IFIGENIA Y EL MITO

Uno de los mitos más difundidos y que han inspirado a múltiples autores es el de Ifigenia, en algunas epopeyas griegas tardías y, sobre todo, en los trágicos, es hija de Agamenón, Rey de Micenas y de Clitemnestra, hermana de Orestes que fue mandada a sacrificar por su padre para que soplara el viento y las naves avanzaran a la segunda guerra contra Troya, Eurípides es quien escribe la tragedia que narra su vida y destino en “Ifigenia y los Tauros”. Goethe también trata el tema en su obra de teatro de seis actos “Ifigenia en Táulide”, fue tema para Gluck en su ópera del mismo nombre y en México Alfonso Reyes escribe “Ifigenia Cruel” en 1924 (durante su exilio en España) representada cuatro años después por la Compañía de teatro Ulises de Antonieta Rivas Mercado.

Ifigenia Martha Martínez y Hernández nació en la Ciudad de México un 16 de junio de 1925 y falleció un 5 de octubre de 2024, casi 100 años de una vida intensa, compleja, difícil en ocasiones, pero de la cual debió de sentirse orgullosa como lo plasmó en su último acto público el pasado primero de octubre del presente año cuando tuvo el honor bien ganado de entregarle la Banda Presidencial a la Doctora Claudia Sheinbaum de Tarriba en la Sesión solemne de investidura del Congreso de la Unión como Presidenta de la Cámara de Diputados a la cual había llegado por representación proporcional el primero de septiembre dentro de la actual Legislatura. Este cargo lo tuvo también de 1976 a 1979 (por el distrito 22 del DF), de 1994 a 1997 y de 2009 a 2012. También fue Senadora del Congreso de la Unión y Diputada Constituyente de la Ciudad de México entre 2016 y 2017.

Su ideología de izquierda la acompañó toda su vida. Estudió Economía en la UNAM (1942 a 1946) y fue la primera mujer mexicana en hacer su Maestría en Economía de 1947 a 1949 en Harvard donde también logró su Doctorado de 2011 a 2013. Militó en el PRI en el PRD (fundadora) y en Morena. Cercana al presidente Salinas de Gortari (de quien fue profesora de Economía), recuerdo una conferencia que le escuche sobre la legitimidad del poder, aún conservo el texto y alguna de las notas que alcance a tomar en esa plática, ella afirmaba que “para que un pueblo reconozca a un poder como legítimo es necesario que transcurra cierto tiempo, y ello debido a que los principios de legitimidad son justos y razonables solo en parte. Toda legitimidad vendrá normalmente precedida de un estado preparatorio al que se puede denominar pre-legitimidad, todo gobierno comienza siendo uno que en sus orígenes no disfruta de un consenso general pero que se esfuerza cada día por lograrlo en la confianza de alcanzar definitivamente el día en que consiga desarmar a la oposición. La pre-legitimidad es la más difícil de las pruebas que pueda sortear una organización política para asegurar su supervivencia futura y permanente. Para pasar de un estadio al otro se requiere el transcurso del tiempo y que al menos una minoría crea en el principio que lo inspira de manera activa y con fervor cuasi religioso, sublime, es un reconocimiento total casi ilusorio. La legitimidad se nutre más de pasión que de doctrina”.

“Cuando el pueblo confiere a una determinada forma de gobierno, la condición de poder legítimo se sobreentiende también que siente una satisfacción por la labor del gobernante. Las acciones por el que un gobierno legítimo puede demostrar su eficacia son: el orden, la paz interior, la seguridad exterior, la victoria militar y el prestigio en todas sus formas”.

Una vida plena es la que llevó la Maestra Ifigenia, fiel al nombre que llevó y que en griego significa “mujer de estirpe fuerte”, con los antecedentes mitológicos del mismo, por ella misma y su actuar hasta el final de su vida es ya una mujer ejemplar.

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