El triunfo apabullante de Donald Trump en la contienda presidencial de Estados Unidos modifica el escenario mundial, donde los conflictos bélicos de gran envergadura como la guerra de Rusia con Ucrania y el genocidio impune en la franja de Gaza, hace más compleja su resolución a través de rutas diplomáticas. Durante la pasada reunión del G20 la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum Pardo, ofreció un interesante discurso en favor de la pacificación, pero sobre todo en materia ambientalista.
La idea de reforestar el planeta luego de siglos de destrucción ambiental deberían ser una lógica de supervivencia de nuestra especie, pero en un contexto belicista tan miope, las buenas intenciones de la mandataria mexicana estaban condenadas al fracaso, cuando no a la crítica inmisericorde de quien no prioriza la realidad mundial, tan cercana a las pandemias y la autodestrucción masiva.
El senil presidente Joe Biden norteamericano facultó a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance en territorio ruso, en lo que parece ser su última divagación apocalíptica, de quien en unos meses pasará al retiro. El escenario muy cercano a una guerra mundial nuclear es una posibilidad real, gracias a la impericia de verdaderos halcones depredadores que no median peligros en la defensa de sus interés económicos particulares a costa de la viabilidad humana.
A pesar de que la diplomacia mexicana logró volver a aparecer en el escenario mundial, con posicionamientos puntuales y razonables respecto a un mundo más belicista y con gobiernos simpatizantes de extrema derecha, sumado a las consecuencias del cambio climático, su influencia diplomática en el rumbo de los países más poderosos es casi nula.
En una suerte de paradoja del destino, a lo largo del sexenio del expresidente AMLO la agenda ambientalista estuvo fuera de sintonía con el gobierno de EEUU, ahora con la llegada del Sheinbaum se topará con el régimen trumpista que es un negacioncita del cambio climático y sus consecuencias. Para muestra contundente está la pasada DANA de Valencia, que es el mejor ejemplo de las catastróficas consecuencias de tener un gobierno derechista que negó la posibilidad de padecer un fenómeno meteorológico producto del cambio climático. Sumado a una respuesta tardía e insuficiente para los damnificados desde todos los niveles de gobierno rebasados en sus capacidades, con la soberbia increíble de no aceptar la ayuda humanitaria internacional.
Esta suma de factores naturales trágicos hace que las catastróficas consecuencias de la irracionalidad humana sean mayores. Cuando más si se trata de amenazas de una guerra nuclear que terminarían con la mayoría de la raza humana, producto de un puñado de potencias mundiales que entienden de los peligros, pero que no se detienen al privilegiar sus particulares intereses.
En esta compleja realidad mundial se da el regreso de México al escenario internacional, con la característica nada agradable de ser el costal de box, que dirime las diferencias políticas al interior de los países que paradójicamente son sus socios comerciales. Con la reciente intención de provincias y estados de Canadá de romper las renegociaciones del T-MEC, para dedicarse exclusivamente a negociar bilateralmente un tratado comercial con EEUU, se abre un nuevo frente en la diplomacia mexicana.
Como se recordará, fue durante el primer mandato de Trump cuando se signó el actual T-MEC luego de la llegada de AMLO a la presidencia de México que permitió mejores condiciones en la negociación multilateral, misma que fue benéfica para Canadá. Ahora con un inminente segundo mandato del supremacista republicano, el aun primer ministro Justin Trudeau pone sus barbas a remojar, ante un impredecible republicano que no olvida las burlas recibidas captadas en video, que le valieron el calificativo de doble cara.
La hipotética ruptura comercial con Canadá, producto de las acusaciones de comercio ilegitimo de mercancías chinas, abrirían un escenario nuevo para revisar más a fondo las condiciones leoninas de las mineras canadienses en territorio mexicano. Aunque en el papel sigue existiendo la cooperación con nuestros socios comerciales, es lógico que el régimen de la presidenta Sheinbaum ya se prepare para todos los complejos escenarios internacionales.
La realidad global se ha modificado hacia escenarios realmente apocalípticos, la llegada de Trump a la presidencia de EEUU fue solo el comienzo, sumado a la devastadora pandemia, junto con la invasión de Ucrania, así como las otras guerras regionales, destacando el genocidio en contra de Palestina, prevén un escenario muy complejo y estresante en los años por venir. Con una enorme posibilidad de convertir a México en un tercer país seguro, víctima de la desigual relación bilateral, exponencial en los tiempos del presidente republicano sin límites.
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