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Una mujer presidente

Todos los días me pregunto qué podemos hacer como sociedad para parar la violencia de género.

18 de julio, 2023

No pasa un día sin que las noticias hablen de cosas horrendas que les suceden a las mujeres en este país, más y nuevas formas de agresión se estrenan superando la creatividad del peor de los psicópatas.

Justo en la mañana de ayer escuchaba un podcast en el que entrevistaban a una víctima de violencia ácida, es decir, que fue atacada con ácido. El autor material del crimen fue su expareja. Esta es al parecer una de las nuevas modalidades para agredir a las mujeres, una forma terrible en sí misma en la que la víctima sufre además de los dolores y daños físicos inimaginables, la búsqueda de su anulación absoluta, de dejarla viva pero sin identidad, sin rostro, con su cara deformada, borrada, con su cuerpo lleno de marcas que le recordarán de por vida el odio del que es víctima y ese odio tiene una base que en todos los casos es la misma, odio de género.

Cada vez más son los casos y el Estado no está listo aún para penalizar este crimen. La mayoría de los atacantes se encuentran libres enfrentando demandas de daños que sanan dentro de un lapso de 15 a 60 días, cuando está absolutamente comprobado que los daños por ataque con ácido son de por vida y llegan a ser en muchos casos mortales.

La ley ácida busca que la cámara de Senadores reconozca como intento de feminicidio y establezca penas de cárcel tanto para los autores intelectuales como para sus cómplices, personas que por pagos de 5000 a 10 000 se prestan a este tipo de crímenes horribles. Como ésta existen miles de luchas individuales y colectivas para defendernos específicamente a las mujeres que por el simplemente hecho de ser mujeres estamos expuestas permanentemente a la violencia irracional y todavía hace algunas décadas y aún en varios sectores justificada.

Es urgente que lleguen a los estratos más altos del poder de las mujeres. No es un tema de equidad, mucho más que eso es una necesidad inminente, porque estando mujeres en los puestos claves de gobierno es como muchas de estas iniciativas van a poder ser comprendidas, atendidas y resueltas. Desde luego no es que piense que ningún hombre sea empático ni ecuánime al respecto, pero tal vez el hecho de no haber vivido en carne propia este problema no les permita entender la gravedad del tema. Además, una sociedad podrá estar eficientemente representada cuando seamos hombres y mujeres por igual los que trabajemos en pro de hacer cumplir sus derechos y obligaciones.

Sin duda, votar por una mujer para Presidente de México sería un paso enorme y decisivo en el destino de este país que, cada vez más y a pesar de las buenas intenciones de muchas personas, tambalea entre la barbarie y la ingobernabilidad por la falta de atención y el incumplimiento de las leyes que protejan a los sectores más vulnerables, en este caso las mujeres seguidas por los niños de la inequidad y la indiferencia de quienes tal vez no pueden o no quieren que exista igualdad y justicia.

Una mujer presidente y una mujer que esté verdaderamente preparada, que presente las credenciales tanto en lo laboral como en lo moral durante su trayectoria en la política, una mujer que nos gobierne a todos y a todas con los mismos derechos y las mismas contemplaciones, que entienda de equidad y necesidades propias de género. Una mujer con experiencia y estudios, una mujer sin miedo y con determinación. Los y las mexicanas tenemos la obligación de investigar los antecedentes y las credenciales de las y los candidatos que ansían gobernar nuestro país, es nuestra responsabilidad votar con inteligencia y objetividad.

Ahora más que nunca necesitamos a una persona empatice y responsable en el puesto más importante en la etapa más importante para nuestro amado país.

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