Alegría y ansiedad: las dos caras de la moneda en este regreso a clases

Un niño que no está bien emocionalmente no puede aprender.

2 de septiembre, 2022

Después de un año por demás atípico e irregular, en el que los sistemas híbridos, los regresos inesperados al confinamiento y, de manera especial, la ola de contagios de COVID que llegó arrasando al final del año escolar, el ciclo 2022-2023 arrancó el pasado lunes como una oportunidad para las escuelas y para las familias, de recomenzar, de reconstruir y, sobre todo, de recuperar lo perdido. 

Lo positivo: el regocijo de recuperar un poco de normalidad

Lo mejor de este regreso es que, en su mayoría, los alumnos muestran alegría, los maestros fuerza y los padres confianza.

Hoy, por fortuna tuvimos un regreso a clases en el que podemos observar que:

-La mayoría de los alumnos se muestran felices, seguros y confiados ante el nuevo ciclo.

-Ellos, desde su pensamiento mágico, han podido superar la crisis, mostrar su resiliencia y caminar, sin miedo hacia adelante.

-Gran parte de la población adulta y joven ya está vacunada y los menores están en vías de hacerlo.

-Las instituciones educativas estamos mejor preparadas, contamos con protocolos ya probados y nos hemos enfocado a diseñar estrategias para enfrentar el rezago educativo.

-Cada vez oímos menos o nada sobre contagios en nuestros círculos cercanos de amigos y familia.

-Las desventajas de la educación online quedaron atrás y hoy la educación presencial, además de fortalecer los aspectos socioemocionales, puede beneficiarse del aprendizaje tecnológico que se logró durante los años pasados. 

-Los alumnos y adultos que han logrado ya interiorizar esta actitud de optimismo ante el futuro, tienen el poder de “jalar” y motivar a los que aún no lo han logrado. 

Los retos y las áreas de oportunidad: ¿ansiedad, nervios, miedo?

A pesar de eso, aunque la mayoría de nosotros estemos felices de regresar a convivir, compartir y aprender juntos, es innegable que el sentimiento de vulnerabilidad e incertidumbre sigue presente en muchos y, en este sentido, uno de los aspectos más importantes a considerar en el retorno a clases es la ansiedad y otros trastornos que impiden a algunos (por fortuna una clara minoría) alumnos, padres y maestros, abrazar por completo este nuevo comienzo y sentirse tranquilos para poder abordar el proceso de enseñanza-aprendizaje de la mejor manera.

Causas y manifestaciones en niños y jóvenes

Lo que podemos observar en estos casos (que venturosamente están muy focalizados) es:

  1. Al haber vivido tan de cerca o de manera tan contundente los cambios y la incertidumbre a la que nos sometió el 2021-2022, más los muchos contagios a final del ciclo anterior, la imagen sigue fresca y presente y el miedo de que el escenario se repita es muy fuerte para ellos.
  2. Vacunados o no o bien protegidos o no, tienen un verdadero temor de contagiarse y de las consecuencias que esto pueda traer.
  3. Algunas familias siguen muy lastimadas por las pérdidas físicas, emocionales y económicas que sufrieron y algunas, las más aprensivas, volvieron a aislarse voluntariamente durante el periodo vacacional.
  4. Ante este escenario, el estrés que les genera la sola idea de que las clases sean completamente presenciales es muy significativo.
  5. Tanto a algunos niños, como a muchos padres les es difícil el “desprendimiento” que representa volver a la escuela.
  6. A niños, jóvenes y adultos, y, especialmente, maestros, que por cualquier razón tienen un sistema inmunitario comprometido, muestran un mayor temor ante este regreso presencial.
  7. Algunas de las manifestaciones de ansiedad  más significativas a las que debemos poner atención, en niños, jóvenes y adultos, son:
  • Dificultad para dormir.
  • Alteraciones del apetito.
  • Tristeza o llanto ante la separación o al volver de la escuela.
  • Rebeldía o irritabilidad.
  • Tics o actitudes como morderse las uñas.
  • Reticencia a asistir a clases.
  • Dolores de estómago o de cabeza inusuales y/o constantes.
  • Aletargamiento, falta de concentración o confusión.
  1. Es importante poner especial atención ante cualquier signo de un ataque de pánico (antes vistos casi exclusivamente en adultos y ahora más comunes en niños). 

¿Qué hacer y cómo ayudar a nuestros hijos y alumnos?

Algunas de las estrategias que nos pueden servir en caso de que nuestros hijos o alguien cercano a nosotros muestre signos de alerta son:

Al inicio del ciclo:

  1. Darles fortaleza para que tengan la certeza de que van y están en un lugar seguro, que hay protocolos bien establecidos y que en la mayoría de las escuelas hay muchos ya vacunados.
  2. Ayudarles a vivir la separación con tranquilidad, mostrándoles todo lo positivo que hay en el regreso a la “normalidad”.

Estrategias permanentes:

  1. Que reconozcan y expresen sus sentimientos y sepan que éstos siempre son válidos.
  2. Hablar desde la realidad y con información clara.
  3. Promover los pensamientos positivos
  4. Establecer rutinas.
  5. Enfocarse sólo en lo que es posible controlar.
  6. Fomentar la salud física y emocional en general (deporte, alimentación, actividades artísticas, etc.).
  7. Practicar actividades para reducir el estrés.
  8. Permitir que los niños creen su propia confianza en las relaciones sociales que establecen.
  9. De ser necesario, buscar ayuda profesional adecuada.

Ante una crisis o ataque de pánico en casa o colegio:

  1. Ayudar a regularizar la respiración y buscar que esta sea lo más profunda posible.
  2. Dar palabras de aliento y tranquilizarlos.
  3. Colocar hielo en cuello, muñecas y manos de ser posible.
  4. Mantener contacto visual y físico.

Despacio que llevo prisa: el aprendizaje sólo sucede cuando hay bienestar emocional

Un niño que no está bien emocionalmente no puede aprender y, de la misma forma sucede con los adultos en cuanto su desempeño profesional o personal.

Por ello, si bien es cierto que las instituciones educativas deben ahora enfocar sus esfuerzos en retomar los hábitos, la estructura y los aprendizajes académicos, también lo es que aún nos queda mucho camino por andar en cuanto al fortalecimiento de la parte socioemocional de los alumnos e, incluso de los docentes y padres de familia.

La buena noticia es que hoy el panorama educativo se ve prometedor, positivo y lleno de posibilidades. Aprovechemos que de las dos caras de la moneda en este regreso a clases, la que más pesa es la del optimismo, la resiliencia y la fortaleza de espíritu, y aprovechemos lo bueno que sí tenemos y los aprendizajes que hemos adquirido, para sacar adelante a nuestros niños y jóvenes: por nosotros, por ellos, por la educación, por nuestro país y por el mundo.

Conócenos y descubre un colegio con verdadero sentido humano en la educación para fortalecer la mente y el corazón de tus hijos y de tu familia.

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