La salida de Reino Unido de la Unión Europea y la entrada de Huawei dentro de sus planes tecnológicos pueden estar más ligados de lo que se cree y podrían alterar el escenario geopolítico que Estados Unidos ha diseñado para detener el dominio del gigante chino sobre el 5G.
En otras palabras, la Unión Europea se fue, China lo sabe, y viene una muy buena partida de ajedrez.
¿A qué me refiero con todo esto?
A que la decisión del Primer Ministro, Boris Johnson, de utilizar al fabricante chino para su nueva red de telecomunicaciones 5G, al mismo tiempo que preserva la seguridad nacional, causa una ruptura entre los miembros de la mayor alianza de inteligencia del mundo, entre los cuales EEUU, juega un papel fundamental.
La alianza de los cinco ojos apareció durante la Segunda Guerra Mundial y reúne a los servicios secretos del país antes mencionado, de Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Esta destinada a facilitar el intercambio de información entre sus miembros, y recientemente había evolucionado a una especie de muro anti-Huawei para efectos del 5G.
Australia y Nueva Zelanda —encabezados por EE.UU.— han prohibido a la empresa china desarrollar la tecnología 5G en su territorio, mientras que Canadá aún se lo está pensando, y Reino Unido ha decidido que le permitirá participar en infraestructuras “no centrales”, como antenas y estaciones base fijadas a mástiles y tejados, siempre y cuando no rebase el 35% del total de los componentes.
Pero ¿ Qué tiene que ver esto con la salida de la isla de la Unión Europea?
Que en tiempos en donde la estructura comercial de este país esta próxima a cambiar por su desprendimiento del continente europeo, se deben tener el menor número de enemigos posibles, y con esto me refiero a las amenazas del gobierno chino en términos de comercio e inversiones que se dieron cuando el gobierno anunció que revisaría el papel de Huawei dentro del desarrollo de la nueva tecnología y cuando mostró una postura poco favorable ante las protestas de Hong Kong.
Ejemplo de esto último puede ser la decisión de China de suspender, a de inicios de este año, un vínculo entre las bolsas de valores de Shanghái y Londres –diseñado para permitir que las compañías que cotizan en una emitan acciones en la otra– que aunque no tuvo un impacto abrumador, demostró hasta donde pueden deteriorarse los lazos.
El lanzamiento de este mecanismo, a mediados del 2019, representa una medida crucial en la apertura del mercado de capitales de China y una parte importante de la cooperación pragmática China-Reino Unido en el sector financiero, bajo la cual el viceprimer ministro chino Hu Chunhua y el entonces secretario de Hacienda de Reino Unido, Philip Hammond, declararon que ambas naciones trabajarían en salvaguardar el multilateralismo y el sistema de comercio multilateral.
¿Podría esto alterar los planes de Trump de firmar una acuerdo comercial con la madre patria de los estadounidenses?
Sólo el tiempo nos dará la respuesta porque China sabe lo que es, también sabe que la Unión Europea se fue y está dispuesta a mover las fichas en el tablero de ajedrez.
El último en salir apague la luz.
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