¿ELIMINACIÓN DE LA ÚLTIMA GARANTÍA LIBERAL, LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN?

Más que preocuparnos –que lo es– el linchamiento del periodista de Loret de Mola en su artículo “demoledor” de las propiedades de John Ackerman, intelectual...

22 de junio, 2020

Más que preocuparnos –que lo es– el linchamiento del periodista de Loret de Mola en su artículo “demoledor” de las propiedades de John Ackerman, intelectual orgánico de la 4T y en especial, de su esposa Irma Eréndira Sandoval, “conciencia” de la legalidad de la 4T al encargarse del cuidado de la corrupción de la 4T ante la transparencia de sus múltiples propiedades, no cabe más que llorar.

Porque el Estado cuenta con “derecho de réplica” ante los reclamos de la sociedad civil y del cuarto poder, el poder de la información, si bien es discutible, para aclarar aquellos actos que la sociedad civil le atribuye. Aunque no hay que destacar que el particular que  se enfrenta al Estado asume un alto riesgo al sacar las manchas del Estado, el Estado que lo “lincha” de la manera que lo hizo el gobierno de la 4T no tiene vergüenza: infinidad de personajes públicos alegando la ya famosa teoría del complot, contra un periodista que, tras una minuciosa investigación, saca a la luz unos hechos indiscutibles, que en ningún momento han podido ser desmentidos por los beneficiados. No olvidemos que este periodista ya ha sido objeto de sanciones profesionales por señalar las verdades de la 4T al ser expulsado –por órdenes de AMLO– de la empresa televisiva en la que se había desempeñado por décadas, Televisa, por las quejas de la figura presidencial ante los pronunciamientos de actos de corrupción de su equipo –¿ovejas?– que nunca fueron desmentidos en los hechos por los rufianes de la 4T. No olvidemos, como caso también reciente, el escándalo de las propiedades de Manuel Bartlett y del “pingüe” negocio de su hijo Baby Bartlett al Seguro Social, que durante décadas ha vendido productos de mala calidad a precios astronómicos, con lo que el gobierno no ha  tenido dinero para hacer frente a la pandemia que, no olvidemos, ayer nos llevó al número glorioso de ser el número uno en nuevos muertos a nivel mundial por el COVID-19. Y lo que fue peor, el inicio de una investigación a Loret por la Secretaría de la Función Pública, cuando debería haber sido ésta la que hubiera iniciado un proceso contra uno de los ladrones de la 4T: AMLOBABÁ y sus 40 ladrones (ojalá solo fueran 40), Manuel Bartlett Díaz.

La bandera “moral” de AMLO hace “aguas”: las asignaciones directas sin licitación; la persecución de enemigos políticos utilizando toda la fuerza del Estado y los derechos humanos; la extinción de dominio, que permite expropiar bienes de cualquier particular con la sola “sospecha” de que es un delincuente; la reforma que aumentó el número de delitos que pueden ser objeto de prisión preventiva, sin derecho a fianza; la desaparición de las estancias infantiles y de los refugios a las mujeres, que les dificulta poder llegar al lugar de trabajo; el recorte de presupuesto del IMSS, que llevó a la muerte a decenas de niños con cáncer; la eliminación del Seguro Popular (que sí es seguro y sí es popular, sino no se hubieran inscrito al mismo millones de personas); el despido de miles de burócratas sin indemnización laboral (lo que constituye un derecho humano fundamental); los escandalosos gastos suntuarios y la compra de casas lujosas de los hijos de López Obrador.

¿Qué tiene para presumir de moral, la supuesta “superioridad” moralidad de la izquierda mexicana, tan criticada por Octavio Paz, ante AMLO y el equipo de la 4T? La misma asquerosidad de los priistas en sus peores tiempos. ¿Lenguaje o discurso moral? Solo en el sentido de que la moral de López Obrador es un árbol que produce moras, según la famosa frase de Gonzalo N. Santos. Si su economía ha sido una economía del desastre (antes de la pandemia de más de un 2% del PIB autocreó una recesión del -0.1%, y durante ésta, ha ocasionado miles de muertes que se podían haber evitado).

Vergüenza es lo que debería tener el líder de Macuspana, que ni siquiera de líder moral del país se sostiene. La siguiente “medida” es prohibir la libertad de expresión a lo Echeverría, como cuando canceló Excélsior por “incómodo”. Al impedir la libertad de expresión, lo poco que hubiera podido tener en su día López Obrador de liberal, está a un paso del totalitarismo. Dios proteja al pueblo de México: como decían en España antes de la muerte de Franco “larga vida al caudillo”, pero lejos de nosotros. 2021 será su primera prueba de fuego –si no desaparece al INE antes– donde los ciudadanos podrán revertir en las urnas, lo que en 2018 crearon como muestra de rechazo a todos los gobiernos anteriores. Valía más malo conocido que “nefasto” por conocer.

  1. 1 Máster y Doctor en Derecho Económico. Profesor Investigador de la Facultad de Negocios y Derecho en Economía de la Universidad De La Salle Bajío y miembro Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores.

 

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