En 2018, los protagonistas en televisión, radio y medios impresos son aquellos que se postulan para ganar el cargo más importante de la administración pública. Es una contienda dura, pero determinante para el futuro de nuestro país. No obstante, muchas veces el éxito de un aspirante depende mucho del personal que elige para representarlo, donde podemos incluir a coordinadores de campaña, pero también a los Partidos Políticos. Por esta razón los hemos visto repetidamente en medios de comunicación, buscando mostrar el respaldo a su candidato o el descontento por los adversarios. Es necesario que conozcamos el perfil no sólo de quienes se postulan, sino de aquellos que lideran el Partido Político que los respalda. Especialmente, hay tres dirigentes que juegan un papel importantísimo en estas elecciones, ya que representan a los partidos líderes de las coaliciones formadas. En el presente análisis, exponemos su perfil, experiencia y puntos considerables en la campaña.
El primero de ellos, Enrique Ochoa Reza, es el actual dirigente del Partido Revolucionario Institucional, quienes gobiernan actualmente. El PRI es el principal miembro de la coalición “Todos Por México” (PRI-PVEM-PANAL). Ochoa forma parte del Partido desde finales de 1991, ocupando diversos cargos dentro de las filas del mismo. Algunos de sus puntos fuertes en materia laboral son la dirigencia de la Comisión Federal de Electricidad desde febrero de 2014, hasta mediados de 2016. Poco después de comenzar a formar parte de la Comisión Ejecutiva del PRI, Enrique Ochoa fue postulado como el dirigente Nacional, tras la renuncia del polémico Manlio Fabio Beltrones. Ochoa Reza se ha enfocado en defender categóricamente la forma de gobierno del PRI tradicional. Se popularizó su punto de vista defensivo ante la desastrosa invitación al entonces candidato a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, por parte del equipo de Enrique Peña Nieto. Como resultado, su discurso es cada vez menos creíble, de acuerdo al punto de vista de la ciudadanía en redes sociales, quienes aseguran que Ochoa, a pesar de su facilidad de palabra, se empeña en “defender lo indefendible”.
En segunda instancia, tenemos a Damián Zepeda Vidales, quien dirige el Partido Acción Nacional tras la renuncia de Ricardo Anaya en su intento por conseguir la Presidencia de la República. Como sabemos, el PAN es el órgano principal de la coalición “Por México al Frente” (PAN-PRD-MC). Antes de ocupar su cargo actual, Zepeda se desempeñaba como el Secretario General del Partido, por lo que conoce perfectamente el funcionamiento del Partido derechista. Además de su trayectoria en Acción Nacional, se desempeñó como Diputado en el Congreso de la Unión y se postuló para la alcaldía de Hermosillo, Sonora. Al igual que Ochoa, Damián Zepeda ha buscado defender a Ricardo Anaya constantemente. Se le considera un político diplomático y con buenos argumentos, aunque no muy auténtico, pues replica la retórica de Ricardo Anaya, mostrándose como un líder influenciable. Sin embargo, la recepción ciudadana de sus participaciones hasta el momento ha sido mayoritariamente favorable.
El caso de MORENA es buen objeto de estudio. A pesar de que Andrés Manuel López Obrador se sigue considerando la figura suprema del Partido, ya no representa la dirigencia del mismo. La Presidenta lleva por nombre Yeidckol Polevnski, quien fue candidata a la Gubernatura del Estado de México en 2005 y posteriormente, senadora de la República por el PRD. Poco después, se unió a López Obrador en el denominado Movimiento de Regeneración Nacional. Hoy, figura como una de las más fuertes lideresas de la coalición “Juntos Haremos Historia” (MORENA-PT-PES). Yeidckol es, de acuerdo a su desempeño en actos públicos, la Presidenta argumentativamente más débil (Es decir, no destaca en debates o discursos defensivos). Por otro lado, cuenta con algunos escándalos en su carrera que apaciguan la imagen “austera y pulcra” de la que se jacta su Partido. La decisión de Andrés Manuel de elegirla como Presidenta a pesar de su reputación, fue un tema de lealtad política. En encuestas figura como la líder partidista con la reputación menos confiable, aunque esto no ha representado un golpe duro a la campaña de López Obrador, quien continúa con mucha fuerza de cara al inicio de las campañas.
Los tres representantes han hablado en favor de sus candidatos, han expuesto sus razones por las cuáles consideran que tienen la mejor alternativa. No obstante, la imagen que estos personajes han cosechado a lo largo de los años es también un factor a considerar, tanto positiva como negativamente. Es decir, no se trata únicamente de mantener limpia la imagen del candidato, sino de todos aquellos que hablan en su nombre. En el caso de los Presidentes, se necesita muy buen prestigio para que la ciudadanía confíe en aquellos que no sólo cargan con su propio historial, sino con las altas y bajas que han tenido sus Partidos en su historia.
Concluyo pensando que el apoyo de los Presidentes de Partido es, desde mi punto de vista, un arma poderosa… Pero de doble filo.
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