El compromiso de Latinoamérica con el error y el fracaso es evidente y además, consistente. Cuando el ciudadano de a pie no se encuentra votando por un agitador estudiantil, lo hace por alguien que se dedicaba a tomar pozos petroleros en su juventud o lo hace por un exguerrillero con actividades terroristas en su currículum o, como este fin de semana, por un exconvicto culpable de corrupción.
Claro que, en unos años y si acaso se presenta un lapsus de mínima honestidad, habrá de preguntarse: ¿Cómo llegamos a esto?
Así (Luiz Inácio) Lula da Silva se impuso a Jair Bolsonaro en las elecciones del domingo y habrán de verse las caras en una segunda vuelta; cómo si su administración no hubiera sido un ejemplo mundial de sobornos, fraudes y nepotismo al por mayor (y el de Dilma también) ahora viene por la revancha cortesía de la mala memoria o franca inclinación por el suicidio político y económico de los electores brasileños.
De modo que, mientras en Europa avanza la derecha, de este lado del mundo lo que avanza es la “izquierda” con propiedades en EEUU y guardadito en paraísos fiscales para cuando exista la necesidad de dejar el desastre en que se convirtió el o los países donde se implementó.
Y por supuesto, aunque en su momento le haya tomado días y semanas felicitar a Joe Biden, el Licenciado y su séquito no tardaron ni cinco minutos en salir a congratular a Lula por su victoria que en realidad no es tal, pero eso es lo de menos. Lo importante es quedar bien con los amigos del Foro de Sao Paolo.
Esto mientras por un lado, el flamante secretario de Hacienda y encarnación de Benito Juárez, Rogelio Ramírez, anunciaba que en un intento (erróneo y criminal) por contener la escalada inflacionaria, el gobierno otorgará a las empresas alimenticias una licencia que les exime de cualquier permiso incluyendo aquellos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad así como de Riesgos Sanitarios (¿a alguien le suena Conasupo?).
Por otro lado, uno de los diputados, transformado en diputada trans para cumplir con cuotas de género, de Morena subía a sus redes sociales un video de sí mismo realizándole una felación a su pareja en turno, podemos suponer.
¿Aquí no aplica la ley Olimpia? Parece que no.
Lo anterior sin dejar de mencionar la balacera que se desató en un conocido centro comercial en Zapopan (Jalisco), que dejó un muerto y al menos seis heridos, producto del intento de secuestro a un empresario local.
Otra semana que transcurre en el país más normal del mundo.
Nos leemos próximamente.
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