PRIratas del caribe

El mítico PRIrata destructor del expartidazo tricolor, Alejando “Alito” Moreno, capoteó los señalamientos de su fifí comparsa, don Markito Cortés Mendoza, cuando lo acusó de no haber respetado los acuerdos de la alianza para repartirse el botín de Coahuila a cargo del gobernador Manolo Jiménez. En un comunicado emitido en la red social X –antes Twitter–, el líder del blanquiazul, se lamentó dolorosamente de que los acuerdos muy cercanos al cobro de piso y del gandallismo político no se hayan cumplido. En el mismo mensaje anexó un documento surrealista, firmado por el propio “Alito”, por el entonces candidato Jiménez y el diputado Rubén Moreira.

Alito, que es un viejo bucanero político, solo atinó a mencionar en otro mensaje en X, que privilegiaba la unidad entorno al frente opositor, por lo que esos cuadros olvidados tendrían cabida en las listas federales de la ciudad de México. Como se recordará desde los tiempos del candidato presidencial Enrique Peña, se signó un documento similar donde se hacían acuerdos para que los entonces partidos opositores PAN y PRD no se aliaran entre sí, para allanar el camino del candidato del PRI mexiquense a la victoria electoral. Incluso se comprometieron a votar por incrementar el IVA en el congreso federal.

Si bien el tsunami morenista de 2018 precipitó el reacomodo ya como compañeros de viaje político, esos descarados acuerdos eran comunes desde los tiempos del PRIAN de closet. No por ello es menos escandaloso que Markito Cortes, se exhiba a sí mismo y a los corsarios coaligados, como un grupo que se reparte cargos y posiciones políticas para lucrar de forma incluso anticonstitucional en beneficio de sus propios fiscales.

Cortes Mendoza, después de regar el tepache en cubierta, no dejo de lamentar que el gobernador Jiménez no respetará los acuerdos escritos y signados en una especie de pergamino del tesoro pirata, donde destaca la cultura del 20 por ciento del botín. 

Dichas peticiones cuasi extorsionadoras, eran diversas como la ratificación de un magistrado allegado al PAN, notarías públicas y candidaturas a alcaldías, secretarías estatales, así como direcciones de universidades, institutos de transparencia y oficinas de recaudación. En esa misma lógica del 20 por ciento, don Manolo se deslindó del acuerdo y aseguró que al no haber obtenido el blanquiazul el 20 por ciento de la votación, no se aplicaba esa carta a Santa Claus, pues aseguró que ya había cedido bastante con 5 diputados locales, y unos cargos extras.

La amargura de Markito con K se sumaba a aquellas fallidas negociaciones donde se repartieron las candidaturas plurinominales al senado, pues la figura mítica del bucanero de 7 mares, “Alito” se había “comido y chamaqueado” a Markito, agandallándose los mejores lugares para de facto, convertir al PRI en una fuerza política que podría vender caro su amor a las futuras dos fuerzas políticas representadas en el congreso, principalmente al oficialismo morenista.

El PRIAN es ese grupo de forajidos que se unieron para enfrentar al oficialismo, pero sobre todo para repartirse cargos y poder, ya que el desprestigio de los partidos coaligados es mayor que las aguas exploradas del fondo abisal. Al ritmo de ¿Temes al desafuero Alito Moreno? El conocido pirata campechano ha sabido evadir los numerosos procesos políticos y judiciales en su contra, apropiándose de todos los cargos públicos y apoyos de lo que queda de ese barco tricolor, realizando purgas internas contra sus detractores, y jugando en contra de la militancia a la que ve y trata como carne de cañón.

Por su parte Markito con K, tenía otros modus operandi de hacer negocios más refinados con no pocos delincuentes de cuello blanco, siendo los principales representantes aquel cártel inmobiliario de la alcaldía Benito Juárez, desde donde los más fifís corsarios supieron negociar sus triquiñuelas con las poderosas constructoras.

El estado de Coahuila, donde se iniciaron las discrepancias, ya padeció otros piratas que endeudaron estratosféricamente a la entidad. Basta recordar que a manos del bailarín Moreira se dejó una deuda pública de 38 mil millones de pesos y su hermano (que signo también el documento de la vergüenza) igualmente gobernó el estado como feudo familiar.

El villano favorito para eso que llaman la oposición, el presidente Andrés Manuel López Obrador, gusta de “cucar” a los presidentes nacionales en sus pueriles acciones de fuego amigo, a sabiendas que desde el fuerte inexpugnable de su popularidad en palacio nacional, muy poco daño le provocan sus señalamientos y críticas sin calidad moral. Los tres piratas del PRIAN solo atinan a responder con cañonazos de fake news y no pocos espacios informativos a modo, donde otros piratas informativos gustan de exhibirse como lo más rancio de la oligarquía mediática. Misma que selectivamente exterioriza las pifias gubernamentales, pero omite informar sobre los privilegios y canonjías del poder económico del cual emanan.

Es tragicómico que don Markito Cortes llame a respetar el acuerdo de avanzada de gobierno de coalición, al difundir un documento donde solo se revela los enjuagues, triquiñuelas y el botín político que los vividores políticos añoran. En esas dos cuartillas develadas en forma cínica o torpe, no existe ninguna política pública impulsada, acuerdos de gobierno compartido o un mínimo consenso democrático tendiente a apoyar a la ciudadanía, esa que dicen representar con esas mareas rosas, tan falsas como el canto de las sirenas tendientes a vencer al oficialismo. 

En mares más tranquilos y casi intrascendentes, navega la barcaza de la virtual candidata opositora Xóchitl Gálvez, que prometía ser una capitana legendaria que llevaría a buen puerto las aspiraciones opositoras y que en los hechos terminó siendo una tragicómica moza de los verdaderos poderes oligarcas. Estos dominantes tiburones de los mares nacionales no dudaron en aventar a la exsenadora a la travesía imposible, para luego olvidarse de ella en una isla desierta donde la nombraron gobernadora X, con una candidatura sin futuro, pero donde no faltaran las risas en las crónicas de la derrota anunciada.

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