Golpe de Estado por ignorancia

Ginés Sánchez nos comparte un cuento futurista sobre México.

27 de agosto, 2025 Golpe de Estado por ignorancia

En el México del sexenio 2036- 2042 (año de 2038, para ser precisos), en un recorrido en un buque de la marina armada de México donde iba el presidente de México, el Doctor Valentín Moctezuma Cortés, con motivo de los festejos del día de dicha institución del Estado mexicano, una cegadora luz que se acercó al barco llamado “Quinta transformación”. Se trataba de algo que había bajado de los cielos y del cual bajaron cuatro seres, al parecer (se presupone) hechos de plasma, que de inmediato procedieron a indagar por el líder. 

El segundo de a bordo, es decir, el ministro del interior, Manuel del Sagrado Corazón de Jesús y María Inmaculada y de la Ascensión a los Cielos y Herrera, salió al paso junto a su jefe. El ser que iba por delante le ofreció al entonces presidente un viaje de escasos nueve días por el espacio exterior a la velocidad de la luz. El ministro, con un brillo especial en la mirada le animó al presidente a hacer el viaje, ya que él se quedaría como encargado del país en esos días, pretextando a la gente un problema pasajero de salud, justificando su temporal ausencia. El presidente, entusiasmado, aceptó. Subió de inmediato y enseguida una suerte de entre explosión y rayo cimbró al mar, al cielo y por supuesto al buque.

Lo extraño del caso es que el presidente jamás regresó durante el resto del sexenio, de su administración, quedado por ministerio de ley elegido por el congreso el propio secretario Del Sagrado Corazón de Jesús y María Inmaculada y Herrera, hasta el último minuto del periodo constitucional. El tema es que el secretario del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Rómulo Palacios del Monte, temió desde un principio que el presidente Moctezuma Cortés no volviera cuando menos esto para retomar sus altas obligaciones presidenciales, ya que conocía el principio de relatividad entre tiempo y espacio, y sabía que viajando a la velocidad de la luz Moctezuma percibiría escasos días, cuando aquí en la tierra sucedían años completos; esto, lo sabía pues y de sobra el doctor Palacios, experto doctorado en física, que por cierto, había coincidido en la preparatoria en las aulas con el ministro (después presidente) de apellido Del Sagrado Corazón, sabía que el entonces ministro conocía de esa información dado su gusto por las ciencias, a diferencia del opaco abogado y de escasa cultura general, de apellidos de origen de la época de la Conquista, ignoraba.

Diez años después, el feliz por la experiencia presidente Valentin Moctezuma, era aventado en el centro financiero de la Ciudad capital del país. Su sorpresa fue mayúscula cuando al comprar un periódico se dio cuenta de la fecha: ¡no era 2038 sino 2048! Debía tratarse de un error de impresión, pero al platicar con el dueño del puesto cayó en la cuenta de la realidad. Se dirigió a su casa. Sus dos hijos se habían ya casado y tenían hijos (él, por tanto, era abuelo), la familia pareció ver a un muerto con vida, no daban crédito y al platicar, luego de sentidos e incrédulos abrazos y besos, no sin algunas lágrimas de felicidad, lo pusieron entonces, durante horas, al tanto de muchas cosas sucedidas en su ausencia: que la versión oficial fue que tropezó y cayó al mar para desaparecer por siempre; que su ministro del interior había sido presidente de México por poco más de cuatro años habiendo dado un golpe de Estado de facto, “científico” bien se podría llamar; y otro detalle, que este lo notó la familia, que el ya expresidente Moctezuma se miraba idéntico, no sólo no parecía haber pasado esos años (casi una década) sino que incluso, lucia aún más joven de la fecha en la que fue abducido por aquella nave que le dio su inolvidable pero extrañísimo viaje por, para él, escasos nueve días. 

En todos los noticieros, la versión oficial del gobierno fue, sin siquiera consultar con su familia o con el, que sobrevivió por casi una década en una remota isla incomunicada, y que por casualidad, fue visto por un buque cisterna qué pasaba cerca de la supuesta ínsula en medio de la inmensidad del océano. Eso mismo y nada más, es lo que consignarán, en un futuro los libros oficiales de Historia de México.

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