acaban con el más paciente. La del 32 es una muchacha bonita...

26 de enero, 2024 cartas a tora

Querida Tora:

No te imaginas cómo están los chavos ahora. Sobre todo, las chavas. Espero que no salgan así los nuestros, porque de verdad que acaban con el más paciente.

La del 32 es una muchacha bonita y simpática, pero muy coqueta. Hoy anda con uno, mañana con otro y pasado vuelve con el de anteayer. La madre la disculpa diciendo que no sabe lo que quiere, pero es que ni siquiera se pone a pensar en qué es lo que quiere. Está muy joven y tiene mucho tiempo por delante; pero luego es peor, porque cuanto más tiempo tienen, más estupideces cometen. Resulta que esta chava anda loca por un muchacho que se llama Luis, y hace todo lo posible para que se fije en ella. Y como ninguna de sus estratagemas le ha dado resultado, se le ocurrió tatuarse su nombre en el pecho, justo abajo del cuello, para que se vea muy bien. “Si así no se da cuenta” – dijo- “es porque es idiota”.

Pues le tatuaron el nombre. Le quedó muy bonito (según ella), lleno de florecitas y mariposas y con un arco iris al fondo. El tatuador le dijo que lo cuidara, que no se expusiera al sol, y que todo iría bien. Ella ni se enteró de las recomendaciones que le hizo, y el día siguiente se fue a una excursión a un balneario cercano, porque iba a ir Luis (te aclaro que él no la invitó, pero ella se entera de todo lo que hace). En cuanto llegaron se pusieron los trajes de baño, y a retozar se ha dicho por todos los jardines. Ella, habilidosamente, se acercó a Luis para que viera su tatuaje; pero él estaba de gran plática con una chava de otra vecindad, más vieja que ella y mucho más fea (Según opinión de la del 32). Llegó el momento en que se cansó de andarlo buscando; se puso una blusita, porque se sentía un poco quemada por el sol, y se fue a buscar a unas amigas. Ellas estaban con un muchacho que no conocía, un tal Carlos, muy buen tipo, por cierto. Y resulta que el tal Carlos se fijó en ella. se pusieron a platicar y la invitó a nadar con él. Eso no le gustó mucho, porque le tiene cierto recelo al agua, incluso a la de la regadera (En eso es como los gatos), pero se metió a la piscina con todo y blusita.

Con el agua, la blusita se empezó a transparentar, y el tatuaje asomó poco a poco, al grado que Carlos se lo quedó mirando. Pero ella dijo que se sentía mal y se salió de la piscina. El le dijo que se acostara en un camastro, y preguntó si podía hacer algo para ayudarla. Ella pidió que le consiguiera una toalla. El obedeció al momento, y la del 32 se la puso sobre los hombros y el pecho. Al poco rato empezó a sentir un calor espantoso, pero se negaba a quitársela “porque era delicada de los pulmones y no se quería enfriar”. Total, que así se estuvo el resto del día, con Carlos a su lado actuando como galán apesadumbrado y solícito. Hasta se sentó junto a ella en el camión “para cuidarla”. En cambio, Luis iba en el fondo del camión, besándose (y quién  sabe qué más) con su rival. La toalla, huelga decirlo, se la robaron, porque ella se negó a quitársela.

Al día siguiente Carlos la fue a visitar, pero la madre no lo dejó pasar, alegando que estaba muy mal (y ella, que la oyó, se puso a toser como una descosida). Y en cuanto entró la madre, le dijo que tenía que quitarse ese tatuaje, que con el sol se había convertido en una quemadura bastante severa. Pues fue a dar al hospital para que la atendieran, y allí le extirparon  el tatuaje, causándole mucho dolor e inconveniencias; y aún así, le quedó una leve sombra de lo que decía.

Carlos la fue a visitar otra vez, pero tampoco lo dejaron pasar, alegando que no podía fatigarse hablando; luego se cansó, y ya no volvió. Y la chava del 32 se pasaba los días llorando, pues por la “imprudencia” de tatuarse un nombre había perdido al amor de su vida, a su único y verdadero amor.

¿Puedes creer eso? Yo creo que ni ella misma se lo cree, pero le da pretexto para sufrir y no ir a la escuela. Lo que pasa es que piensa que ya está condenada, que va a tener que conseguirse un novio que se llame Luis, porque nadie que tenga otro nombre la va a aceptar así, marcada para siempre.

Eso es otra exageración. Pero a estos jóvenes no se les puede decir nada, porque se enojan y dicen que ellos saben lo que hacen. Ni por lo que le pasó con el tatuaje se da cuenta de sus tonterías.

Te quiere

Cocatú

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