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LA SUPERFLUA VARIEDAD SEXUAL

La manipulación genética ha sido un tema controvertido en los últimos años. Nadie sabe qué alcances pueda tomar en un futuro próximo.

4 de marzo, 2022

Antonio G Trejo

“¡Camaradas, vivimos en una época magnífica!” exclamó hace algunos años uno de los jerarcas chinos en medio de una Asamblea del Partido Comunista. Ciertamente, años después empezamos a constatar el modo de vida en China y el mundo libre occidental. Con el tiempo, las cosas empezaron a cambiar: las modas, la conducta de la gente, las diversiones, la educación, etc; al grado de que hace algunos años se introdujo una nueva manera para llenar un documento de identidad o cualquier solicitud que requiriera algún servicio público o privado. Las nuevas formas estaban impresas con más de dos espacios para marcar nuestra sexualidad. Antes satisfacíamos el trámite con un simple masculino o femenino, ahora se habían agregado otros espacios para identificar apropiadamente nuestro sexo. Existen otras líneas para indicar nuestra sexualidad con mayor precisión, las descripciones van desde: transgénero, el prefiero no decirlo, etc. de tal manera que el adquirir una licencia para conducir o cualquier otro tramite la lista se hace más larga.

Eso fue solo el principio porque años después muchos edificios públicos y privados y las escuelas en general fueron exigidos para tener cuartos de baño para femeninas, masculinos y un supuesto tercer sexo de indefinidos. Las sociedades modernas habían introducido una nueva categoría sexual representada por individuos que valiéndose de la tecnología quirúrgica y tratamientos hormonales han logrado la transformación de hombres a mujeres y viceversa. ¡Vive la libertè!

Las cosas no se han detenido ahí, recientemente la revista científica Nature publicó un escueto reporte describiendo las investigaciones que se llevaron a cabo en la Naval Medical University en Shanghai, cuyo objetivo principal fue embarazar a ratas macho, someterlas a un periodo de incubación y extraer los fetos desarrollados mediante operación cesárea. Sin dar mayores detalles, el reporte describe la unión forzada de parejas de ratas (donde los machos habían sido castrados) para inducir quirúrgicamente la circulación sanguínea; es decir, ambas ratas circulaban la misma sangre. Después de 6 semanas de apareamiento forzado, los análisis hormonales revelaron la disminución de los niveles de testosterona en las ratas macho y al mismo tiempo registraron ligeros incrementos en los niveles de estrógenos y progesterona, muy semejantes a los niveles de las ratas hembra. Después de 8 semanas de la unión corporal, los machos fueron trasplantados con úteros de rata de la misma especie. Posteriormente, machos y hembras fueron inseminados con embriones. Al término de 3 semanas de incubación (ciclo completo de la gestación de esta especie), los embriones desarrollados fueron extraídos por medio de operaciones cesáreas. Los embriones sobrevivientes continuaron en incubadoras hasta alcanzar la etapa adulta. La proporción de ratones gestados en los machos castrados solo fue del 4% (de los 280 embriones sembrados en sus vientres), estos resultados obviamente fueron considerados como un fracaso. Tal parece que los embriones implantados en los machos no maduraron, es factible que algún factor en la sangre de las hembras haya sido la diferencia.

No hay más detalles, Zhang Rongjia investigador principal del proyecto no quiso hacer declaraciones acerca de los objetivos y los propósitos del programa, solo respondió: “que existía un profundo interés y curiosidad personal por los resultados”. ¹ Nature investigó y entrevistó a varios investigadores chinos activos en China y el extranjero. Ellos manifestaron un marcado desacuerdo con este tipo de investigaciones que causaron una mala impresión a la comunidad científica por sus reiteradas faltas a los acuerdos y reglas básicas de la ética que son continuamente transgredidas por las autoridades chinas.

Por otra parte, es extraño e inverosímil que el Partido Comunista hace todavía algunos años limitó a solo uno el número de descendientes por pareja y que cualquier desobediencia fue severamente castigada por las autoridades. Inclusive se estableció la política sexista de promover el nacimiento de criaturas masculinas, provocando un desajuste considerable en la sexualidad de las poblaciones.

La evolución del hombre ha determinado la existencia de dos sexos que predominan en forma natural. Cierto es que dentro del proceso evolutivo han surgido individuos que manifiestan trastornos sexuales indefinidos y que obviamente pudieran someterse a algún tratamiento para definir su situación, pero esto dista mucho de ensayar un proyecto experimental tan complejo e innecesario como este.

De inmediato surge una pregunta que tal vez pudiera ser superflua pero que tal vez es pudiera aclarar ciertas dudas que flotan en el aire:

¿Para qué incidir en un proceso natural que ha perdurado millones de años?
¿Cuál es la verdadera pretensión de estos proyectos? ¿Acaso una nueva especie o raza?

Uno de los objetivos de algunos ejércitos ha sido la manipulación genética de las capacidades fisiológicas para formar soldados con propiedades extraordinarias que les permitan resistir la fatiga, las condiciones ambientales extremas, actitudes y condiciones mentales rápidas y eficientes, etc. Tal vez ese sea alguno de los verdaderos objetivos e intereses que persigan, entre otras cosas. El verdadero problema es que cada vez nos estamos acercando más al mundo de la ciencia ficción.

Supuestamente nada debería extrañarnos.

REFERENCIAS: