Si ya se ha visto que el independentismo no tiene el monopolio de la voz de los catalanes y que los beneficios de la secesión serían escasos, lo único que resulta coherente, es que el mayor beneficiario de este “movimiento independentista” se encuentra más allá dice las fronteras de lo que hoy se sigue conociendo como España. Haciendo del referéndum y sus consecuencias un eslabón de una estrategia diseñada para debilitar a la Unión Europea, empleando para ello los problemas de sus socios, y destinada a propiciar el fin de las sanciones impuestas a Moscú a causa de la anexión de Crimea en marzo de 2014 y su intervención en el Este de Ucrania a partir de aquel año.
Para el presidente ruso la manera de destruir a Europa ya no se encuentra ligada a la ideología y apoyará a quien le sea útil, sin importar su ubicación, dentro del péndulo político. Cómo ya se ha visto en los casos de Francia, Italia, Alemania e Inglaterra y razón por la que Cataluña debe ser entendida cómo el último capítulo de una política exterior marcada por la constante del choque con la UE y que a pesar de que de manera oficial se considere como “un asunto interno” español y se desee que el país pueda superar esta crisis, lo que se lee “entre líneas” y se lleva a cabo bambalinas es totalmente diferente.
Desde los canales de la televisión estatal, principal fuente de noticias para la mayoría de los rusos, el referéndum catalán se presenta como uno de los muchos problemas que agobian a Europa y también como una prueba de la ineficacia y fracaso del proyecto comunitario y, por extensión de los proyectos occidentales. Tendencia que se hizo evidente en 2013 cuando Europa comenzó a ser mediatizada como un entorno inestable, con grandes dificultades sociales y dirigentes de doble moral.
En el caso de Cataluña la mayor cobertura televisiva a nivel mundial ha estado a cargo de Rusia Today, televisora que al igual que la mayoría de las de ese país, ha usado asociaciones sutiles- como la de la represión franquista para juzgar el envío de la Guardia Civil- destinadas a influenciar las posturas de los televidentes de una manera casi imperceptible. Replicado también de una manera original por el Canal Rusia 24, quien se ha referido a las manifestaciones independentistas como una “revolución de colores” dentro de la UE. Exponiendo de esta manera que la parte sumergida del iceberg de la política exterior rusa ha comenzado a actuar de manera local y sin levantar sospecha alguna.
Putin lleva años intentado meter el pie en la puerta del procesos independentista Catalán. Recordemos que el principal reconocimiento internacional de la causa se produjo en el 2014 cuando Vitaly Churkin, el embajador de Rusia en la ONU, hizo referencia al tema para justificar la anexión de Crimea ante el Consejo de Seguridad. Sin embargo, gracias en gran medida al rechazo de la Generalitat a este tipo de apoyo, nada le había funcionado hasta estos últimos meses que cobran sentido cuando se analizan la serie de intersecciones que se encuentran detrás de la entrada de Julian Assange en escena.
La importancia de las medios sociales, en cualquier tipo de posicionamiento, ha dejado de ser cada vez más cuestionada para volverse cada vez más evidenciada. Por lo que bajo ningún motivo habrían de quedar al margen de esta estrategia que empezó en el ciber espacio antes que en tierra, y razón por la que insisto que dentro de los planes del Kremlin, el apoyo del mundialmente conocido hacker y activista no es casualidad.
Disparando desde una cuenta con más de 368,000 seguidores, considerada como un medio de comunicación de gran repercusión internacional en sí misma, Assange sólo ha apoyado causas pro-rusas en el último año: ya sea a Trump en Estados Unido, a Marine Le Pen en las últimas presidenciales francesas o los intereses de Putin en la crisis Siria y no ha parado de disparar tuits en pro del independentismo Catalán desde el pasado mes de septiembre. Justo un mes después de haberse reunido en Londres con Dana Rohrabacher, un congresista cercano a Trump que se distingue por ser defensor de los intereses de Rusia y por haber haber practicado lucha libre con Putin en una noche de borrachera cuando este era teniente de alcalde de Moscú, y que casualmente fue uno de los congresistas estadounidenses que se entrevistaron con Puigdemont en el Palau durante el mes de abril.
Hasta hoy puede que a simple luz no resulte tan evidente la manera en como lo que está ocurriendo en Cataluña pueda considerarse como un eslabón de una estrategia diseñada para debilitar a la UE, pero en la sombra todo parece cuadrar de una manera puntual que empieza por la ausencia de beneficios para Cataluña y las repercusiones que esto tendría para con Europa, que pasa por el servicio de Rohrabacher a causas pro rusas- como su defensa pública de la política rusa de derechos humanos y la creación de nexos- y que detona con la entrada de Julian Assange en escena y su capacidad de influencia a través de los medios sociales. Haciendo de esta manera evidente que el principal beneficiario de la secesión Catalana se encuentra más allá de las fronteras de España.
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