En el año 2016 el entonces Secretario de Turismo Enrique de la Madrid sorprendía con el anuncio de un programa que iba a contrapelo del dogma neoliberal a ultranza, llevado al paroxismo entre los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, y era que el Estado entraría como agente económico activo en el sector, como socio inversionista en la hotelería, poniendo énfasis en Huatulco, uno de los exitosos CIPs desarrollados por FONATUR. A manera de “capital semilla” el Estado mexicano sería accionista (de hasta por 50%) en algunos hipotéticos desarrollos hoteleros. Se esbozó una cifra: hasta 2500 llaves o cuartos de hotel, en una primera etapa.
Lo anterior daba la razón a muchos, y me incluyo: el último presidente de la Revolución mexicana no fue Don José López Portillo (adjetivo autoimpuesto) sino Carlos Salinas de Gortari, que no por nada siempre, en sus apariciones en los medios ya como expresidente, conferencias y libros publicados, ha renegado de tal doctrina económica, desmarcándose de la misma y situándose en el llamado “liberalismo social”, término acuñado por el ideólogo por excelencia del viejo sistema de partido hegemónico, Don Jesús Reyes Heroles.
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Sin embargo, tales intenciones de su parte solo quedaron ahí, en eso, en una mera nota periodística. En los hechos y como quizás el único opositor serio en la actualidad, no ha demostrado sino ser más neoliberal que el mismísimo doctor Ernesto Zedillo, al mostrarse abiertamente en contra de todo lo hecho, proyectado y ejecutado en el presente sexenio. Nada está bien en la administración lopezobradorista según él. Este hecho, por elemental lógica y cálculo político lo limita de forma radical, al solo poder ser escuchado con seriedad por el exiguo e insuficiente 25% del electorado que ha estado, está y estará, en contra de TODO lo que tenga que ver con el actual presidente Andrés Manuel López Obrador y su momento social y político, sin ser capaz de reconocer acierto alguno, ni tampoco acercarse en algo a los postulados de la Revolución Mexicana, la llamada hoy ‘tercera transformación’, de la cual su propio Padre, el expresidente Miguel de la Madrid (QEPD) emanó como primer mandatario de la Nación, de 1982 a 1988.
Más papista que el Papa, pues, se muestra Don Enrique, quien por cierto, indirectamente y sin tener obviamente la intención, ha dado la razón al presidente AMLO en algo: la desaparición del CMPT (consejo mexicano de promoción turística) no fue un desatino, ya que en este sexenio, México ha escalado en materia de recepción de Turismo internacional, del sitio número siete al número dos, ni más ni menos.
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