Lo mexicano es feo

Lo hecho en Mexico como las artesanías tal vez no, lo que al parecer resulta feo para cierto y numeroso sector de la sociedad es la gente que las produce. Usted no está para saberlo ni yo para cintárselo pero en estos últimos meses he trabajado como infiltrada en un grupo de vecinos en WhatsApp. Es de gente del barrio en el que vivo que pasan el día agobiados y preocupados por el deterioro de la colonia. Lo que más les molesta y causa preocupación es que se permita el ambulantaje, además de otras actividades como el exceso de permisos de uso de suelo y los franeleros. 

El Barrio en el que vivo es Coyoacán, conocido por propios y extraños como atracción turística, artística, histórica y cultural de la capital mexicana. Fue la primera capital de La Nueva España. Es famoso por haber tenido habitantes célebres como Frida Kahlo, Diego Rivera, Emilio Fernandez, León Trotsky, Hugo Argüelles, Heberto Castillo Dolores del Río, Octavio Paz, Salvador Novo, Sara Garcia y muchísimos otros que fueron vecinos del barrio lo que atrae a turistas de todo el mundo que quieren conocer las casas y las calles en las que vivían estos personajes. Además Coyoacán cuenta con museos, galerías, centros culturales, parques y sitios históricos que enriquecen el trazo colonial aún adoquinado y lleno de árboles, casonas y fincas. 

Muy egoísta me parece y bastante absurdo que los colonos de esta zona queramos cerrarla solo para nosotros y nos cause molestia la visita de turistas extranjeros y nacionales. Por el contrario, al menos a mí me llena de un secreto orgullo la admiración que provocan sus calles y su ambiente. 

Volviendo a mi trabajo como espía, todo empezó con algo que me contaron unos artesanos con los que he hecho una linda amistad y que ofrecen sus bellísimos trabajos textiles en el Jardín Allende, el que está frente al Mercado, pues me confesaron que sufren discriminación y racismo por parte de un grupo de vecinos que trabajan todos los días sin cansancio mandando cartas a la delegación y al gobierno central para exigir que se les prohíba vender porque consideran que afean y ensucian la colonia. A mí me consta que ellos traen bolsas para recoger cualquier basura que puedan generar. Y no solo eso, muchas veces se llevan basura que no tiraron ellos sino gente que pasaba, traen toallitas húmedas y agua por cualquier cosa que se pueda derramar y dejan el espacio impecable; pagan una cuota semanal bastante alta a la delegación por el espacio. 

Lo que sí no entiendo es cómo alguien puede considerar que su puesto lleno de color afea el paisaje. Sus textiles, cojines, manteles, bolsas etc. bordados a mano por ellos mismos llenan de color y alegría las calles. Tanto es así que los turistas se sienten atraídos como imanes por su artesanía, igual que por los objetos de madera o flores que venden otros artesanos. La mayoría son de origen Mazahua, su lengua originaria alegra y enriquece el espacio haciéndonos sentir la verdadera esencia mexicana ancestral. Eso no les parece así al honorable grupo de vecinos en el que fui incluida al grupo por residir dentro de la demarcación afectada. 

Con desagrado y sorpresa leo todos los días los comentarios racistas que estas personas que por tener apellidos extranjeros y piel de color más clara considera tener más derechos y ser dueños de las calles. No solo solicitan que se les prohíba estar ahí, de verdad no quieren ni que pasen por las calles aunque no sean en las que ellos viven, absurdas y ridículas peticiones como que no se estacionen los coches frente a sus propiedades, en toda la acera no solo en las puertas de acceso, que no haya vendedores de ningún tipo ni cafeterías o restaurantes, pues todo eso ocasiona ruido que altera el bienestar de sus familias y con el pretexto de que atenta contra su salud. Una de las propuestas más risibles fue que cambiarán la ruta de los microbuses porque les molesta que pase por sus calles. Estas personas olvidan un factor muy importante que es que las personas que viajan en transporte público son humanos, que de por si se tiene que levantar muy temprano y viajar durante horas para ir a sus lugares de trabajo, no están paseando ni yendo a divertirse pero ellos consideran que todavía deben caminar más cuadras para tomar el transporte y que a ellos ni les moleste que pase cerca de sus casas. 

Me tranquiliza acordarme de los 100 compromisos de la Doctora Claudia Sheinbaum en los que se compromete a proteger y apoyar a los grupos vulnerables como lo son las personas indígenas y sé que Clara Brugada está en el mismo tenor. ¿Cómo es posible que esta gente que cree que vive todavía en la colonia sea tan poco sensible y olvide lo más importante? Ellos, las personas originarias, son los verdaderos dueños del territorio mexicano, tienen todo el derecho de vivir y trabajar y nosotros debemos reconocerlos y honrarlos porque son la esencia pura de nuestra raza. Los que fuimos llegando a este país y a esta ciudad debemos hacerlo con respeto y cordialidad y no como ellos pretenden, haciendo a un lado y oprimiendo nuevamente a los que por su color y origen consideran inferiores.

Mi trabajo como infiltrada en este horrendo grupo es compartir con los artesanos sus intenciones semanales de ser escuchados en una alcaldía que poco conocen porque los que vivimos aquí sabemos muy bien que mientras haya loches aquí hay permisos para prácticamente todo.

Un tip, antes de cambiarse de casa conozcan las peculiaridades de la zona. Si lo que quieren es privacidad y un ambiente “Selecto” pues búsquense una privada en otra zona. Aquí por mucho que se quejen no van a ganar nada. Coyoacán es y será para todos, pero sobre todo para quienes llevan siglos habitándolo y lo han hecho tan bonito e interesante.

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