Hay una guerra tecnológica que ya comenzó. La primera batalla ha tomado la forma de una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo y esto ha conseguido que automáticamente todos estemos envueltos en ella. Algunos como torres, otros como caballos, y otros como peones, pero el chiste es que todos estamos dentro del tablero de ajedrez en el que se disputa la hegemonía mundial y por lo menos, en el caso del nuestro país, se puede decir que no todo lo que brillas es oro.
Se dice que México será uno de los países más beneficiados de la Guerra Comercial entre Estados Unidos y China. Recientemente nos convertimos en el primer socio comercial de Estados Unidos. Logramos desplazar a China y esto ha sido considerado, por algunos, como un éxito porque aparentemente nuestras exportaciones aumentan. Sin embargo, hay otros factores que podrían indicar que nos encontramos en una dirección opuesta.
El primero tiene que ver con el daño que sufrió nuestra moneda esta semana. El peso mexicano perdió terreno en contra del dólar por la escalada en la guerra comercial entre China y Estados Unidos. La nación asiática tomó represalias y elevó aranceles con un valor de 60,000 millones de dólares. El dólar interbancario terminó la jornada en 19.20, 12 centavos más que el viernes y su mayor nivel desde el 3 de abril. Esto es bueno para el turismo, bueno para las exportaciones pero malo para los consumidores, los ahorros y las deudas de las empresas mexicanas porque al debilitarse el peso se debilita el poder adquisitivo.
El siguiente factor tiene que ver con los problemas que tendremos para diversificar nuestra economía. Como ha pasado en otras guerras comerciales la tendencia mundial irá hacia el proteccionismo. Esto hará más difícil que nos podamos diversificar y aumentará nuestra dependencia de la economía de EEUU. Pudiendo esto ser observado en el reciente aumento de nuestras exportaciones y en el capítulo 32 del T-MEC. Nuestro vecino no ha perdido el tiempo y parece que nos ha asegurado dentro de su bloque.
Por otro lado, una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo provocará un menor dinamismo económico. Siendo probable que la economía de EEUU tenga un menor crecimiento y que esto se traduzca en un menor crecimiento para México.
Finalmente el mercado interno mexicano también podría verse perjudicado. Gran parte de la economía china depende de la exportación de bienes y varios productores ya ven a México como una alternativa para seguir exportando a Estados Unidos a través de la frontera. El mejor ejemplo de esto es Fuling Global Inc., un fabricante chino de utensilios de plástico que desarrolló un negocio lucrativo haciendo vasos de papel y popotes para restaurantes de EU. La empresa acaba de encontrar una alternativa a los aranceles de Trump y acaba de abrir una fábrica de 4 millones de dólares en Monterrey, que pronto comenzará a enviar millones de popotes de papel a través de la frontera. Esto podría causar problemas para los productores mexicanos.
No todo lo que brilla es oro.
El último en salir apague la luz.
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