CARTAS A TORA 227

Querida Tora1: El muchacho del 43 se hizo novio de una de las del 37, una muchacha muy bonita y (aparentemente) muy seria. A toda la vecindad le cayó bien el noviazgo y muchas de las chavas...

4 de junio, 2021 CARTAS A TORA 304

Querida Tora1:

El muchacho del 43 se hizo novio de una de las del 37, una muchacha muy bonita y (aparentemente) muy seria. A toda la vecindad le cayó bien el noviazgo y muchas de las chavas hasta los veían con envidia. El muchacho es serio, estudioso y trabajador. Te preguntarás: ¿qué más podía pedir ella? Pues ahora verás.

Un día, después de platicar los dos un buen rato, el chavo ya se iba a su vivienda, pero se detuvo a hablar con el del 4, que es muy amigo suyo, y se entretuvo un rato. Entonces, fíjate que llegó uno de los niños del 42 a decirle que su novia se estaba besuqueando con  uno de los ninis de la azotea. “¿Dónde?”, preguntó él, más incrédulo que enojado. “En la segunda escalera”, le contestó el niño.

Y allá va el muchacho a la segunda escalera, con  cara de pocos amigos (que no es cierto, porque tiene muchos). Lo siguió el niño con todos sus cuates, que son bastantes.  Al ver a tanta gente en movimiento, se les unieron todas las viejas que estaban en el patio, así que a la segunda escalera llegó algo así como una manifestación de obreros descontentos con sus sueldos.

Y, efectivamente, la chava se estaba besuqueando con  el nini más sucio y más peludo de todos. En cuanto vio llegar al novio, la chava empujó al otro y le dijo que no fuera mandado, que ella era una mujer leal y honrada. Pero nadie le creyó porque ya habían visto que la forma en que se besaban y no tenía nada de forzado. El nini lo único que hizo fue reírse, enseñando sus dientes amarillos y cariados.

Los vecinos los observaban en suspenso, esperando la decisión del chavo del 43, que tardaba en producirse. Ya algunos empezaban a decir  “Mátala”, “Escúpela” y otras lindezas por el estilo, y el del 54 empujaba al chavo para provocar la pelea. ¿Pero qué crees que hizo el muchacho? Se sentó en la escalera, puso a la infiel acostada sobre sus rodillas, le levantó la falda (ante el horror de propios y extraños) y le dio una paliza como no le habían dado desde que era una bebita salvaje e indómita. Ella lloraba y juraba que el nini la había sorprendido, que había abusado de su fuerza bruta (yo creo que eso es mentira porque el pobre está más flaco que un palo de escoba) y que ella solo lo quería a él. Al chavo no le importó, y siguió tundiéndola, hasta que la dejó en la imposibilidad absoluta de sentarse en tres días, por lo menos. Ella se fue corriendo (con dificultades, porque todo le dolía), y él agradeció a la concurrencia su apoyo en un trance tan difícil. Pero entonces, ¿qué crees que pasó? Que el nini se adelantó, enseñando los dientes y hasta las anginas, a decirle que era un cobarde, que pegarle a una mujer era un acto vergonzoso, y que por qué no se enfrentaba a él. El chavo ni corto ni perezoso, le dijo que tenía que castigar a la pérfida delante de todos, para que luego no dijera que él la había abandonado sin motivo, pero que no le tenía miedo. Y le dio un puñetazo que no le causó lesiones permanentes porque cayó en blandito (en la panza del gordo del 26, para ser más preciso).

Total, que el chavo se convirtió en el ídolo de los muchachos de la vecindad, y el nini tuvo que irse, porque cada vez que aparecía en el patio lo abucheaban y lo apedreaban. A la muchacha no, porque su madre y su padre son muy atravesados, y nadie quería tener una “plática” con ellos. Pero se hizo de muy mala fama. ¿Y crees que le sigue llorando al chavo del 42? No hay duda que hay gente a la que le gusta la mala vida, y que nunca aprende. Ten por seguro que en la vecindad no va a conseguir otro novio, y tendrá que emigrar a otras latitudes, a menos que quiera quedarse para vestir santos (o para desvestir ninis, que no sé qué cosa sea peor).

Saca tus conclusiones de esta historia que te acabo de contar que, aunque sencilla, me parece muy ilustrativa.

Te quiere:

Cocatú

 1Contexto: Un alienígena arriba a la Ciudad de México y, convertido en gato, llega a vivir a una vecindad. Le escribe a Tora, quien lo espera en su planeta natal, sus impresiones sobre lo que ve en ese lugar. Su correspondencia tiene algo de crítica social y toques de humor.

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