La sacudida en la educación mexicana (Réquiem por MEJOREDU)

Comenzó un nuevo ciclo escolar y una nueva legislatura en el Congreso. Para cuando esté leyendo estas líneas, es posible que el pleno de la Cámara de Diputados haya votado en favor de eliminar siete órganos autónomos para que sus funciones sean responsabilidad de ministerios del Poder Ejecutivo. Los legisladores que impulsan la reforma han argumentado que dichos organismos presentan una carga fiscal excesiva para los contribuyentes y que realizan funciones duplicadas que ya son competencia de otras dependencias federales. El debate fue agitado, pero el dictamen fue aprobado y ahora está en discusión para una probable promulgación por voto mayoritario. 

Entre los órganos en peligro de extinción, quizá el que más resuene entre la opinión pública sea el del Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) que quedaría integrado a la Secretaría de la Función Pública. No han faltado periodistas y organizaciones de la sociedad civil que afirman que sería una pérdida para la transparencia y la rendición pública.

Otros organismos han recibido menos apoyo. Uno de ellos es la Comisión para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU). Esta Comisión existe desde 2019, cuando la reforma educativa eliminó al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) y lo refundó en la figura de este organismo dedicado a desarrollar proyectos de investigación y propuestas de políticas públicas dirigidas a mejorar las condiciones de la educación en México.

En su momento, MEJOREDU fue criticada por considerarse una versión descafeinada del INEE, tal como lo plantean Spencer y Backhoff  que no cumplió con las expectativas de brindar evaluaciones confiables del estado de la educación en México. Más aún, en un momento, sus diagnósticos fueron publicados a destiempo.

A pesar de los defectos de este organismo, no es posible negar que continuaba realizando una función necesaria para la mejora y calidad del sistema educativo mexicano. La idea de que la Secretaría de la Educación Pública (SEP) quede como única responsable de la evaluación y diagnóstico da lugar a diversos cuestionamientos sobre el mérito de los nuevos ejercicios.  La SEP es una de las dependencias del Poder Ejecutivo con más responsabilidades, esta propuesta pondría más peso en manos de la SEP.

La intención de los organismos autónomos es que puedan trabajar sin depender de la politización o partidización de las iniciativas de política pública. Al eliminar MEJOREDU, no hay garantías de que las evaluaciones sean realizadas de forma independiente a los intereses políticos del momento o con distancia al programa ideológico oficial de un partido u otro. Bien podemos dar el beneficio de la duda, pero las garantías son limitadas. 

La secretaria presidente de MEJOREDU, Silvia Valle Tépatl, acaba de publicar un comunicado dirigido a la opinión pública para defender la existencia de la comisión. El pronunciamiento, disponible en el portal PROFELANDIAe numera las diferentes acciones realizadas por MEJOREDU en los últimos años y su contribución al sistema educativo.  Existen puntos válidos, como la especialización técnica de la Comisión para realizar evaluaciones, pero es difícil creer que este escrito vaya a mover a la opinión pública.

Para la mayoría de los ciudadanos (y votantes), la educación es un indicador engañoso. La mayoría de los padres de familia tienen como referencia elementos concretos tales como las instalaciones escolares, la disponibilidad de útiles, los apoyos para que sus hijos puedan seguir estudiando… los ejercicios de evaluación y las recomendaciones de política pública no son productos que estén de primera mano para decidir si la calidad del sistema educativo corresponde a sus necesidades y expectativas. Por eso es posible que muchos electores se encojan de hombros cuando les digan que MEJOREDU desapareció.

Una lástima, porque la información es el gran insumo del siglo XXI. Si desaparece MEJOREDU, podemos decir con cierto fundamento, que tendremos un menor acceso a la información sobre lo que sucede en las escuelas mexicanas. Quizá ya solo podamos darnos una idea de qué se aprende en la escuela por medio de la propaganda oficial y del periódico descalabro que nos llevamos en PISA cada tres años sin mayor consecuencia que los titulares en los medios.

Pero, la desaparición de MEJOREDU no es lo único que se avecina para la educación mexicana.  La actual Unidad del Sistema de Carrera de Maestras y Maestros (USICAMM) también tiene los días contados. Este Sistema, también implementado entre 2018 y 2019, tenía el objetivo de convertirse en el gestor del ingreso y promoción de los docentes a las plazas magisteriales. Sin embargo, como explica Jorge Mejía, USICAMM nunca logró consolidarse y las protestas por parte del magisterio fueron frecuentes contra un proceso que consideraron injusto y arbitrario.

 A pesar de USICAMM buscó suavizar las condiciones de evaluación que habían estado vigentes unos años antes con la implantación del Servicio Profesional Docente, un importante sector del gremio magisterial nunca lo aceptó. Consideraban que se había convertido en un obstáculo y en una fiscalización inapropiada de la labor docente, encasillada en exámenes de opción múltiple. Ahora, el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) impulsa su desaparición definitiva. Queda la incógnita sobre cómo se seleccionarán a los futuros docentes del país. 

Como usted puede ver, el sistema educativo mexicano está en medio de una sacudida. Se busca el cambio radical, pero no queda claro en qué dirección tornaremos. Lo único cierto es que comenzó un nuevo ciclo escolar y que millones de estudiantes esperan cambios en favor de la calidad de sus aprendizajes. Millones de padres de familia esperan que las escuelas mexicanas cumplan con su misión; millones de docentes buscan el desarrollo óptimo de su profesión. Cualquier otro resultado será quedarse corto.

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