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Loret, el perseguido… de sus montajes

El caso del montaje televisivo de la falsa captura de una banda de secuestradores en horario estelar, provocó incluso una crisis diplomática con Francia.

8 de agosto, 2025

Israel Aparicio

Ni Julian Assange o Nelson Mandela fueron figuras políticas tan perseguidas como lo es en la cosmovisión de don Carlitos Loret de Mola, quien lejos de aceptar un mea culpa en el caso de los montajes televisivos, se envuelve en la fácil bandera opositora del perseguido político y redentor de la democracia mexicana en peligro de extinción. Por el mismo tenor se encuentra el exflamante consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, ya amparado para que los libros de texto no mencionen su clasismo contra un líder indígena.

Con la liberación de Israel Vallarta, luego de casi 20 años de prisión, el caso judicial fabricado de la banda de secuestradores liderados por la ciudadana francesa, Florence Cassez y su pareja sentimental, Vallarta, en los oscuros tiempos de la AFI liderada por Genaro García Luna, tienen un cierre doloroso para el absuelto ciudadano mexicano que nunca dejó de ser inocente ante la ley.

La podredumbre del sistema judicial mexicano, así como el narcoestado encabezado por el ex presidente Felipe Calderón y su espeluznante ex secretario de Seguridad Pública, García Luna (hoy sentenciado a 38 años de cárcel por delitos de narcotráfico), hicieron posible la elucubración de muchos procesos judiciales insostenibles. Con la natural participación cómplice de Loretito, quien siempre se escudó en que nunca se enteró de nada, para intentar limpiar un poco su actuar que lo condena al basurero de la historia periodística.

El caso del montaje televisivo de la falsa captura de una banda de secuestradores en horario estelar, provocó incluso una crisis diplomática con Francia. Como se recordará, el entonces presidente Nicolás Sarkozy, aprovecho una visita al país con motivo del año de México en Francia para denunciar la faltas al debido proceso judicial contra la ciudadana francesa, que a la postre debió ser liberada por faltas al debido proceso.

Sin embargo la pareja sentimental de la francesa, Israel Vallarta, no corrió con la misma suerte y debió padecer una estancia injusta, ya que esperó una sentencia absolutoria en prisión que le robo dos décadas de vida.

Los responsables de la falsa guerra contra el narcotráfico calderonista, pagarán tarde sus execrables acciones que eran maquilladas desde los medios de comunicación, en especial en los círculos de intereses como fue la falsa activista Isabel Miranda de Wallace, el comunicador Ciro Gómez Leyva y por supuesto Loret.

Gómez Leva y Loret, a pesar de las pruebas contundentes contra el primer círculo de poder calderonista, como son las sentencias contra Luis Cárdenas Palomino y García Luna preso en los Estados Unidos, siempre se han negado a reconocer su actuar cómplice en tan despreciable complot que les hunde en el fango del servilismo, la prepotencia y la deshonestidad intelectual necesaria para el actuar de un verdadero periodismo crítico.

La sociedad mexicana evolucionada en muchos aspectos informativos y con el auge de las redes sociales, difícilmente compra la narrativa opositora prianista de una persecución contra voces críticas, mucho menos la propaganda de extrema derecha, importada de regímenes libertarios patrocinados por oligarquías mediáticas evasoras de impuestos.

Es con la llegada del republicano Donald Trump que la derecha internacional tiene una renovada fuerza que busca controlar a los gobiernos identificados con la izquierda, para imponerles agendas privadas extremistas que ya probaron en la era neoliberal su fracaso para la distribución de la riqueza producida, y la desigualdad económica en los gobiernos de las democracias liberales. En muchos casos con un discurso de los peligros de un socialismo que ya no existe en el mundo, estas ideologías fascistas disfrazadas de libertarias, pretenden atemorizar a diferentes bases sociales con las que buscan llegar al poder para volver a imponer su agenda privatizadora y de intereses de elite.

En México es un caso extraño, donde la ideología de derecha no tiene una verdadera base social que le permita acceder al poder desde las urnas, salvo algún sector bien identificado que nunca ha simpatizado con el régimen morenista, y que alienadamente gusta de exhibir su clasismo y racismo ante todo el que es diferente a su visión ideológica, perfectamente representada en la propaganda fecal producida por Loret y el publicista, mitómano confeso de Carlos Alazraki.

No es que los excesos de gobernadora Layda Sansores contra un medio local no exista, es un antecedente imperdonable contra la libertad de expresión, pero a pesar de lo aberrante, sigue siendo un caso excepcional.

Temas de tendencia en la red X, antes Twitter, llama al humorismo involuntario cuando se revive el “todos somos Loret”, en una percepción distópica que pretende ungir de credibilidad y profesionalismo, la imagen de un periodista que hace muchos años se encuentra enfangado en las cloacas de la desinformación opositora. Sobre todo con la carga enorme del descrédito y la intrascendencia política, que comparte con la alicaída oposición que vive de los errores y la incongruencia morenista, más que de su limitado actuar político.

Vallarta se cansará de denunciar los pesares padecidos dentro de su injusto proceso judicial que le robó 20 años de libertad, los perpetradores del verdadero narcogobierno calderonista apenas empiezan a pagar por sus crímenes y su colusión con los grupos de la delincuencia organizada.

Otros más privilegiados como el capo mayor presidencial calderonista, viven en el exilio dorado de Madrid, desde donde con la cara más dura posible, no se ruboriza en criticar y dar consejos de gobierno a la presidenta Sheinbaum en materia de combate al narcotráfico, y seguridad pública, olvidando selectivamente sus fallas sistémicas y persecuciones criminales durante su irracional falsa guerra contra el narcotráfico.

Loret desde hace años ha pasado el punto de no retorno en el desprestigio y la manipulación informativa más rancia, que le hubieran representado un estudio de caso negativo para las universidades, de no ser por la era de la postverdad en los regímenes populistas de derecha que utilizan la calumnia y la mitomanía como forma de gobierno para sus alienados simpatizantes.

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