Es común que varios de los anuncios publicitarios en temporadas de frío –y ahora más en virtud de la situación pandémica que padecemos– promocionen medicamentos y suplementos de dosis de vitaminas (ADerogyl, Centrum, Neurobion, por decir algunos).
Dichos anuncios portan como estandarte la posibilidad de prevenir de enfermedades, el alivio de otras y la necesidad de tomarlas para vivir más. Estos enunciados se estructuran de tal forma que resultan ambiguos, sin sustento científico suficiente para ser autorizados por COFEPRIS y publicitarse.
Algunos ejemplos son la clásica vitamina C que es conocida por prevenir y tratar gripes, pero no tiene fundamento científico y ha sido demostrada su nula efectividad, contrario a un posible beneficio de la vitamina D; otro ejemplo es el uso de vitamina B12 y demás vitaminas del “complejo B” para dolores neuronales, lo cual está científicamente infundado, la falta de dicha vitamina es causa de anemia perniciosa, no de dolor de ciática.
Hoy en día, en redes sociales se muestran a los artistas y deportistas que de manera periódica se les suministra un suero intravenoso que incluye vitaminas. Esta práctica se observa por varios como “saludable” y parte de un nuevo paradigma en salud; realmente es todo lo contrario.
Las vitaminas son proteínas o lípidos que tienen diversas funciones en el organismo. Muchas veces el mismo organismo las produce sin necesidad de consumirlas. Con el simple hecho de tener una alimentación saludable y balanceada, no es necesario tomarse una pastilla, un polvo y menos aún, inyectárselas. Lo único que hará el organismo con el exceso de vitaminas consumidas, será orinarlas.
Pero en dado caso que se consuma un exceso de las mismas, puede generar una hipervitaminosis. Así como cuando se consume demasiado calcio puede generar cálculos renales, o demasiadas proteínas nos pueden elevar el ácido úrico, el consumo sobre los límites normales de vitaminas puede generar afecciones a diferentes órganos y a desenlaces irreversibles, como daños al hígado.
Varias empresas en este rubro se definen como la “nueva revolución de la salud” y cuentan con la ayuda de la ignorancia de la gente sobre los riesgos de un exceso de vitaminas (y sobre los casos poco frecuentes de deficiencia de determinadas vitaminas).
De primera mano conozco varias prácticas de dudosa utilidad médica que se utilizan (como el uso de médicos sin cédula, la aplicación de medicamentos para mejorar el rendimiento, la obvia falla en el uso de nutrimentos que no se necesitan, entre otros). El uso de las redes sociales, influencers y técnicas de marketing para fomentar productos que son nocivos es realmente reprobable.
Al lector le solicito que use su criterio para usar productos que se promocionan como la panacea para supuestamente prevenir enfermedades en pacientes sanos. Consulte a su médico de confianza cualquier tipo de duda. Nunca recurra a la automedicación.
Nosotros los médicos hemos dedicado gran parte de nuestra vida académica y profesional a estudiar al cuerpo humano, y con ello la búsqueda de la salud en todos los seres humanos y el mayor bien. No hay ningún suplemento, vitamina o remedio que sustituya lo anterior. Nadie más que usted puede cuidarlo, no deje su salud a manos de charlatanes y palabrerías.
Cómo acompañar a alguien
Todos tenemos buenas intenciones, pero considerando algunos puntos, la ayuda resulta efectiva.
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