Autor: Verónica Fernández Profesora y Directora Centro de Educación en Virtudes y Valores en la UFV, Universidad Francisco de Vitoria.
Albert Camus, ganador del Premio Nobel en 1957, siempre atribuyó parte de su éxito a su maestro de primaria, Louis Germain. Este no solo le guió hacia la escuela secundaria, sino que también lo apoyó en la preparación del examen de ingreso y persuadió a su abuela para que le permitiera continuar sus estudios.
Camus, agradecido por los esfuerzos de su maestro al cabo de los años, le dedicó su discurso de aceptación del premio Nobel. Pero, además, le escribió una carta personal para expresarle su agradecimiento.
La carta, escrita de su puño y letra, dice así:
“Querido señor Germain: He esperado a que se apagase un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Le mando un abrazo de todo corazón.” Albert Camus.
Aunque tradicionalmente el término “maestro” se ha asociado con la instrucción en el aula, la influencia de un maestro en la vida de un alumno puede ir más allá del espacio físico de la escuela, como el ejemplo de Camus refleja. Los maestros tienen la capacidad de liderar dentro y fuera del aula, contribuyendo a la creación de una comunidad educativa en la que se motive e inspire el desarrollo integral de los estudiantes.
¿Qué significa realmente el liderazgo docente? ¿Quiénes son estos líderes educativos y cuál es su impacto en la vida de los estudiantes? ¿Dónde y cuándo se manifiesta este liderazgo, y por qué es esencial para el futuro de la educación?
Estas preguntas nos invitan a explorar el papel fundamental que desempeñan los maestros. Al entender el alcance de un verdadero liderazgo docente, podremos apreciar a nuestros educadores no solo como meros transmisores de conocimientos, sino como personas capaces de ayudar a los alumnos a tener una vida grande y plena.
Más allá de la formación académica: la plenitud del estudiante
El liderazgo docente es una manera de actuar intencionada, que busca relacionarse con los alumnos para guiarlos hacia su plenitud personal. Aunque la influencia entre maestro y estudiante es recíproca, en el aula es el maestro quien asume el papel de líder, estableciendo con sus pupilos una relación asimétrica que puede verse como una alianza educativa para el aprendizaje.
La relación entre el maestro o la maestra y el alumno o la alumna es crucial para el bienestar emocional, la motivación y el éxito académico de los estudiantes. Además, está directamente relacionado con la satisfacción laboral y el crecimiento profesional de los docentes.
El liderazgo tiene que ver con las relaciones, la credibilidad, la pasión y la convicción, y, en última instancia, con lo que uno hace por los demás. Se ha demostrado que cuando los maestros expresan interés, cuidado y preocupación por sus estudiantes, cuando interactúan con ellos y los guían para encontrar significado y propósito en momentos difíciles, los estudiantes experimentan un mejor desarrollo moral. El desarrollo moral es el proceso por el que las personas evolucionamos en nuestra comprensión de lo correcto e incorrecto, desde conceptos básicos hacia una mayor complejidad en la distinción entre ambos y en el que desarrollamos un sentido de responsabilidad hacia los demás y la sociedad.
Estilos de liderazgo docente
El estilo de liderazgo de un maestro o maestra está determinado por su forma de actuar en el aula, es decir, la manera en que enseñan; por su forma de relacionarse, es decir, cómo establecen vínculos; y por su manera de ser, que se refiere a sus características personales.
En nuestro estudio sobre el impacto de los docentes en la vida de los estudiantes, hemos identificado cinco estilos de liderazgo:
- Liderazgo empático, que conecta con el estudiante.
- Liderazgo consolador, que brinda consuelo y aliento a los estudiantes necesitados.
- Liderazgo motivador, que ofrece significado y motivación frente a los desafíos.
- Liderazgo ejemplar, que sirve de modelo a seguir para los alumnos.
- Liderazgo sapiencial, que proporciona respuestas e involucra a los alumnos en el aprendizaje.
Estos cinco estilos de liderazgo pueden aplicarse por el mismo docente, según la situación y circunstancia en beneficio del alumno. La integración y aplicación de estos estilos contribuyen al liderazgo docente, porque permiten al maestro empatizar, motivar, reconfortar, modelar y exigir sabiamente.
Aprendizaje vital y sentido
Según muestra nuestro estudio, los aprendizajes que los estudiantes valoran más de estos maestros son los vitales y con propósito, valiosos para dar sentido a sus vidas. Es un aprendizaje que les permite aprender a ser y desarrollar virtudes, no solo a realizar tareas, sino también a convertirse en alguien.
Este tipo de aprendizaje no está vinculado a una asignatura específica o al plan de estudios, sino que ocurre en momentos impredecibles, especialmente cuando el estudiante se encuentra en una situación vulnerable y necesita ayuda. En tales situaciones, el maestro puede ejercer un liderazgo positivo ayudando al alumno a encontrar respuestas o a darles significado.
La responsabilidad de los docentes
El liderazgo docente establece una alianza entre maestro y estudiante, lo cual requiere que los maestros consideren que su misión educativa incluye un aprendizaje significativo y el desarrollo de competencias personales que ayuden a los estudiantes hacia un crecimiento integral.
Muchos estudiantes esperan que sus profesores, al igual que sus padres, los guíen en su educación moral. Estudios en este ámbito han demostrado que una persona que no está expuesta a una vida moral ejemplar, en la realidad o en la ficción, sufre desventajas a la hora de intentar llevar una buena vida. Un profesor o una profunda experiencia escolar puede servir como catalizador para ayudar a un niño o un adolescente a crecer en este ámbito.
Por está razón es importante que los docentes reciban formación en este sentido al igual que se puedan ver liberados de burocracias innecesarias, permitiendo así un ambiente propicio para el ejercicio efectivo del liderazgo docente y la promoción de un aprendizaje significativo y vital.
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