Desde mi última colaboración para “RuizHealyTimes” hace prácticamente un mes, decidí tomarme un par de semanas en silencio para analizar, escépticamente, toda esa profusa marea de cambios que irían tomando lugar en el panorama político mexicano tras la contundente victoria de Andrés Manuel López Obrador. Bastaron un par de meses para darnos cuenta, irrevocablemente, que no es tan fácil como nos lo hizo parecer.
Si algo hubo (y en exceso) en la campaña del tabasqueño López Obrador fueron promesas de campaña, altamente populistas y efectivas para el convencimiento de la mayoría, pero descabelladas al momento de estudiar su viabilidad. Hoy, con el triunfo asegurado y comenzadas las labores de su equipo de transición, la realidad es otra y, por cierto, muy diferente a lo que se dijo.
Por ejemplo: El 17 de marzo de 2018, durante la etapa de campañas, López Obrador aseguró determinado que no habría aumento en el precio de las gasolinas una vez comenzada su administración. A los pocos días, el próximo Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, declaró que el aumento de los combustibles se manejaría de la misma manera que en la actual administración y que, inclusive, podría aumentar, pues depende de cuestiones internacionales, cosa que no se dijo en las constantes críticas de AMLO al Gobierno de Enrique Peña Nieto. En marzo de 2017, Obrador encabezó los titulares de periódicos con su promesa de creación de la Guardia Nacional en México, propuesta que ya fue descartada por Alfonso Durazo, próximo Secretario de Seguridad, unos días después de haber obtenido el triunfo. Durante el pasado mes de abril, Andrés Manuel negó categóricamente la permanencia del ejército en las calles, pero el 24 de agosto, desde su casa de transición, negó que en su mandato los militares regresen a los cuarteles. A este cúmulo de promesas inconclusas se suma su rígida postura de la cancelación del NAICM que reiteró incansable en campaña y que, hoy, dice que someterá a una consulta popular que, por cierto, suena ilógica, compleja e inentendible.
Estos son sólo algunos ejemplos. La lista sigue y seguirá, pues muchas de sus promesas suenan fáciles de decir, pero complejas de ejecutar.
Por otro lado, el ambiente de unión nacional, de coalición responsable y “Abrazos, no balazos” poco a poco va perdiendo fuerza, pues ya hay divisiones notorias en las filas de MORENA y un claro distanciamiento de los Partidos que integraron la coalición que le otorgó la victoria al líder izquierdista, “Juntos Haremos Historia”. Fue la propia Dirigente Nacional de MORENA, Yeidckol Polevnski, quien lanzó arrebatadas declaraciones contra el Gobernador Electo de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, del extinto Partido Encuentro Social, a quien apoyó en el periodo previo a las urnas. Esto, sumado a los roces por las representaciones del Partido en las cámaras de diputados y senadores, que restan también puntos al discurso del Partido que aboga por el caudillismo y la unificación.
En estas semanas, también ha habido controversias, ¿Apoco no, Manuel Velasco? Me pareció muy curioso que le fuera negada la licencia en el Congreso al político chiapaneco para regresar a su cargo como Gobernador del Estado y, horas más tarde, MORENA facilitara la vía de votación para que esta le fuera concedida. Claro, horas más tarde, se da el rompimiento de las relaciones entre el PRI y el Partido Verde (al que pertenece Velasco), mismos que se unieron a MORENA para otorgarle la mayoría absoluta en la LXIV Legislatura.
Ahora es Andrés Manuel López Obrador quien está en medio del huracán, pues en lugar de plantear un trabajo de transición ordenado, responsable y de bajo perfil, ha preferido dar declaraciones que han desatado polémica en los medios de comunicación y en el panorama político. Debe entender que, en la posición que se encuentra en este momento y con la expectativa de convertirse en un Jefe de Estado respetuoso y querido por el pueblo, hacer comentarios como que “México se encuentra en bancarrota” no es la mejor idea.
Lo cierto es que la opinión pública le sigue favoreciendo, un poco subjetivamente. El pasado 14 de septiembre, salió a la luz pública un discurso del tabasqueño en alusión a las fiestas patrias, donde dijo que México fue fundado hace miles de años. Aunque hubo gente que reprochó la aberrante afirmación, no tuvo ni la mínima fuerza que el extraño ademán con las manos del Presidente Enrique Peña Nieto tras el Grito de Independencia, por el que fue objeto de burlas (Nuevamente). Una vez más, me es difícil decir si el sentimiento a favor de López Obrador es mera afinidad política o una afición ya preocupante.
Está más que dicho. Andrés Manuel López Obrador se dio cuenta que no es lo mismo contender por la Presidencia, que asumirla…
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