Este año ha sido difícil para los que hemos sobrevivido al ataque de los poderosísimos mutantes del SARS-CoV-2, popularmente conocidos como COVID-19; sin embargo, después de tanta incertidumbre, parece que al fin se ha logrado un triunfo que nos llena de esperanza y satisfacción. Se hallaron algunos métodos que pueden detectar la presencia del virus en una forma precisa, rápida y económica y también se descubrió la posibilidad de desarrollar una enzima proteasa que logre inactivar el contacto del virus y las células humanas, lo cual imposibilitaría toda forma de contagio. La historia es la siguiente.
El proceso infeccioso empieza cuando el virus se posa junto a la célula humana que va a infectar. Acto seguido, el virus tiende a adherirse e inyectar su RNA a la célula para iniciar la infección. La adherencia se logra mediante una serie de reacciones enzimáticas que el virus inicia al reconocer el sitio ACE2 de la célula humana y que es el sitio específico del contacto. Después, el virus secreta la enzima proteasa cuya función es precisamente degradar la pared de la célula y debilitarla de tal forma que él pueda inyectar su ácido nucleico. Al poco tiempo, comienza el proceso de replicación viral en el interior de la célula y la aparición de los primeros síntomas, cuando éstos se presentan.1 Las proteasas son enzimas naturales que degradan a las proteínas a péptidos más pequeños o aminoácidos, esta degradación altera e inactiva significativamente la estructura del sustrato.
Todo proceso infeccioso tiene una característica singular: la diagnosis de la infección que implica la identificación del agente patógeno y su mecanismo de acción a nivel celular. En el caso del coronavirus, la diagnosis ha sido incierta porque no se produce la misma reacción inmunológica y, por lo tanto, los resultados son dudosos y en ocasiones, poco confiables. Esto es muy riesgoso porque estos individuos no reaccionan, son asintomáticos y por ello no se consideran como fuentes de infección. Además, ellos tampoco saben que están infectados y realizan sus actividades cotidianas sin mayores precauciones que las habituales.
Hasta ahora, la única reacción confiable para obtener un diagnóstico certero es la prueba de la PCR (polimerase chain reaction, por sus siglas en inglés) que es eficiente e inmediata, pero el problema es su elevado costo. Siendo un desarrollo molecular, los precios de esta prueba no están al alcance de la mayoría de los países que carecen de los recursos económicos para poder costear el número de pruebas que son necesarias, siendo una de las razones por las cuales las estadísticas epidemiológicas no correspondan con las realidades que se aprecian en el número de pacientes en los hospitales. Esta situación puede resolverse mediante la reacción de una enzima proteasa que es sumamente específica y solo aparece cuando el virus ha invadido la pared celular de la célula animal. De tal manera que es posible detectar esta proteasa en una muestra de saliva a los diez minutos de haberse promovido la reacción. Esta prueba es muy directa y su desarrollo está dentro de los presupuestos de los países con recursos modestos. Este trabajo se ha logrado en los Laboratorios Todos Medical de Rehovot y las evaluaciones se han hecho en el Hospital Assuta y la Universidad de Tel Aviv en Israel, bajo la dirección del Dr. Jorge Leon. Este proyecto es muy ambicioso ya que además se está desarrollando un software que permita leer la reacción en un teléfono celular y de paso mandarlo a un banco de datos. A la fecha se tiene la especificidad y la certeza de una proteasa, de la cual aún no se ha determinado la estructura molecular.2 Los investigadores han calculado que la prueba estará lista para su comercialización a finales de este año. Es muy posible, pero al parecer pudiera tratarse de la misma proteasa que se menciona a continuación.
Por otra parte, el equipo del Dr. James Nowick de la Universidad de California en Irvine, ha aislado y caracterizado una proteasa que inhibe la proteasa que el coronavirus utiliza para debilitar y obturar la pared de la célula humana para que posteriormente pueda inyectar su RNA, iniciándose la infección. Al inhibirse la proteasa viral, automáticamente se evitan la adherencia, la inyección del RNA y la infección. Este mecanismo ya se había utilizado con éxito en los fármacos antivirales usados contra el SIDA.
El problema ahora es que hay que proteger la estructura de la proteasa inhibidora para que no pierda eficiencia y a la vez se absorba adecuadamente en los tejidos respiratorios del infectado, para lo cual será necesario revestirla para que pueda ejercer su función sin causar reacciones inmunológicas desagradables. Debemos recordar que las proteínas tienen estructuras tridimensionales específicas que suelen causar reacciones extrañas (alergias, irritaciones, comezón, etc.) en los animales superiores. Lo más inmediato ahora será encontrar el revestimiento adecuado usando diferentes radicales químicos. El desarrollo de todas estas reacciones puede observarse con un software especial. Cuando se tenga la estructura tridimensional más adecuada, se sintetiza el revestimiento y se agrega a la molécula. Posteriormente, se preparan diversas dosis de varios modelos y se ensayan en los animales, donde todas las reacciones de la proteasa son monitoreadas rigurosamente hasta encontrar la dosis y las condiciones óptimas para el producto. Esta es la etapa más crítica porque hay que cuidar todos los detalles que puedan alterar o modificar la reacción. Después vienen las pruebas con los humanos, que son las definitivas.3
Al parecer, el proyecto tiene un subproducto listo para los ensayos con animales y humanos, pero aún no se ha determinado cuánto tiempo llevarán los bioensayos. Por lo pronto ya procedieron a obtener la patente del proceso bajo el nombre de UCI-1 que, al parecer, tiene excelentes propiedades y las características para combatir a este azote que durante tanto tiempo nos ha perjudicado.
Es bien sabido el alto índice de mutación que tienen este tipo de virus; sin embargo, se espera que la enzima tenga las propiedades inhibitorias suficientes para malograr las adhesiones de los diversos mutantes de este parásito. Seamos pacientes, solo nos queda esperar.
REFERENCIAS.
- Antonio G. Trejo. El Coronavirus Villano. Ruiz Healy Times. Junio 25, 2020.
- Kristen Smith. A10 minute test for COVID-19. TODOS announces positive data for new point-of-care saliva – based test. DDNews Vol.16, Number 9, October 11, 2020.
- Ilene Schneider. Translational Sciences Comes to the Fore. Protease inhibitors might help to manage COVID-19. DDNews. Vol. 16, Number 9, October 11, 2020.
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