¿Raro título, verdad? ¿No será que el autor anda extraviado y encamina sus pasos a donde no debe? No, hoy todo es positivo y verán por qué.
En algún artículo anterior ya se había mencionado la enorme capacidad olfativa de los perros para detectar enfermedades que nos atacan, explosivos usados por terroristas, localización de personas perdidas o secuestradas, etc.1 Hoy ampliaremos la lista en calidad y cantidad.
Un estudio reciente ha publicado la posibilidad de que perros adiestrados puedan identificar pacientes con cáncer de pulmón con una eficiencia del 97%. Estos han sido entrenados para olfatear muestras de sangre. Otro grupo de investigadores alemanes ha entrenado perros para que puedan olfatear el SARS CoV-2 con tan solo una muestra de saliva. La eficiencia en este caso fue del 94%; sin embargo, existe un problema serio y difícil de solucionar: la distracción y el aburrimiento de los perros que amenaza con restarle confiabilidad al bioensayo.
Existen otras magnificas posibilidades que también pueden ser muy precisas en la detección de algunos cánceres; dichas oportunidades están representadas por: las abejas, las mosquitas de la fruta y los nematodos del género Caenorhabditis elegans que son pequeños gusanos de 1 milímetro de largo, hermafroditas, transparentes que viven en el suelo entre las hojas y la hierba en descomposición, se alimentan de bacterias. Por ahora, los ensayos se han enfocado en la detección de cuatro tipos de cáncer: del seno, la cérvix, el colon y el recto y en ocasiones, la próstata.
El Dr. Giovanni Galizia de la Universidad de Konstanz ha manipulado la genética de las antenas de las mosquitas de la fruta para que estas reaccionen ante la presencia de metabolitos cancerosos y desarrollen una reacción bioluminiscente que puede observarse fácilmente al microscopio. De tal manera que lo único que se necesitaría del paciente es una biopsia para compararla con otra donde no exista ningún tejido afectado por el cáncer; sin embargo, el objetivo primordial del Dr. Galizia es realizar las pruebas con orina utilizando una tira de silicona adherida con proteínas u otros reactivos específicos que pudieran dar un cambio de color o una señal luminiscente, algo similar a la prueba del embarazo.
Mientras tanto en Japón, el Dr. Hirotsu Taakaki de la Universidad de Kyushu ha logrado buenos resultados con sus ensayos de nematodos sumergiéndolos en diferentes mezclas de orina donde ha encontrado respuestas quimiotácticas positivas a varios tipos de cáncer, ahora falta determinar la especificidad para cada uno de los tipos de cáncer. Actualmente, los esfuerzos han sido orientados al cáncer de páncreas.
En el caso del coronavirus, se están utilizando abejas. El diseño es muy simple, basta con ofrecerles diversas soluciones azucaradas infectadas con el coronavirus. La proyección de la proboscis se cuenta como una respuesta positiva, la indiferencia una negativa. Varios equipos de investigadores se encuentran trabajando con estos proyectos en la India y Zimbabwe. Existen otros proyectos donde se utilizan abejas para la detección del cáncer en Holanda y Dinamarca.
Todo parece indicar que pronto existirán bioensayos que utilicen insectos u otro tipo de invertebrados que posean algún tipo de metabolito que reaccione con las células cancerosas.2 Esta posibilidad abre una serie de alternativas prácticas y económicas para muchos países que no cuentan con los recursos para sostener un buen laboratorio analítico. Además, podría darse el caso de sustituir los laboriosos procedimientos histológicos que actualmente se usan en los laboratorios de diagnóstico.
Cabe aclarar que los insectos y los otros invertebrados utilizados en los bioensayos no se verán en ninguna forma afectados por alguna de las cepas virales o canceres que se están investigando, sus sistemas respiratorios simplemente no están desarrollados para este tipo de patologías. Aquí radica precisamente la belleza de estas posibilidades, que no se causa daño alguno a estos inverosímiles elementos del bioensayo; solo se ofrecen grandes ventajas y beneficios a los humanos.
¡¡Me pregunto si el título del artículo se ha justificado!!
REFERENCIAS:
- Antonio G. Trejo. LOS PERROS DETECTAN al CORONAVIRUS. Ruiz Healy Times, Septiembre 27, 2020.
- Anónimo. The nose knows. The Economist. July 31, 2021.
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