Sé que no es espejismo si te miro,
viajando en este tren por los paisajes que me van regalando tu silueta…
pasan frente a mis ojos tus palmeras;
tus desiertos y tus cañaverales.
Yo atesoro de todos tus caminos, los olores de polvo y tus colores;
de tu tierra mojada y tus arenas…
Dentro de pocas horas,
contarás a tus hijos con campanas, la historia interminable de tus sueños;
tu espíritu indomable que no amaina.
Entre cohetones, silbatos y matracas
miro ondear tu bandera libertaria, hecha del manto de la Guadalupana.
Con agua en tus frijoles eres banquete;
huracán de serpentinas y bengalas.
Por la fiesta dorada de tus plazas,
todo serán sonrisas en tu noche;
hoy no puede vencerme la nostalgia, porque te llevo en mí,
a fuerza de saber que nací tuyo.
Tus aguas
llueven lo mismo aquí que por tus selvas;
las mismas aguas de millones de años,
las mismas aguas de las carabelas;
aguas del Ipiranga y la Novara.
Tus lágrimas de dicha son palomas que me traen tus mensajes,
hasta este tren, en el que voy por Alemania.
Me has enseñado que al amarte como te amo,
hemos vencido todas las distancias.
Hoy que no estoy ahí para abrazarte
y verte desfilar entre clamores,
tu milagro transforma estos paisajes,
y te miro pasar por la ventana.
Agito mi bandera imaginaria;
águila tricolor para aclamarte.
Brotan por mi mirada tus reflejos,
que me traen agua tuya para el llanto;
saben a sal;
a sal de las canciones
de tus gaviotas y tus golondrinas.
Evoco tu cintura que se estrecha
desde tu Veracruz a tu Oaxaca;
donde se anuncia el mar en dos océanos,
que empequeñecen mientras te declaro
apasionadamente cuanto te amo.
Estallas en mi alma en pirotecnia con la magia invencible de tu nombre
que es grito de batalla y es plegaria.
México tú, y México mil veces, retiemblas en el centro de mi alma.
Hoy quisiera salirme por las calles a presumir de ti;
a describir tu insólita belleza;
a contar tus historias y tus cantos.
Conforme creces en mi sentimiento,
va resurgiendo para acompañarme tu imagen en las caras entrañables;
en racimos de manos extendidas.
Podría rezarte en una letanía
que exorciza y acorta las distancias.
Eres el corazón de mis amigos,
que me hace palpitar en tu esperanza.
Vibras en el sabor que se derrite en mi boca que hoy solo te imagina,
alma de nixtamal en las tortillas
en el sabor de fuego del chipotle.
Eres la guía de todos mis caminos;
de todos los caminos de tu norte;
de tus caminos de idas y un regreso/
Mi patria de Parral y Chinameca!
Eres crisol de barro, cobre y fuego;
cuna de mis volcanes y mis playas,
las playas infinitas de mis hijos;
estero interminable de sus juegos.
En toda esta distancia eres mi patria;
triste alegre o dormida entre mis sueños,
de cañas, capulines, tejocotes,
de nísperos, granadas y guanábanas;
de cocos y de mangos y de jícamas.
Eres mi anhelo, fruta y sinsabores.
Eres mi infancia toda en tus canicas,
en tus baleros y tus loterías;
Eres juego de vidas y de muertes.
En mi afán de volver, voy escudriñando,
atesorando todos tus vestigios;
trato de adivinarte y verte en todas partes;
sueño que vienes por mí para llevarme.
En las horas más largas de mi espera;
cansado de dar tumbos a la deriva,
tú señalas el rumbo a mi regreso.
Donde quiera que muera, será en tus brazos.
eres beso en mis sienes y caricia.
Stahringen am Bodensee, ¡México!
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