Hace unos días vi un anuncio de una empresa local en redes sociales que utiliza la sexualidad como principal ingrediente de su mensaje. Me hizo…
Hace unos días vi un anuncio de una empresa local en redes sociales que utiliza la sexualidad como principal ingrediente de su mensaje. Me hizo reflexionar sobre la utilidad y conveniencia de entrar al terreno del sexo en la publicidad, y me hizo recordar algunos eventos icónicos en el pasado, como la escandalosa campaña de WonderBra y el mundialmente famoso spot de la botella grande de Perrier.
No es algo nuevo. la industria publicitaria ha utilizado desde sus inicios la temática y las imágenes sexuales para la promoción de productos y servicios. Apelar al cerebro reptiliano, al instinto de supervivencia y reproducción, siempre ha parecido una buena idea comercial.
Respondiendo a la pregunta: sí… sí ha funcionado, sigue funcionando y lo seguirá haciendo. El ser humano asocia de manera inconsciente al sexo con bienestar, placer, poder, salud y muchos otros conceptos con los que también vale la pena asociar a una marca.
Pero es un terreno peligroso y si decides entrar en él, vale la pena tener en cuenta la gradualidad del uso del sexo en la publicidad, para que tu marca evite salir más perjudicada que beneficiada.
Usar la belleza masculina o femenina es buena idea. Todo mundo aspira a ser guapo y relacionarse con los atributos de bienestar, salud y afluencia económica que esto evoca.
También se puede ser sugestivo, asociando a una marca de manera más directa con escotes, bikinis y textos que sugieren una posibilidad de éxito en el terreno del ligue y la conquista. La automotriz y alcohólica son ejemplos de industrias que echan mano de esto con frecuencia.
Entrar en un nivel de apertura total al sexo implica asociarse de manera directa con la posibilidad o realidad del acto sexual. Si no tienes un motel de paso o una empresa de preservativos, te recomiendo tener mucho cuidado de entrar en este terreno.
Pero no sólo es el grado en el que se utiliza el sexo en la publicidad, sino la forma de hacerlo. En una era en la que se fomenta la igualdad de género y se lucha por combatir los estereotipos, no es recomendable sobresexualizar a la mujer y convertirla en un objeto sexual (ni al hombre), o hacer una campaña que de manera voluntaria o involuntaria promueva la violencia sexual o la pederastia.
En pocas palabras, no seas corriente. Puedes utilizar en publicidad la belleza masculina o femenina, despertar la sensualidad, evocar el erotismo y hasta despertar el deseo sexual en tus audiencias pero con clase. Y no dejes que el sexo te haga olvidar que el objetivo de la campaña es promover tu producto o servicio.
El ser humano aspira a la belleza y se mueve con estímulos en el inconsciente. La sexualidad es una gran herramienta cada vez que es utilizada con inteligencia, creatividad y gracia.
Les dejo las ligas a algunas de las campañas mencionadas. ¿Qué opinan? ¿Funcionan, perjudican, se les pasó la mano?
Campaña Local:
Perrier:
WonderBra:
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