Algunos saben que yo estudié en la Ibero. Estudié Derecho y casi media licenciatura de Teología. Siento gran simpatía por los jesuitas y puedo decir con orgullo que me formé intelectualmente con ellos (para bien, dirán algunos; para mal, dirán otros). Conozco a varios padres y sé que entre ellos hay una auténtica hermandad. Cuando el papa Francisco se refiere a sus hermanos asesinados en Chihuahua –el papa es jesuita–, no lo hace de manera retórica, sino sincera y dolida.
He escuchado de todo estos días. Algunos comentarios de los entusiastas de la cuatroté e incondicionales del presidente me parecen equivocados y hasta fraudulentos. He aquí algunos:
Dicen que se está haciendo escándalo de dos sacerdotes asesinados, solo porque son jesuitas y porque la Compañía de Jesús es muy poderosa, y que si se hubiere tratado de unos simples diocesanos, nadie estaría diciendo nada, ni el papa. Dicen también que es lógico que eso suceda en un estado como Chihuahua, en donde nunca ha gobernado Morena, sino solo el PRIAN, que si gobernara Morena ahí, otra cosa sería. Critican duramente al papa porque dijo, muy consternado “Cuántos asesinatos en México”, y empiezan a decir que el papa Francisco es un corrupto neoliberal peña-calderonista, enemigo del pueblo mexicano, y cuestionan que ahora sí hable muy envalentonado cuando en el pasado guardó “silencio cómplice”, y hasta pondrán la foto de Peña Nieto y el papa cuando éste vino a México y dirán que esa imagen es prueba irrefutable de que el papa pertenece a la mafia del poder. También dicen que todo esto es culpa de Calderón y Peña, quienes son más perversos y malvados que Saruman, Lord Voldemort y Darth Vader juntos. Dirán que yo por decir estas cosas también soy un sucio-corrupto-neoliberal-peña-calderonista-traidoralapatria-hijoepu. Permítanme la risa, por favor.
Pero lo más preocupante que he escuchado es lo siguiente: sobre las palabras del papa en las que se refirió al asesinato de sus hermanos jesuitas, los incondicionales de la cuatroté “encontraron” apoyo irrestricto a la estrategia anticrimen del presidente Obrador. Con el perdón de todos ustedes, esa inferencia es fraudulenta y solo un fanático la creería. ¿Qué dijo el papa? Cito sus palabras:
“Expreso mi dolor y mi consternación por el asesinato en México de dos religiosos jesuitas y de un laico. ¡Cuántos asesinatos en México! La violencia no resuelve los problemas, sino que solo aumenta los sufrimientos innecesarios”.
Pregunto a los entusiastas del presidente: ¿en qué momento el papa está avalando la estrategia contra el crimen del presidente Obrador? Cuando el papa dice que la violencia no resuelve los problemas, sino que solo aumenta los sufrimientos innecesarios, le está hablando a los criminales cuya única forma de vida es la violencia, no al gobierno federal de México; está condenando la violencia de los criminales, no está diciendo que el gobierno de México deba ser pasivo y doblarse ante el crimen. El papa no está diciendo que el gobierno mexicano deba ceder ante el crimen organizado. El papa ni avaló ni condenó la estrategia anticrimen de López Obrador; ni siquiera se refirió a ella. El mundo no gira alrededor del presidente de México.
Qué más quisiéramos todos que la estrategia anticrimen estuviera dando frutos. Por mucho que se adore al presidente, no puede más que decirse que la estrategia ha tenido resultados menos que limitados. Y de nada sirve decir con ira que la culpa es de Calderón y de Peña. No niego que quien desató la espiral fue Calderón, ni que Peña también tenga responsabilidad, pero de ahí a afirmar que la estrategia de López Obrador está funcionando hay un paso ilícito del pensamiento.
No quiero ser pesimista, pero este país está perdido. Cuando pienso en el problema del crimen organizado en México, recuerdo la sentencia implacable a la entrada del infierno en Divina Comedia: “Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate”. No quiero ser pesimista, insisto, pero la estrategia anticrimen del presidente no va a funcionar. Para consuelo de los cuatrotetistas añadiría que la situación sería igual de mala si cualquier otra persona fuera el presidente de México. No se trata de López Obrador.
Aunque no soy practicante del catolicismo, estoy empezando a creer las palabras del papa Francisco en su visita a México. Dijo que como la Virgen de Guadalupe (la Virgen de Guadalupe es la Virgen María, Madre de Dios) ama tanto-tanto-tanto a México y a los mexicanos, el diablo está muy celoso, y para desquitarse está obrando toda clase de males en nuestro país. ¡Ay, Madrecita, ya no nos quieras tanto!
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