Voy como un vagabundo tras de ti siguiendo tus pasos. Camino siguiendo el aroma que dejas en el aire: ese perfume de mujer que te distingue por ser único. Me convierto en el viento que revuela tu cabello, acaricio tu cuello y juego entre tus ropas.
No te puedo alcanzar. Solo puedo ver tu imagen en mi celular. Tu sonrisa ilumina la pantalla mientras tu cuerpo seduce mi mirada. Mi mente viaja sin pensar y mis manos se deslizan en tu tersa piel. Todo lo puedo en la intimidad de mi imaginación.
Recorro tu cuerpo centímetro a centímetro. Puedo sentir el calor que irradias, esa energía que es como un imán que me atrae involuntariamente. Te extraño aunque las redes sociales me hagan sentir que estoy a tu lado, a un minuto de ti.
Ese minuto se va convirtiendo en segundos que se reducen a cada instante, hasta que por fin te alcanzo, llegando así ese momento en que estoy a tu lado para poder materializar ese amor que siento por ti. Ahora estoy frente a ti. Nuestras miradas chocan aunque a veces quieren evitarse para no evidenciar lo que siente el uno por el otro y empiece el juego de la seducción. Nuestros rostros sonríen provocando nuestro acercamiento sin que la voluntad se imponga. Mi mano busca la tuya. Se encuentran de manera improvisada pero deseada.
Nuestros cuerpos se comunican sin palabras pero con gran entendimiento, como si hubieran estado juntos siempre o, mejor aún, como si fueran uno mismo. Todo esto pasa a un minuto de ti, un lapso breve que alarga la distancia una distancia que está a 60 segundos del deseo que se convierte en amor.
Puedo soñar contigo cuando estás lejos y sentir que estás a mi lado. Es por eso que cuando te extraño me transporto al interior de mis sentimientos para estar cerca de ti. Y cuando por fin te alcanzo, te rodeo de caricias y palabras que te hacen viajar en mi mundo de seducción.
A veces me pregunto ¿qué es lo verdadero? Dos mundos se interponen, el virtual y el real, en uno estamos juntos por una centuria; en otro nos separan las manecillas del reloj.
Me da miedo pensar que soy uno de tantos, que persiguen tus pasos a cada instante. Mis sentimientos me traicionan pero tu mirada y tus besos me confirman que sientes lo mismo que yo. Por eso te digo ven a mí, que quiero comunicar lo que siento por ti sin hablar: vivamos un eterno minuto que dure toda la vida.
“ESTA ES LA NATURALEZA DE MI SER”.
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