La imputación de Paul Manafort representa la primera pieza de un efecto dominó que sin duda sacudirá al país y que sobretodo, tendrá a Trump preocupado y ocupado en el futuro próximo. Dando pie a tres posibles escenarios, en donde dos, podrían desatar la caótica cadena de inestabilidad interna y a un tercero diseñado para contrarrestar el malestar interno, en donde Hillary Clinton, Corea del Norte y México perfilan como favoritos.
El primer escenario tiene que ver directamente con la presión que la investigación de Robert Mueller pueda ejercer sobre Paul Manafort. La investigación de Mueller está mejor planeada de lo que muchos pensaban y hoy con esta imputación presiona al más débil de los tres eslabones que pudieran abrir la caja de Pandora. Los cargos de la imputación son alarmantes y es posible que hagan que Manafort hable a cambio de sanciones menos severas, y dé inicio a un efecto dominó en donde al testificar en contra de otros, éstos a su vez testifiquen en contra de otros y se vuelva cada vez más difícil proteger al actual mandatario, si es que en efecto, violó la ley.
El segundo escenario tiene que ver con las especulaciones surgidas en torno al perdón que Trump pueda otorgarle a Manafort y poner fin, de esta manera, al caso a nivel federal. Sin embargo, el caso aun permanecería abierto a nivel local. Porque paralelamente a la investigación que se lleva a cabo a nivel federal, el estado de Nueva York – en conjunto con Mueller- lleva la suya a nivel local, haciendo que Manafort acabe en una prisión estatal en lugar de una federal y lo cual no impedirá que la reputación de Trump continúe en declive, porque la gran incógnita de por qué Trump contrató a un jefe de campaña cuya reputación brillaba más por sus nexos con la gente corrupta de Rusia y Ucrania que por su inteligencia, sin duda dará mucho de qué hablar.
Aun no se ha podido comprobar con pruebas tangibles que Trump haya conspirado con los rusos en contra de la democracia estadounidense, pero sí se sabe que estos sí influyeron en la elección mediante Facebook, Google y Twitter. Siendo la imputación de Manafort un gran detonante de las actuales sospechas que además de dañar a la oficina de la presidencia, continúan dañando la confianza en la capacidad del sistema para proteger a los ciudadanos de intenciones externas.
Finalmente, el tercer escenario posible es aquel relacionado con la creación de un enemigo público lo suficientemente fuerte para reunir las viseras del electorado, distraerlos y hacer que se olviden del malestar interno cegados por la defensa de la bandera de los ideales estadounidenses. Por lo que habrá que ver quién resulta el favorito entre la supuesta corrupción de Clinton y la publicidad que Julian Assange se encuentra haciendo de ésto a través de su cuenta de Twitter, los Bad Hombres Mexicanos y el terrible TLC, o The Little Rocket Man y su dictadura Norcoreana.
Piezas de ajedrez rusas
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