Juventud Amenazada

Con la soberbia y aire de perdonavidas que lo caracteriza a Epigmenio Ibarra, dijo en un programa de Ciro Gómez Leyva que “Hay un uso repugnante, una explotación repugnante que hace la oposición de la violencia demencial del narco”. Olvidando así y renegando de su trabajo como cineasta que recreó e idealizó haciendo una apología del delito del narco con sus exitosas series.

Cubrir la nota roja en el periodismo es un trabajo extremo. Cruzas las líneas legales e ilegales para llegar la verdad y mostrar con todo su crudo rostro la situación del país.

Eso experimentó un joven Tapachulteco que falleció a manos de unos sicarios sin deberla ni temerla, cuando según versiones de testigos (que piden el anonimato) el joven venía del gimnasio cuando la muerte lo sorprendió en la entrada de su casa, ya que venía huyendo después de ser testigo de un asesinato una calle antes y tener la osadía de tomar un video o fotografía del hecho.

Esa es una versión, pero como haya sido, a los grandes personajes de la vida nacional se les olvida, ya que se sirven con la cuchara grande, mientras que los que verdaderamente sufren son el “pueblo” a los que dicen representar.

Uno de los sectores más vulnerables es el de los jóvenes, los cuales al comenzar a hacer sus cosas para prepararse una carrera profesional o de algún oficio se arriesgan en las calles de Tapachula y de cualquier lugar de nuestro extenso México.

Desgraciadamente, con los últimos acontecimientos violentos en contra de autoridades que tienen algo de poder, vemos que el pueblo mexicano está indefenso ante el gobierno, ante los narcos y ante la delincuencia que se escuda en los derechos humanos.

Para muestra un botón: en Chiapas, la desaparición y asesinato de jóvenes se ha convertido en un problema alarmante. Durante 2024, se han registrado 234 menores desaparecidos en el estado, con un aumento considerable en los últimos años, especialmente entre jóvenes y mujeres de comunidades indígenas.

El número de jóvenes desaparecidos ha seguido una tendencia creciente desde 2018. En 2022, hubo 110 casos de desapariciones, de los cuales el 70% involucraba a personas menores de 25 años. Para 2023, esta cifra aumentó ligeramente a 115 casos, mientras que en 2024 ya se contabilizan 105 jóvenes desaparecidos hasta la fecha.

En cuanto a jóvenes asesinados, aunque los datos específicos para Chiapas no siempre se desglosan por edad, a nivel nacional la violencia contra jóvenes es muy alta. Se estima que, en varias regiones de México, incluido Chiapas, un alto porcentaje de los asesinatos corresponde a jóvenes entre 12 y 29 años, quienes a menudo se ven involucrados en actividades del crimen organizado o son víctimas de violencia extrema.

La crisis de violencia en Chiapas refleja un contexto de vulnerabilidad, especialmente para jóvenes, y exige una respuesta más efectiva por parte de las autoridades para abordar tanto las desapariciones como los asesinatos.

Esto nos lleva a que tengamos que defendernos a como dé lugar, y además debemos exigirles a las autoridades municipales, estatales y federal que hagan algo en beneficio de la seguridad de los mexicanos.

Así, por todo el país hay miles de municipios, donde sus Presidentes Municipales no saben cómo lidiar con la inseguridad, porque solo se mantienen expectantes de lo que les digan que se va a hacer desde las autoridades federales encabezadas por el ejército.

En el caso de Tapachula, el Alcalde Yamil Melgar Bravo, se encuentra agazapado en sus oficinas sumergido en reuniones de acomodo de personal y los grandes problemas de la ciudad quedaron en el limbo burocrático que no resuelve nada y que  en cambio sí planea mucho y crea un seguro camino hacia la mediocridad.

Ahora se ve más moviente de patrullaje de las fuerzas castrenses que de los policías estatales y de los municipales. Quedando la prevención del delito en un peligroso abandono que expone a todos los ciudadanos, dándose así los ataques de los sicarios de manera impune con alevosía y ventaja, dándose el lujo de rematar a las víctimas o de dejar sus cabezas en los toldos de los autos, tal y como pasó con el Presidente Municipal de Chilpancingo (Guerrero).

A pesar de todo, ya se ven signos de combate al crimen. Desgraciadamente, lo hacen en lo oscurito, para que nadie se entere, lo cual solamente abre la puerta a una gran corrupción, porque sin información a la sociedad o pueblo, como les llaman hoy, no hay manera que demuestren que están trabajando.