“De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”.
– Salvador Dalí.
Curiosamente, el famoso pintor estaba en lo cierto: México es un país cuya historia política ha estado envuelta en un mar de controversias, inconsistencias y decisiones incomprensibles para el razonamiento lógico. Sumidos en un mar de desesperación por los deplorables resultados de los “partidos de siempre”, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) consiguió la estridente victoria en las elecciones presidenciales de 2017, con su abanderado, Andrés Manuel López Obrador, quien ya es, ciertamente, uno de los políticos más importantes de la historia de nuestro país. Con esto, dio inicio una “nueva era” política, comúnmente conocida como la “Cuarta Transformación”, la cual entró en funciones hace prácticamente un año y medio, con la promesa de la erradicación de la política corrupta y anquilosada en la que México estaba inmerso. Lo que hasta el día de hoy se ha visto, sin embargo, es una época crítica y surrealista para nuestro país, a un nivel que hasta para el propio Salvador Dalí sería difícil de creer.
Después de una ausencia en este portal por poco más de un año, en el que me puse a examinar y reflexionar las decisiones del “presidente del pueblo” y su equipo, en medio de una fuerte crisis económica, de seguridad y ahora también de salud (entiéndase esta columna en el marco de la pandemia por el Covid-19), he decidido regresar a publicar estos artículos, comenzando por un análisis de algunos de los acontecimientos más abruptos de la administración de López Obrador en contraste con sus promesas de campaña o bien, con sus discursos cuando era miembro de la oposición.
Hablemos de violencia, uno de los temas más reiterativos en los discursos de campaña de López Obrador. El tabasqueño criticó en repetidas ocasiones la estrategia de seguridad del expresidente Enrique Peña Nieto, haciendo especial énfasis en las cifras alarmantes del año 2017, que se convirtió en el año más violento de nuestro país hasta esa fecha. En su tercera campaña presidencial, Obrador planteó una estrategia contra la violencia basada en la “pacificación” del país. Hablaba de constituciones morales y de amnistía a criminales, entre otras propuestas, pero parece que no han tenido los resultados esperados. En los primeros meses de su administración, el nivel de homicidios alcanzó niveles históricos. El 2019, primer año del sexenio de López Obrador, pasó a la historia como el año más violento en la historia de nuestro país, superando el año 2017 que tanto criticaba. Hasta el momento, se sigue culpando al mal manejo de seguridad de administraciones anteriores. ¿Hasta cuándo comenzarán a hacerse responsables?
Enfoquémonos en el sector salud, otro de los temas principales en la agenda del presidente. En campaña, prometía empedernido que no habría despidos en el sector salud, que no disminuirían los salarios del personal médico y que nuestro sistema de salud público mejoraría. No solo no ha cumplido con sus promesas, sino que, en los primeros meses del año 2019, nos enfrentamos a una fuerte crisis de desabasto de medicamentos, mismo que, inicialmente, fue negado de manera tajante por elementos de la Cuarta Transformación pero que, eventualmente fue confirmado por el presidente, aunque muy a su estilo. En la conferencia de prensa matutina del 23 de mayo de 2019, Andrés Manuel López Obrador confirmó el desabasto de medicinas, pero mencionando que, a pesar de ello, “antes estábamos peor”. Los números de compra de medicamentos que presentó Zoé Robledo, director del IMSS, ese mismo día, fueron desmentidos por numerosos medios de comunicación. A esto hay que sumarle el deplorable e inconsistente manejo de la crisis de salud por la pandemia mundial de “coronavirus”, el cual ha sido analizado por múltiples analistas en todo el mundo, al grado que, el pasado 12 de junio de 2020, el director ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, afirmó que la situación del Covid-19 en México era alarmante y pidió al gobierno de México ser congruente con sus medidas. Curioso, ¿No?
Ahora, vamos con la economía. Dice el dicho que “prometer no empobrece” y se lo tomaron muy en serio. La campaña presidencial de AMLO presentó 12 promesas económicas para el primer año de gobierno, entre las que destacan el crecimiento del PIB a un 4%, aumento al salario mínimo, respetar la economía del Banco de México, entre otras, siempre con énfasis en la mejora económica de nuestro país casi de manera instantánea. Tampoco fue así. De acuerdo con datos de El Economista, en los primeros nueve meses de 2019, el crecimiento económico fue de 0%, lo que se traduce en estancamiento económico y un mal panorama para la inversión extranjera en nuestro país.
Otro de los puntos que generó controversia a nivel mundial fueron las “consultas ciudadanas”, una serie de consultas a modo, sin institución reguladora y sin autoridad, ya que AMLO era entonces presidente electo, lo cual no es considerado un cargo oficial. El impacto de esta situación no termina aquí, sino que estos proyectos casi caprichosos del hoy presidente han tenido fuertes repercusiones. Un ejemplo es el Tren Maya, cuyas afectaciones al medio ambiente ya comienzan a ser tema de agenda informativa. El 23 de mayo, un juez otorgó al pueblo Maya Ch’ol un amparo definitivo que impide la construcción del Tren Maya en su tramo 1 por las fuertes afectaciones a los ecosistemas naturales. ¿La respuesta de López Obrador? “El amparo tiene tintes políticos”.
Ahora, es cierto también lo que sugería Eduardo Ruiz-Healy en su columna del pasado 7 de julio: “AMLO no es el más atacado, pero si el más sensible”. Esto ha desencadenado una tormentosa relación entre el Ejecutivo y los periodistas y medios de comunicación, a quienes ha lanzado advertencias y ha generalizado al decir que son “poco profesionales” (revisar conferencias matutinas del 15 de abril de 2019 y 22 de abril de 2020). Si bien, el presente gobierno ha afirmado que no habrá censura a periodistas, las “múltiples casualidades” dicen lo contrario, pues hasta el momento, más de 10 líderes de opinión han sido separados de sus cargos en lo que va de gobierno. Saludos a Carlos Marín, Sergio Sarmiento, Carlos Loret de Mola, Víctor Trujillo, Ricardo Alemán, Chumel Torres, entre otros.
Y a todo esto, sumemos la dura postura de López Obrador ante la presidencia de Donald Trump y sus acciones contra los migrantes mexicanos en su libro Oye, Trump de 2017 y las duras críticas que lanzó a Peña Nieto cuando recibió al presidente de Estados Unidos en nuestro país, y contrastemos con la reciente visita de Obrador a Washington, sus comentarios en torno a su reunión con Donald Trump, su disposición a usar cubrebocas y hacerse la prueba del Covid-19 “por respeto a los estadounidenses”, cuando se rehusó más de una vez a hacerlo por los mexicanos. Hacer este contraste es verdaderamente surrealista.
Me llena de satisfacción estar de vuelta en el portal y agradezco que nuevamente se me abra el espacio para publicar. Como sospechaba desde la aplastante victoria de López Obrador en julio de 2017, este gobierno ha estado a la orden del día en cuanto a inconsistencias, errores, contradicciones y malas decisiones. De resultados, ya mejor ni hablemos…
¡Vaya surrealismo el de la Cuarta Transformación!
Kanye West ¿presidente?
Cada vez es más común escuchar que personalidades del mundo del entretenimiento mediático o similares tienen injerencia o intenciones...
julio 24, 2020Los Primeros 100 Días. ¡Ya Fue Suficiente!
Hablando de política, la completa esperanza en un líder mesiánico que se siente (o se dice) capaz de solucionar...
marzo 15, 2019Nominadas a “Mejor Película” en los Oscars. ¿De qué estamos hablando?
En medio de una serie de controversias y escándalos, este próximo domingo se llevará a cabo la 91 edición...
febrero 22, 2019Tres Años…
Mirar atrás es, en ocasiones, una de las experiencias más reconfortantes para el ser humano. No puedo presumir de...
febrero 1, 2019