El 3 de noviembre de 2020 fue una fecha que, sin duda, quedará marcada en la historia del mundo porque se llevaron a cabo las elecciones presidenciales de Estados Unidos, un país muy importante, que tiene la capacidad de mantener la atención global sobre él, pero los ojos que más estuvieron atentos al proceso, fueron los de México.
La misma historia nos muestra la relación tan cercana que hay entre Estados Unidos y México. Son socios comerciales y además hay un importante flujo migratorio entre las dos naciones. México siempre ha dependido de manera importante de las decisiones de su vecino del norte por lo que un cierre comercial sería un enorme golpe para las finanzas mexicanas
Donald Trump llegó a la Casa Blanca con un discurso fuerte ya que parecía estar completamente contra los mexicanos. Amenazó con construir un muro fronterizo pagado por México y llamó “loco” al entonces presidente Enrique Peña Nieto. El mandatario estadounidense mostró su completo desacuerdo con la llegada de más migrantes a su país. Todo parecía pintar muy mal para México con Donald Trump, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que la relación no era tan mala con la negociación de un nuevo acuerdo comercial a cambio de la contención del flujo migratorio.
Donald Trump mostró una política proteccionista, pero a pesar de todo no ejerció demasiada presión contra México en ciertos aspectos; además no parecía tan descabellada la idea de contener la migración ya que los empleos no son suficientes para los propios mexicanos y muchos de los migrantes con el sueño americano se quedan varados del lado mexicano.
Con la llegada del nuevo gobierno a México se logró mantener la tranquilidad de Donald Trump y se mantuvo la relación con Estados Unidos; sin embargo, ahora tendrá que haber un reacomodo con la entrada de Joe Biden a la Casa Blanca tras haber ganado las elecciones porque existe la posibilidad de que haya más atención sobre México.
El internacionalista Víctor Jesús Rosas señaló que Joe Biden podría presionar a México para cumplir con los acuerdos ambientales. Con ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador tendría que permitir la entrada a México de más energías limpias y detener el funcionamiento de las nuevas refinerías, sumado a que la CFE no podría tener prioridad porque se violarían los principios de competitividad estipulados en el T-MEC.
Estados Unidos le apostó a Joe Biden y el canciller Marcelo Ebrard deberá ser un buen puente entre ambas naciones para mantener acciones positivas que den beneficios a México y eviten la polarización porque eso significaría un alto costo económico.
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