En las últimas nueve semanas varios grupos de importantes autoridades americanas han visitado al presidente mexicano para tratar un asunto de extrema urgencia, la importación de substancias químicas desde China que se utilizan para la síntesis química del fentanilo. La urgencia es una situación muy delicada porque este opioide sintético es procesado en México y enviado ilegalmente hacia los Estados Unidos. El producto es extremadamente tóxico y está ocasionando una descomunal ola de decesos en todos los países del mundo.
Las autoridades sanitarias de muchos países están recurriendo a estrategias diversas para disminuir el número de víctimas, producto de las sobredosis; entre esas nuevas modalidades se encuentra el cambio en la interpretación de las leyes contra la salud y las sanciones para quienes resulten responsables. Dicho cambio es la llamada: descriminalización, que es un recurso legal que tiene cualquier ciudadano en posesión de opioides, metanfetaminas, mariguana, etc. siempre y cuando demuestre que es para su consumo personal. El infractor solo deberá pagar una multa administrativa no mayor de $100.00 (dólares) sin considerarse como un delito penal contra la salud. Aún más, si el infractor decide librarse de la multa, tiene la opción de inscribirse en un registro oficial que lo obliga a un tratamiento de rehabilitación, la multa queda perdonada. Esta nueva interpretación de la ley fue aprobada en Oregon en el 2020 pero ha sido un gran fracaso pues el tratamiento cuesta $7,000 (dólares) por persona y el estado carece de los fondos requeridos.1,2
La crisis económica, política y social que está causando este problema ha obligado a varios países europeos a adoptar estrategias singulares con el fin de disminuir el número de muertes y evitar los excesivos gastos de rehabilitación, si se presentaran los casos. El 27 de septiembre del año pasado, las autoridades escocesas aprobaron las llamadas Safe Drug Consumption Rooms, una especie de cómodos salones donde los jóvenes pueden drogarse sin problemas siempre y cuando acepten la supervisión médica que los vigila. Esta modalidad no es del todo aceptada por el público en general, en muchos países que la adoptan y aprueban lo hacen en forma muy discreta3 , sin embargo se considera necesaria.
¿Cuál es el problema con el fentanilo?
El fentanilo es un opioide sintético que fue creado en 1959, para su uso como analgésico y como anestésico, se puede producir en cualquier local equipado con la extracción y equipos de mezcla y evaporación. Los toxicólogos aseguran que es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina; y que solo debe usarse en casos muy extremos. La potencia se explica por la gran afinidad de esta molécula con los receptores opiáceos del cerebro. Siendo que no es una molécula o derivado natural, la reacción de degradación es muy lenta o inexistente. Nuestro cuerpo no está diseñado para metabolizar este tipo de substancias y sobreviene la crisis. El fentanilo es letal porque se absorbe rápidamente a través de la piel, el tracto respiratorio o la inyección intradérmica, su reacción con los receptores no es reversible, ataca los centros respiratorios hasta provocar una asfixia, la cual puede ser evitada mediante una oportuna aplicación de naloxona (0.4 – 2.0 mg).
Las estadísticas, aunque no muy confiables indican que en el lapso comprendido del 1999 al 2021 han habido 106 000 decesos tan solo en Estados Unidos, lo cual equivale a un aumento del 277%. El año pasado en el área de Seattle (King County), se reportaron 1040 sobredosis. Lo más trágico de este drama es que la mayoría de los decesos están entre los 20 – 44 años, la edad más productiva del individuo. En muchas ocasiones se reportó un incremento en el número de suicidios, lo cual no se ajusta a la verdad, lo que sucedió es que es la manera más rápida de documentar los casos cuando en realidad se trató de sobredosis, muchas de ellas accidentales.
El siguiente episodio ilustra la veracidad de lo anterior, a finales del año pasado y principios de este, los medios de comunicación de los Estados Unidos empezaron a publicar los decesos de niños de 3 -5 años, todas las muertes causadas por asfixia. Las necropsias realizadas mostraron sobredosis con fentanilo, las investigaciones posteriores revelaron que los pequeños se habían contaminado con residuos o aerosoles del tóxico que algún familiar irresponsable dejó después de realizar su trabajo. Estas muertes conmovieron profundamente a la opinión pública, el ambiente contra los viciosos se volvió malsano; los medios de comunicación dejaron de publicar estas tristes e infortunadas noticias. La opinión general era que se estaban concediendo demasiadas libertades a los proveedores y los usuarios de las drogas.
Las autoridades de los países más afectados están sumamente preocupados, muy inciertos acerca de las medidas y decisiones que deben de tomar sin conceder demasiado. Las sociedades, literalmente, enfrentan una nueva pandemia contra la cual no estábamos preparados. Quizá es tiempo de reafirmar y fomentar una relación más solidaria y personal entre nosotros mismos. De la misma manera, será muy conveniente tener mayores conocimientos acerca de esta nueva amenaza.
REFERENCIAS.
- Anónimo., The Oregon Experiment. The Economist. April 15, 2023.
- Anónimo., Lessons from Oregon. The Economist. April 15, 2023
- Anónimo., It’s time to ease up. The Economist. April 23, 2023.
Correo electrónico: [email protected].
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