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Oposición ciudadana pura y casta (PAN) contra el PRI hegemónico se trataba, salvo excepciones, de vil envidia

17 de septiembre, 2025

Hoy, varios medios y líderes de opinión se llaman a sorpresa y (eso dicen) y lamentan por una fallida transición democrática en México, pero llama la atención que lo hagan más de dos décadas después de que fue evidente el fracaso de la alternancia en la Presidencia, gubernaturas y demás cargos de elección popular. Qué rápido cayó en las inercias que incluso rebasaron las infamias del priato, sólo que ahora elevado a la “N” potencia. Vicente Fox no quiso (“tuvo ñáñaras”, vergonzosa frase histórica) y en lugar de ejercer el poder con firmeza (su hoja de ruta eran bloqueos de vías públicas, marchas y mítines de protesta, nunca el ganar la elección) cedió ante los chantajes de gobernadores priistas para permitirle gobernar, dándoles todo, excedentes petroleros incluidos, los cuales (obviamente) no se vieron reflejados en un legado de gobierno que beneficiara a todos.

La dicotomía de PAN / ciudadanos independientes, empresarios puros y castos Vs. PRI ineptos, corruptos y abusivos quedó al desnudo rápido como una gran falsedad. De entrada porque para que la corrupción florezca es indispensable que haya dos partes: gobernantes y empresarios, y (tan solo) un botón de muestra son los dichos del libro autobiográfico de Manuel Tello, miembro prominente del gabinete del presidente López Portillo, quien asegura que el destacado panista Manuel Clouthier “MAQUÍO” era de los que más le pedían oportunidades para cambiar pesos por dólares durante la crisis cambiaría de 1982, para sacarlos del país, abonando al agravamiento de la crisis, al tiempo de presentarse ante el público como un ciudadano y empresario ejemplar y sin mácula; la hipocresía, sello de Acción nacional en su máxima expresión, vaya.

En alguna ocasión, en una reunión donde estaba un personaje multimillonario que basaba su fortuna, de décadas, en su relación con el gobierno federal y estatal (sector salud) pregunté a su esposa por gobernadores de su estado, y arrugando la cara afirmaba “¡corrupto, ladrón, ratero!”. Increíble su cinismo, sabiendo que su enorme fortuna fue producto de la relación del marido con esos mismos gobernantes de los cuales renegaba con semejante seguridad en sus dichos y ademanes (políticos, por cierto, emanados de distintos partidos políticos).

Lo anterior no deja lugar a duda: todo aquel discurso de “nosotros los ciudadanos puros; ustedes los gobernantes infames” no era más que una coartada qué escondía tras de sí, sentimientos tan viles cómo lo son una ambición sin límite y un sentimiento tan bajo como lo es la envidia, que mezclada con la ineptitud, inexperiencia e improvisación de los cuadros (mediocres por definición) del PAN, hicieron de nuestra transición democrática un ejemplo… de cómo NO se debe instrumentar un proceso social y político tan complejo como el que supone ese, una transición político / democrática, pero exitosa que las ha habido, tipo Chile o España, por ejemplo.

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